Mark Chavez, un médico de San Diego, se declaró culpable en el caso de la sobredosis fatal de drogas que resultó en la muerte de Matthew Perry. Tras llegar a un acuerdo con los fiscales en julio, reconoció este miércoles su culpabilidad en el “delito grave de asociación delictuosa para distribuir el anestésico quirúrgico ketamina”.

Chavez acordó cooperar con las autoridades mientras la Oficina del Fiscal Federal presenta cargos más severos contra el Dr. Salvador Plasencia, quien, según los fiscales, proporcionó directamente ketamina a Perry. Además, Jasmine Sangha, conocida como la “reina de la ketamina” de Los Ángeles, es otro objetivo importante en la investigación, ya que suministró las dosis que llevaron a la muerte del actor el año pasado.

Durante la audiencia, Chavez estuvo acompañado por su abogado y respondió a varias preguntas de la jueza Sherilyn Peace Garnett. Renunció a su derecho a juicio y escuchó cómo los fiscales detallaban sus encuentros con Plasencia en San Diego y Los Ángeles, donde entregó ketamina obtenida con recetas fraudulentas. En total, admitió haber suministrado 22 viales de 5 mililitros de ketamina y nueve pastillas de la misma sustancia.

El médico permanecerá en libertad bajo fianza hasta su sentencia, programada para el 2 de abril. Como parte de las condiciones, entregó su pasaporte y acordó entregar su licencia médica. La jueza le advirtió que no está obligada a seguir ninguna recomendación del acuerdo y podría sentenciarlo hasta por 10 años, aunque es probable que reciba una pena menor debido a su declaración de culpabilidad y cooperación.

Su abogado, Matthew Binninger, comentó brevemente a los periodistas fuera del tribunal que “Mark se declaró culpable y eso ahora es de dominio público. Acepta la responsabilidad y se establecerá la sentencia”.

Matthew Perry fue encontrado muerto por su asistente el 28 de octubre de 2023, y el médico forense determinó que la ketamina fue la causa principal de su fallecimiento. El actor había estado usando la droga a través de su médico habitual en un tratamiento legal, pero no indicado, para la depresión, que se ha vuelto cada vez más común.