¿Quién fue fray Mamerto Esquiú?
Vatican News profundizó junto a fray Pablo Reartes (un estudioso de la vida de fray Mamerto Esquiú) sobre la figura del proclamado beato argentino y la importancia de su legado, teniendo en cuenta la gran contribución del religioso en temas como la defensa de los derechos, la comunicación y el servicio a la Iglesia, ya que fue periodista, diputado y obispo de la ciudad de Córdoba:
La importancia de su vida espiritual
Asimismo, Fray Pablo destaca que el religioso desempeñó innumerables oficios y tareas, tanto eclesiásticas como civiles: fue periodista, docente, diputado por la provincia de Catamarca, legislador y también escribió cinco sermones patrios en distintos momentos difíciles de la historia de la República Argentina.
Pero lo más importante -continúa explicando Fray Pablo- fue su vida espiritual, que la hereda de San Francisco de Asís, ya que Mamerto perteneció a la provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata, en Argentina, erigida en 1612.
Un obispo cercano a su pueblo
El 12 de diciembre de 1880, fue nombrado Obispo de Córdoba y tomó posesión de su sede episcopal el 16 de enero del año siguiente. Cabe destacar que el legado pastoral de este fraile franciscano, aún vive en el corazón de la Iglesia argentina, que lo recuerda como un hombre austero, que se empeñó en reordenar la administración diocesana, poner nuevamente en acción la pastoral eclesiástica y conocer personalmente a los pueblos y fieles de su diócesis.
El milagro: la curación de una niña tucumana
En este sentido, nuestro entrevistado explica que hay innumerables testimonios sobre la santidad de Fray Mamerto, quien trabajó sin descanso y con gran generosidad, poniendo su vida al servicio de la Iglesia hasta el día de su muerte, el 10 de enero de 1883, en la posta catamarqueña de "El Suncho".
Y precisamente la devoción del pueblo fue fundamental en el camino hacia la beatificación de Esquiú. Las oraciones de los fieles a este querido Obispo dieron sus frutos, especialmente con la concesión de un milagro que fue aprobado por la Comisión Teológica de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano: la curación inexplicable de una niña recién nacida con osteomielitis femoral grave, hecho que ocurrió en la provincia argentina de Tucumán.