En un giro impactante de los eventos en Gran Hermano, Virginia decide enfrentar a Furia por sus supuestas manipulaciones y mentiras, especialmente en relación con la leucemia que Furia afirmaba padecer. Virginia expone las contradicciones y la doble vara de Furia en su afán por ganar el juego, incluyendo el uso de su enfermedad como estrategia. La tensión aumenta cuando Virginia revela que Furia mencionó su posible leucemia antes de ingresar al programa, pero luego cambió su discurso dentro de la casa. Las cámaras del programa se apagan repentinamente en medio de la discusión, generando aún más intriga entre los espectadores. Además, Virginia enumera una serie de comentarios ofensivos de Furia hacia otros concursantes, resaltando su comportamiento controvertido durante todo el programa. El episodio deja al descubierto la tensión y la rivalidad entre los participantes, así como la complejidad de las relaciones en el reality show.