Durante las temporadas altas, las aerolíneas en Estados Unidos suelen ocupar sus vuelos sin mayores inconvenientes, pero en fechas menos concurridas, lograr un equilibrio financiero se convierte en un desafío. A pesar de que las principales aerolíneas informan ingresos récord y una alta demanda en primavera e invierno, la inflación de septiembre ha provocado una caída del 13% en los precios de los boletos en comparación con el año anterior.

Ante este escenario, las aerolíneas se ven obligadas a idear nuevas estrategias para atraer a los viajeros y optimizar el uso de sus aviones, enfrentando costos como el combustible y la mano de obra. Con 260 millones de asientos por llenar en el último trimestre del año, están ofreciendo tarifas tan bajas como las de un par de entradas de cine.

Por ejemplo, Southwest Airlines ha lanzado vuelos por tan solo 29 dólares durante octubre, buscando llenar más asientos en un contexto donde la tarifa promedio ha aumentado en comparación con el año anterior. Otras aerolíneas como JetBlue Airways y Spirit Airlines también han experimentado disminuciones significativas en las tarifas, con reducciones del 12% y del 28%, respectivamente.

Ante la cambiante demanda, algunas aerolíneas están adoptando medidas adicionales, como volar menos en días con menor flujo de viajeros. Aunque las tarifas atractivas de dos dígitos son una estrategia común, algunas voces en la industria señalan que esta situación podría no ser permanente. Bob Jordan, director ejecutivo de Southwest, sugiere que la demanda podría aumentar durante la temporada de invierno.

A pesar de las perspectivas positivas para las reservas de vacaciones de fin de año, existe la advertencia de que las tarifas bajas actuales podrían no perdurar. Henry Harteveldt, fundador de la firma consultora Atmosphere Research Group, destaca que es probable que las tarifas se estabilicen en 2024, especialmente si la inflación persiste.