Escasez de repelente para mosquitos: ¿Quién es responsable?
S.C. Johnson, la empresa detrás de la marca "OFF", enfrenta críticas por la falta de abastecimiento y los altos precios en medio de un brote de dengue.
En medio de un alarmante brote de dengue, los argentinos se encuentran lidiando con la escasez de repelente contra los mosquitos transmisores, y las críticas apuntan directamente hacia una empresa multinacional de renombre: S.C. Johnson.
Esta compañía, de origen estadounidense, no solo es la productora de la reconocida marca "OFF", sino que también comercializa otros productos masivos como "Fuyi" y "Raid" en Argentina. Sin embargo, a pesar de la creciente necesidad sanitaria de la población, S.C. Johnson está siendo señalada por ejecutar prácticas abusivas debido a su posición dominante en el mercado.
Los consumidores han expresado su frustración por la falta de disponibilidad del producto y la disparidad de precios entre los diferentes comercios. En las redes sociales, las quejas no se hacen esperar, con usuarios acusando a la empresa de aprovecharse de la situación para aumentar los precios de manera exorbitante.
Ante las críticas, desde la empresa han declarado que si bien están incrementando la producción, la demanda ha superado todas las expectativas. Sin embargo, se omiten comentarios sobre los altos precios que están afectando a los consumidores.
Resulta especialmente preocupante el hecho de que el valor de un simple frasco de repelente, que a principios de año oscilaba entre $2.500 y $3.000, ahora se encuentre hasta diez veces más caro, sin una justificación económica clara más allá de la decisión de la compañía.
Es importante destacar que el principal componente utilizado en los repelentes de mosquitos, el N,N-dietil-meta-toluamida (DEET), fue desarrollado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en 1946 con fines militares, y posteriormente liberado para uso público. Sin embargo, la accesibilidad a este producto es ahora objeto de preocupación para muchos argentinos, quienes se ven obligados a pagar precios exorbitantes para proteger su salud en medio de la crisis del dengue.