El presidente argentino Javier Milei ha desvelado un plan audaz para hacer frente a la gigantesca deuda de 16.000 millones de dólares, resultado del polémico juicio por la expropiación de YPF. Bautizado como la "Tasa Kicillof", este impuesto lleva el nombre de Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires y exministro de Economía durante la presidencia de Cristina Kirchner, cuando se produjo la expropiación en cuestión.

La Audaz Jugada de Milei: La tasa Kicillof para salvar a Argentina de una deuda millonaria

La propuesta de Milei surge como una respuesta directa a la reciente negativa de la justicia estadounidense, liderada por la jueza Loretta Preska, de extender los plazos para que Argentina pague la garantía mientras apela el fallo. Esta decisión pone a la nación en una posición vulnerable, con riesgos de embargos inminentes a partir del 11 de enero si no se presentan acciones de pago​​.

Milei, en un tono crítico, ha descrito la creación de este impuesto como una manera de recordar a los ciudadanos argentinos "la barbaridad que hizo Kicillof". La tasa, que aún carece de detalles precisos, será implementada a través de un "bono perpetuo". Este instrumento financiero podría ser clave para manejar la deuda sin recurrir a recursos existentes, que según Milei, actualmente no están disponibles​​​​.

La situación se enmarca en un contexto complicado, donde Burford Capital, el fondo que debe ser compensado, adquirió los derechos de Petersen Energía, poseedor del 25% de YPF antes de su nacionalización. La justicia ha dictaminado que es el Estado argentino, y no la empresa, quien debe asumir esta responsabilidad financiera​​.

Sebastián Maril, asesor de Research for Traders, señala que el veredicto de Preska es lo que muchos anticipaban: exoneración para YPF, pero una carga pesada para Argentina. Para la representación legal del país, el monto a pagar debería calcularse en pesos en la fecha del fallo y luego convertirse a dólares, un detalle que podría tener implicancias significativas en el valor final de la deuda​​.

Con la "Tasa Kicillof", Milei no solo intenta afrontar un desafío económico mayúsculo, sino que también da un paso estratégico en el tablero político, marcando un claro distanciamiento de las decisiones pasadas y apuntando a una solución creativa y, ciertamente, controversial.