En las últimas semanas, el Gobierno ha anunciado una nueva fase de su plan económico, conocida como "etapa 2". Esta etapa se enfoca en resolver los problemas generados por la apreciación cambiaria. La estrategia incluye la creación de las Letras Fiscales de Liquidez (LeFi), que sustituyen deuda del Banco Central por deuda del Tesoro, y la venta de dólares en el mercado paralelo para absorber los pesos emitidos por la compra de divisas.

Estas medidas surgieron como respuesta a una situación financiera cada vez más compleja, donde el crecimiento de los dólares paralelos elevó la brecha cambiaria al 50% y el riesgo país comenzó a aumentar. Aunque la brecha se redujo al 35%, el riesgo país sigue en aumento, indicando que las políticas actuales tienen impactos a corto plazo pero complican la dinámica futura.

El contexto inicial del plan incluyó un ajuste económico tradicional con una gran devaluación, contracción del gasto, liberación de precios y aumento de tarifas sin una adecuada coordinación. Este enfoque aceleró la inflación y llevó a una recesión significativa, con una inflación que superó la depreciación del dólar, resultando en una apreciación acelerada del tipo de cambio.

La apreciación del tipo de cambio generó problemas significativos, como reticencia exportadora, mayores gastos en turismo y servicios, y presiones cambiarias a través de la brecha con los paralelos. Además, la devaluación pautada no es sostenible, con reservas que se agotaron y una situación que se torna más complicada con el paso del tiempo.

La "etapa 2" del plan debería enfocarse en resolver los problemas generados por esta apreciación cambiaria. En lugar de profundizar las medidas actuales, se necesita un rediseño que incluya modificaciones a la tasa de devaluación fija, eliminación del "blend" y abandono de la esterilización de la emisión por compra de reservas. Es crucial presentar una hoja de ruta clara y definir el esquema objetivo, ya sea una dolarización o un sistema de competencia de monedas.

Las políticas actuales no han abordado adecuadamente la acumulación de reservas, esencial para enfrentar los servicios de la deuda externa y reducir el riesgo país. La falta de reactivación económica, incluyendo la recuperación del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones y la reinicio de la obra pública, también es un punto crítico que necesita atención.

En resumen, el enfoque del Gobierno ha sido incompleto y transitorio. Un rediseño integral es necesario para evitar una crisis más profunda y para establecer un plan de estabilización duradero. La lección es clara: sin una revisión adecuada, el país podría enfrentar una crisis aún peor, con la reinstalación del cepo como una posibilidad real.