La celebración de esta fecha ha constituido la unión afectiva de las fuerzas vinculadas a la industria madre, una exteriorización que dejó establecido el alto propósito de rendir también un homenaje a los agricultores del país.

La convocatoria se realizó el 13 de agosto de 1926, en el Prince George''s Hall, a las 20.30, el cubierto costaba $22 y el banquete era sin etiqueta. Asistieron más de 700 comensales y estaba representado en dicha reunión los más altos exponentes porteños y de todo el país: Bolsas de Comercio, toda la banca nacional -Sociedad Rural-, Centro de Exportadores, Embajadas extranjeras, Cámaras del Yute, Centros Consignatarios, Ferrocarril Oeste y del Sud Argentino, Bolsa de Ganados, Centro de Propietarios y Centro de Navegación Transatlántica, entre otros.

Realizando una apretada síntesis y tomando un retazo de la historia, los festejos del Día del Cerealista eran promovidos por la Sociedad de Acopiadores de Cereales de Bahía Blanca, entidad que fue fundada el 2 de noviembre de 1946.

Sociedad vinculada plenamente al quehacer cerealero, participando activamente de la información y apoyando constantemente a quienes merecían recibirlo, por ejemplo a la Escuela de Recibidores de Bahía Blanca, inaugurada en el año 1948 de la Junta Nacional de Granos, luego cerrada y su apertura nuevamente en 1954, que actúa hasta la fecha con la más alta capacitación técnica, distinguida nacionalmente. Generalmente la cita se realizaba en el Hotel Frasca, de calle San Martín y en algunas oportunidades en un campo de Tornquist.

Llega por último la creación de la Bolsa de Cereales y ésta aglutinó a todos los sectores, incluso tomó cauce nacional, fiesta que en definitiva cumplía los preceptos de los iniciadores que solamente era con los participantes locales sino del todo quehacer cerealero del país para compartir esa hermosa reunión en el abrazo fraternal y el conocimiento de las personas.

Fue fundamental la creación de la División Técnica (Laboratorio) que se inició en Rondeau y Güemes y luego su centro principal en Chiclana y Lavalle, la Sociedad Acopiadora entre otros vio con sumo agrado tal creación, ya que de la misma se retiraban los certificados verdes de acopio 1966 y el azul de productor directo, 1959.

Cuando se refiere a la palabra cerealista se están incorporando en el concepto una serie de valores, algunos de los cuales son difíciles de explicar a aquellos que no forman parte del sistema, pero que interesa que conozcan y sepan que cuando se habla de cerealista hay una referencia directa con el diálogo de los sectores, el orden del negocio y sus formas y normas, la transparencia y los fueros.

Con el paso del tiempo, esta actividad se fue perfeccionando y es importante recordar la tarea de cada una de las personas que interviene en algún eslabón de la larga cadena que tiene que ver con el agro. De esta forma, es necesario mencionar a los productores, acopiadores, cooperativas, corredores, industriales aceiteros y molineros y finalmente a los exportadores que son quienes ejercen la tarea de la venta al exterior y traslado de estos productos, los que, pasarán a formar parte de las mesas de habitantes de todas partes del mundo.

La palabra cerealista encarna valores tales como transparencia, consenso, compromiso, palabra empeñada, arbitración ante la duda. Define toda una tradición acuñada y transmitida por generaciones a lo largo de toda la cadena de valor que comienza en el productor y concluye en la exportación.

En este día tan especial para los cerealistas, bueno también es afirmar que la mercadería que pasa por sus manos también tiene un valor intrínseco, porque más allá de las pizarras, en el interior de una semilla o de un producto elaborado con esa semilla, está incorporado el conocimiento, la investigación, la inversión de los criaderos, la biotecnología, las innovaciones de la industria, y la lista se hace interminable.