Según declaró José Guillermo Capdevila en 2012, tampoco recibió instrucciones para que acelerara los tiempos del expediente de Ciccone: "No, no recibí instrucciones al respecto, en el caso hemos visto en la dirección que era un tema que interesaba la respuesta a la AFIP y respondimos en cuanto fue posible, pero no se recibió indicaciones".

En la "Causa Ciccone" se investiga, entre otras hipótesis delictivas, si Boudou influyó desde su cargo de ministro para que la AFIP le concediera beneficios a la quebrada Ciccone para salir de su situación, a cambio de beneficiarse él mismo o a empresas vinculadas con él.

"El ministro no le está dando la instrucción o la orden (a la AFIP) de que se otorgue lo solicitado sino que dice que lo sustancie, es decir que le dé el trámite que corresponda según las facultades que tiene el organismo", aseguró Capdevila.

La declaración que prestó Capdevila el 19 de marzo de 2012 ante el entonces fiscal de la causa, Carlos Rívolo, no parece complicar la situación del vicepresidente, Amado Boudou, en el expediente.

Según Capdevila, al contestar una consulta de la AFIP sobre la posibilidad de beneficios para facilitar el rescate de Ciccone, Boudou -quien por entonces era ministro de Economía- "no le está dando la instrucción o la orden de que se otorgue lo solicitado sino que dice que lo sustancie, es decir que le dé el trámite que corresponda según las facultades que tiene el organismos" recaudador.

Capdevila declaró bajo juramento de decir verdad que el área que estaba a su cargo respondió a la consulta que la decisión final "estaba dentro de la órbita de las facultades de la AFIP".

"Lo que se dice allí es que de acuerdo con las normas aplicables lo consultado por AFIP era de su exclusiva responsabilidad, no obstante lo cual, dada la importancia estratégica de la empresa y la protección de las fuentes de trabajo en el marco de la política económica nacional, estaba dentro de las facultades del ministro contestar lo que contestó", explicó Capdevila.

"A mi modo de ver, ningún ministro contestaría que se cierre una empresa estratégica y que se pierdan fuentes de trabajo; tampoco contestaría que no se preocupe por el interés recaudatorio, porque la experiencia demuestra que la AFIP recauda mejor en un plan de pagos que en una quiebra", evaluó.