Historia de los comienzos de Alfredo

-Hace ya 50 años que estoy en el cuerpo. Ingresé a bomberos porque siempre llamó mi atención. Me crié en un hogar de niños. Tenía más o menos 7 años cuando un día se prendió fuego una gomeria que estaba a unas cuadras del hogar, y me escapé para ver el incendio. Me senté en un cordón de la esquina y me puse a ver como trabajan ellos. Se había quemado la gomeria Pestoni de Moreno y Estrada. Ahí pensaba "que lindo ser bombero para ayudar a la gente". El tiempo finalmente me trajo a la institución. Y volvería a ser bombero hasta el día en que me muera. Para mi bomberos representa algo muy grande. Es tanto el tiempo y los años acá que hablo de la institución y me emociono. Yo amo bomberos. Lo llevo muy adentro mio. Encontré la familia que no tuve acá adentro. Bomberos es mi familia.

Alfredo cuenta sus momentos mas sublimes en el cuerpo…

- Junto a mi grupo, fuimos unos de los primeros en capacitarnos para hacer rescate en altura. Antes no teníamos ese tipo de preparación. Un chico de Suiza, capacitado en rescate, fue quien nos instruyó a mi y otros 10 bomberos en esta área. Hicimos un simulacro de rescate, a más de 25 mts. de altura. Subimos una camilla con un compañero, practicando tanto la subida como la bajada por soga.

Su carrera como bombero

Pasamos tiempos complejos acá adentro. Hubo momentos en que la institución no tenía poder adquisitivo para comprar equipos o elementos. Nosotros íbamos a los incendios con lo que teníamos con tal de ayudar, a veces hasta incluso con la vestimenta incompleta. En lo personal me mantenía muy fresco, muy vivo el poder ayudar a otras personas sea como sea. A nosotros nos tomaban examen desde la Regional de Azul para ascender de cargo. Teníamos la escuela acá en nuestro cuartel, por lo que lo teníamos las herramientas necesarias tanto para la parte teórica como práctica. La escuela de bomberos fue siempre muy buena. Te capacitaba en muchos ámbitos no solo del trabajo y lo técnico sino también a nivel personal.

Anécdotas inolvidables…

Tuve una salida en barrio AOMA. Esa noche estábamos por comer un asado junto al grupo de la guardia en el cuartel de Alsina. Era un incendio grande, por lo que salimos dos dotaciones. En un momento, un compañero -Lastape- se cayó en un pozo bizcachero del terreno, y la unidad lo pasó por arriba. Al principio pensamos lo peor. Rápidamente lo asistimos y llevamos al hospital donde le hicieron una resonancia y resultó que ¡no tenía nada!. Creo yo que eso fue un milagro. A las 12 de la noche estábamos con mis compañeros, incluso él, comiendo el asado. De ahí en más, siempre tengo presente que nos tenemos que cuidar entre nosotros cuando estamos en los siniestros.