El director del SAME, Alberto Crescenti, confirmó que la mañana del domingo Piñeiro fue trasladado al Hospital Fernández luego de ser encontrado en su domicilio con bajos signos vitales. Horas después, fue llevado al Sanatorio Otamendi, donde el parte médico oficial indicó que "El paciente se encontraba en estado reservado, con asistencia respiratoria mecánica, producto de un ACV hemorrágico". 

Durante ese tiempo, se vivieron momentos críticos en relación a su salud, y se generó una cadena de oración espontánea en la comunidad del espectáculo. Modelos, periodistas y celebridades en general se volcaron a las redes para elevar una plegaria por su recuperación. Sin embargo, la noticia de su fallecimiento impactó profundamente en los corazones y desencadenó un mar de recuerdos. 

Ricardo Piñeiro nació en febrero de 1956 en Montevideo, Uruguay. En la década de los 90, se convirtió en uno de los mayores representantes de modelos de Argentina, creando un imperio con las figuras femeninas más destacadas del país, que copaban las tapas de revistas y los programas de televisión. Durante esos años, su agencia dirigía a las modelos más destacadas y solicitadas del momento, como Andrea Frigerio, Mariana Arias, Verónica Lozano y Paula Chaves, entre otras. En 2011, sufrió un duro revés económico que lo obligó a reinventarse, un episodio crucial que significó un punto de inflexión en su vida. 

Por una estafa, perdió "hasta el nombre", reconociendo que también tenía una parte de responsabilidad en lo sucedido. A pesar de no ser un buen empresario, más bien un "idealista", esta experiencia fue fundamental en su aprendizaje. Con el tiempo, decidió alejarse del universo fashion y enfocarse en su vida personal, compartida con sus perras, combinando su pasión por la fotografía, una actividad que se tomó cada vez más en serio gracias al reconocimiento de Gabriel Rocca. 

Este célebre fotógrafo, quien había trabajado con él en su agencia, notó un talento que Piñeiro desarrolló con su habitual tenacidad. Así llegó a exponer en diferentes salas del país, utilizando como musas a sus adorados perros y las edificaciones emblemáticas de la ciudad. Lejos de los flashes, Piñeiro también dejó de ocupar aquellos ríos de tinta en la prensa. 

Hasta que volvió a ser noticia cuando trascendió su ayuda como voluntario en la iglesia Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón, donde colaboraba en la asistencia a personas en situación de calle, así como la batalla que libró contra el alcoholismo y la sanación que encontró en el mismo espacio religioso. Una vez conocida la noticia, Fernanda Villaverde fue una de las primeras en manifestarse: "Richard, no puedo más del dolor. Que descanses en paz. Te amo y amaré siempre", escribió junto a una foto en la que se los ve lookeados en blanco y negro para algún evento de tantos.

El legado de Ricardo Piñeiro: de la cima de la moda a la ayuda desinteresada