Carlotto y sus tres hijos se reunieron con Guido después de 37 años en La Plata bajo un total hermetismo. Además de encontrarse con una abuela como Estela, Guido tiene tres tíos particulares que conoció el miércoles: Claudia es la titular de la Comisión Nacional por el derecho a la Identidad (Conadi), que se ocupa de los casos de jóvenes que se presentan espontáneamente para averiguar si son hijos de desaparecidos apropiados durante la última dictadura (aunque paradójicamente el caso de Guido se derivó a tribunales); Remo es el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados; y Kibo es el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires.

Además, Guido todavía tiene que conocer a sus trece primos, pero para empezar, prefirió ir despacio. "Estoy feliz de la vida, nos super entendimos. Vamos a ir de a poco, porque nosotros somos muchos. El se crió como hijo único en el campo y nosotros somos los Campanelli. Así que hicimos un encuentro íntimo. El es tranquilo, no ansioso como nosotros. Y es muy especial, muy inteligente", contó por la noche a Página/12, Claudia Carlotto.

La reunión de hizo en La Plata. Empezó a las tres de la tarde y se extendió hasta las nueve y media de la noche. Hubo sánguches, mate, cerveza, picada y muchas lágrimas. "Hablamos de todo. El busca mucho el consenso, es sano, tiene sensibilidad social. Fue muy cálido, pero también estuvo muy bien plantado, sabe lo que quiere". Claudia dijo que no encontró en Guido nada que físicamente le haga acordar a Laura, su hermana, porque "es un calco del padre", aunque cada integrante de la familia va a intentar ver similitudes. "Yo busqué y busqué y para mí nada, pero cuando lo vea la abuela paterna se va a impresionar. En cambio me identifiqué con su humor, tiene un sentido del humor muy parecido al nuestro y eso me hizo acordar a mi hermana", reveló Claudia.

Guido fue con su mujer y algunos amigos cercanos. Les habló de su música, de cómo decidió dedicarse a eso aunque al principio no era una opción que le encantara a las personas que lo criaron, pero que luego lo apoyaron. Les dijo que se estaba construyendo una casa y bromeó con ahora tenía una abuela que lo podía defender.

Página/12