El 7 de agosto de 2024, Plaza de Mayo se vio desbordada por una multitudinaria marcha organizada por centrales obreras y organizaciones sociales en protesta contra el gobierno de Javier Milei. La movilización, que llevó el lema "Pan, paz, tierra, techo y trabajo", reflejó un rechazo generalizado a las políticas del actual presidente, acusándolo de ser un "déspota" y de empeorar la crisis económica del país.

Entre los participantes se encontraron movimientos sociales como Barrios de Pie, la Utep, el Evita, y la Corriente Clasista y Combativa, así como gremios fuertes de la CGT y dos CTA. Pablo Moyano, de la CGT, advirtió sobre un plan de lucha que podría intensificarse, señalando que "la conflictividad social va a ir creciendo".

Desde la CTA Autónoma, el secretario general Hugo "Cachorro" Godoy criticó a Milei por duplicar el hambre en los últimos ocho meses y acusó al gobierno de "despotismo". Destacó que la crisis humanitaria se está profundizando y llamó a la resistencia y la unidad para superar la situación actual.

Alejandro Gramajo, de la Utep, acusó al gobierno de "empujar al exterminio social" y dijo que Milei está librando una guerra contra el pueblo trabajador, advirtiendo sobre la posibilidad de una crisis humanitaria sin precedentes.

La jornada también contó con una significativa participación de la Iglesia, destacando la presencia del arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, quien presidió una misa centrada en el santuario del barrio de Liniers. García Cuerva criticó la indiferencia hacia la pobreza y la falta de humanidad en la discusión sobre cifras económicas.

Plaza de Mayo Llena de Protestas

En la marcha, también estuvo presente una columna del gobierno bonaerense con ministros y intendentes aliados a Axel Kicillof, como Carlos Bianco, Andrés "Cuervo" Larroque, y Walter Correa. La Cámpora tuvo una participación más moderada con Lucía Cámpora y Eduardo "Wado" de Pedro.