Visión y disciplina, los valores que se mantuvieron firmes durante 60 años de La Casa de los Cristales
El 1 de octubre próximo se cumplirán 60 años de aquella jornada de 1962, cuando abrió sus puertas en un local pequeño de la calle Rivadavia. Hoy, sus instalaciones se reparten entre el amplio negocio de Sarmiento y Brown y la moderna planta en el Parque Industrial. Una empresa que comenzó hace seis décadas pensando en el mercado olavarriense y que hoy se expande con sus productos por distintos puntos del país.
Después de terminar el secundario en la Escuela Nacional de Comercio, y de transitar un par de años por las aulas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Plata, en los albores de los '60 una charla de Mario Mónaco con su hermano Valentín cambió para siempre la historia familiar y de la industria del vidrio en la ciudad de Olavarría.
Sabedor de sus iniciativas para el armado, organización y evolución en el ámbito empresario, Valentín -fabricante de muebles, 17 años mayor- propuso a su hermano embarcarse en un rubro que en Olavarría estaba ausente: la venta de espejos.
Así, el 1 de octubre próximo se cumplirán 60 años de aquella jornada de 1962 que abrió sus puertas -en un local pequeño de la calle Rivadavia- La Casa de los Cristales, convertida hoy en una empresa líder a nivel nacional en la industria del vidrio desde su moderna planta del Parque Industrial.
Sin perder el tono de empresa familiar, a los 6 meses de su inauguración ingresó al negocio José Filardo (esposo de una hermana de Mario y Valentín). El crecimiento de la marca fue una constante y ese 1968 fue un año clave: VASA (Vidriería Argentina S.A.), por entonces dependiente de la Pilkington, la eligió como distribuidora de sus productos en un amplio mercado, y el grupo accionario se vio incrementado con la llegada del escribano Rafael Stefano y el contador Manuel Castro, quien al retirarse de la firma un tiempo después transfirió sus acciones al resto de los socios.
Pasó de abastecer a un puñado de clientes en Olavarría a insertarse como una potente referencia en el mercado argentino, sin perder la condición de empresa familiar: hoy el ingeniero Mariano Stefano y el arquitecto Esteban Mónaco son socios - gerentes generales del Grupo La Casa de los Cristales.
Miembros de la segunda generación al frente de la empresa, padres de una tercera que no tardará en sumarse a las plantas ubicadas a la vera de la Ruta 226 o en la intersección de Sarmiento y Brown, ambos oficiaron de anfitriones en las luminosas oficinas del PIO.
Contaron que cuando el 20 de marzo de 2020 el histórico gerente general Mario Mónaco, con la irrupción de la pandemia, aceleró el retiro de la firma ambos decidieron componer una conducción bicéfala. De experiencia no carecían: llevaban casi 25 años entre las paredes de La Casa de los Cristales.
Esteban recordó que "después de la vinculación con VASA la empresa empezó a crecer en el mercado en la comercialización y distribución del vidrio, se logró generar un galpón en Brown y Sarmiento con puentes - grúas, y llevamos el vidrio a diferentes puntos del país, principalmente de la zona norte de la provincia de Buenos Aires hasta Ushuaia".
El crecimiento fue caminando de la mano de la diversificación y la primera rama que se sumó fue la industria de la madera. "Empezaron ir los camiones hacia el norte con vidrio y volvían cargados maderas. Así se inició la división maderas" relató.
En la ramificación apareció la empresa de transporte La Estrella del Sud (que tuvo un fuerte lazo con la por entonces Calera Avellaneda y canteras vecinas, aunque ya no pertenece al grupo); una incursión en esa industria sin chimeneas que es el turismo (allá por los '90) y hasta la comercialización de comestibles que venían desde el Norte.
"Durante los años '80 la división maderas llegó a ser hasta más importante que la división vidrios. Vidrios empezó a crecer a comienzos de los '90, cuando pasó de ser el vidrio normal o estirado -que se llamaba- a ser el vidrio flotado o el cristal. Compramos máquinas de corte y ahí empezó la gran movida, que con el tiempo creció más que la madera" acotó Mariano Stefano.
Los '90 significaron un giro copernicano en la industria del vidrio y a la par la evolución de LCC en un momento muy especial en la vida de Esteban y de Mariano. "Ahí nosotros nos estábamos recibiendo, empezamos a meternos en la empresa y a ver el costado industrial. A tal punto que pasada la crisis del 2001 afirmamos esa faceta de la empresa más industrial" narró Esteban. Por otro lado, la urbanización empezaba a imponer reglas antagónicas con el crecimiento empresarial.
"La Municipalidad nos impedía seguir industrializando el vidrio en Sarmiento y Brown, ya no podían salir camiones cargados con vidrio en un sector tan poblado, casi en el centro de la ciudad. Paralelamente nosotros queríamos expandirnos, no pensábamos quedarnos ahí, y ahí fue cuando en 2004 Helios Eseverri propuso mudarnos, porque pretendía fomentar este rincón de PIO" rescató Mariano Stefano.
En este predio donde hoy se palpa una enorme actividad económica en todos los rincones, por entonces sólo tenía la compañía del molino y de la distribuidora de combustibles. En la actualidad LCC ocupa una parcela de tres hectáreas, con 6.000 metros cuadrados cubiertos entre la nave industrial, oficinas y administración a los que se sumará un galón de stockroom en plena construcción, donde los insumos se almacenarán de manera inteligente en el proyecto de abordar también el e-commerce.
"Nosotros apuntamos muy seriamente al mercado del vidrio y a los procesos. Desde los 2000, cuando aspirábamos a cumplir con los tres grandes procesos que tiene el vidrio: templado, laminación y DVH (doble vidriado hermético)" repasó Esteban.
"Para eso había que invertir. Nos vinculamos con una empresa de Estados Unidos muy reconocida a nivel mundial, que nos designó representantes en la Argentina de los espaciadores. Fuimos sumando vínculos con las grandes firmas y empezamos a adquirir equipamiento y experiencia" añadió. En palabras todo se puede concentrar en dos o tres párrafos, en la vida real la trayectoria fue otra.
"Fue mucho tiempo, viajamos mucho, recorrimos muchos lugares buscando las máquinas justas; fuimos a lugares a buscar un producto y a otros a buscar las máquinas. Esto lo podemos concentrar en algunos minutos, pero fueron 25 años" subrayó Mariano Stefano.
Mariano resaltó algunas ventajas comparativas coincidentes con la nueva planta: "Nos favoreció que esta es la primera nave industrial del país pensada para la medida jumbo del vidrio. En Brown y Sarmiento hubiese sido imposible".
"En 2004 VASA empezó a fabricar la súper medida en hoja, de 5.50 x 3.70, y por entonces ninguna empresa estaba preparada para ese tamaño. Cuando nos mudamos pensamos en una empresa para manipular una hoja de este tipo" celebró.
Otros roles fueron asumiendo. "Fue necesario educar al mercado argentino en el uso del DVH, por ejemplo, que no había una actividad importante. En eso incluimos al fabricante de aberturas, al vidriero y dentro del mercado de aberturas el aluminio, el PVC, y líneas que abandonar como la del hierro, madera" precisó. Un cuarto de siglo después nadie concibe comprar la carpintería de aluminio si no tiene un doble vidriado hermético.
La evolución en la construcción se llevó a la rastra a la industria del vidrio. "La arquitectura generó mayores visuales", explicó Mariano. "El vidrio es uno de los materiales con mayor proyección en la industria de la construcción y uno de los más antiguos… lo usaban los egipcios. Hoy se han desarrollado tremendas torres, como la 'Burj Khalifa' de 828 metros de altura en Dubai, y está recubierta en vidrio" pintó Esteban Mónaco.
"El vidrio es protagonista" enfatizó. Para ello son necesarios los procesos que anidan en las naves de LCC, donde se preparan soluciones que deben soportar, sostener, aislar. "La tecnología en el vidrio ha avanzado de una manera increíble. Hoy existen vidrios que tienen una doble y una triple capa de plata, porque lo que se busca que rechacen la radiación y a la vez dejen pasar la luz" resaltó Esteban.
En La Casa de los Cristales la política hacia la inversión es permanente: "Estos últimos dos años han sido propicios para invertir. La construcción se vio favorecida durante la pandemia y nosotros no somos ajenos a eso. Lo que hicimos fue trabajar y creer siempre en el rubro en el que elegimos".
Recientemente se adquirió la cuarta planta de fabricación de DVH, creció la flota de camiones hasta 9, se sumó una nueva máquina de corte para separar la distribución con los multiprocesos, añadida una apuesta fuerte en software.
La Casa de los Cristales tiene también marca propia, "Climanet DVH", con un desarrollo propio y la provisión de "know how" a 15 colegas, para ser luego de 4 años de su lanzamiento la más relevante del mercado nacional. En este marco, frenarse no está permitido dijo Esteban: "Sabemos todo lo que genera la industria del vidrio y no nos quedamos. Estamos haciendo vidrio inteligente, un vidrio que se llama 'smart'; seguimos innovando en DVH, seguimos innovando en templado".
"Con el renovado furor en las canchas de pádel estamos proveyendo a todo el país; nos han buscado de las grandes marcas relacionadas con la industria del deporte para sus propias canchas. Pensamos permanentemente en innovar y tenemos espacio para crecer" sostuvo.
En tal sentido, ambos piensan viajar en las próximas semanas al exterior para ver, después de la inmovilidad impuesta por la pandemia, "cómo se movió el mundo en estos dos años alrededor del vidrio". Seguridad y medio ambiente son otras dos preocupaciones de la firma. "Para nosotros es básico. Veinte años atrás se manejaba el vidrio a mano y hoy prácticamente se toca en un porcentaje muy bajo. Y también existe un especial énfasis en el reciclado de los residuos" remarcó Esteban.
Esteban y Mariano no acabaron la charla sin destacar el espíritu de los pioneros: "No se quedaron sólo con el mostrador y la atención al público. Acercaron el vidrio a diferentes puntos del país, hasta convertir a nuestra empresa en líder dentro del mercado nacional con algo que nosotros hoy tratamos de inculcarle a la tercera generación, visión y disciplina".
"Pensamos una empresa para que dure 100 años más" proyectaron. Muy lejos trascendió aquella iniciativa que Mario y Valentín Mónaco dieron a luz en octubre de 1962. Tan lejos como que llegaron con la calidad de sus vidrios olavarrienses para brindar aislamiento térmico a las ventanas de las bases argentinas en la Antártida.