Todo indica que es posible pensar en la elección de una carrera o de un trabajo en tiempos de cuarentena y la Promo 2020 de Esquiú es un ejemplo. Sin acceso a Internet ni clases presenciales y con los rituales del último año de la secundaria en pausa, aceptaron encontrarse cada viernes a las cuatro de la tarde. Lo hicieron por WhatsApp, para tomarle el pulso a lo que querían ser y hacer al egresar. El 75% resolvió seguir estudiando y el resto trabajará (muchos ya lo hacen) o se imagina gestando un emprendimiento.

No son los únicos: 550 estudiantes de 40 escuelas secundarias de Olavarría ya se plegaron al programa Orientación Vocacional Ocupacional que dicta la Facultad de Ingeniería de Olavarría (FIO) y quedan decenas en lista de espera. Lo hicieron al ritmo de la pandemia que aceleró los plazos en materia de virtualidad y ese histórico servicio gratuito cara a cara derivó en plataformas online, redes sociales, llamadas telefónicas o cuadernillos físicos para que nadie quedara afuera. Ya sumaron alumnas y alumnos de Olavarría y pueblos rurales mientras intentan traspasar fronteras para avanzar incluso en escuelas ubicadas al pie de la montaña.

"Al principio las emociones subían y bajaban", reconoce la psicopedagoga del proyecto, Florencia Bellomo, ante un escenario poblado de incertidumbre, apatía, miedos, aburrimiento y enojos.

Así fueron los primeros meses del año, con muchos adolescentes que admitían "vivir en pijama o en la cama, que no querían ni mostrar sus caritas" mientras "otros se levantaban, hacían cosas y atravesaron por distintos momentos de marzo ahora", apunta María Inés Berrino, también integrante de esta propuesta que nació en 1983 pero que hoy se resignifica al compás del Covid-19.

El dato alentador es que este segundo cuatrimestre asoma con "chicas y chicos distintos, más expectantes por ser promo y pensarse más allá de la secundaria", apunta la licenciada en Trabajo Social.

Rescatan que durante esta crisis sanitaria "aprendieron a maniobrar además de lo tecnológico y virtual, la forma de simbolizar el contacto y los vínculos en la distancia", observa Ignacia Capitanich, la psicóloga del grupo.

Sin fronteras

Desde la FIO brindan asesoramiento sobre la educación superior o el mundo laboral a estudiantes del último año del nivel secundario. En la década del 80 la mayoría de los egresados prefería irse a estudiar e independizarse. Hoy, en cambio, muchos optan por ofertas más cortas, con salida laboral rápida y sin apuro por dejar sus hogares.

Cada año más del 40% de los estudiantes que egresan del secundario hacen el curso de Orientación Vocacional Ocupacional que ofrece la FIO y este año, si bien con matices, el promedio prácticamente se mantiene.

"Se busca colaborar, favorecer los procesos de elecciones en esta trama tan compleja que tiene que ver con diseñar el proyecto de vida, de estudio o de trabajo, donde la carrera es una de las tantas decisiones que se toman pero no la principal o la única", enfatiza la licenciada Berrino.

Eso sí, el aislamiento y las aulas cerradas redefinieron vínculos y experiencias. "Es muy distinto para las personas que tienen recursos y seguir tanto el trabajo como el estudio o la recreación pero se torna muy complejo para quienes no tienen acceso a este bien cultural. Hay una complejidad y diversidad enorme", reconoce la trabajadora social.

La orientación se realiza mediante aulas virtuales, Zoom o Meet y en forma grupal, siempre tratando de entrecruzar a jóvenes de diferentes escuelas. En paralelo promueven grupos de WhatsApp con las promociones de sexto que no tienen Internet. "Tuvimos varias intervenciones y una experiencia riquísima, por ejemplo, con más de 20 estudiantes de Esquiú", grafica Berrino (ver aparte).

Otra estrategia para garantizar el acceso al curso fue el envío a domicilio de cuadernillos en papel o "a las escuelas donde repartían otros cuadernillos o alimentos y me los devolvían por un motomandado, sin cargo para el estudiante, y hacíamos el intercambio de sus proyectos", destaca la profesional.

De los 1200 alumnos que egresan este año casi la mitad ya hizo la capacitación de cinco semanas. "Es para el Partido de Olavarría pero nos han contactado de muchos lugares. Nos llamó una profesora de un pueblo rural de Bariloche a la que asesoramos porque no tienen Internet. También una docente de Santa Fe y de varias ciudades de la región", detalla con entusiasmo.

En todos los casos ven esperanzador que en este contexto de pandemia "la juventud siga pensando en sus proyectos de porvenir que es una gran forma de salud mental esto de poder proyectarse", dice la trabajadora social apuntalando desde un presente que no es fácil.

Los miedos que suelen aparecer en lo presencial vuelven a hacerse presentes en lo virtual y tienen que ver con el éxito en el logro de metas y el despegue del hogar, en el ingreso al mundo universitario donde "la valoración personal que hace en función de ´no voy a poder´, ´no soy tan inteligente´, ´no sé estudiar´", explica Ignacia Capitanich.

Esos vaivenes se fueron procesando en cada encuentro hasta que llegar a un "siempre me gustó hacer tal cosa", "no me había dado cuenta que esto me gustaba tanto" o "no había pensado que esto tenía algo que ver con aquello que siempre hice y me gustó".

"Trabajamos el despegue de la casa, cuando sucede que se van a estudiar a otro lado y la cuarentena se plantea como una oportunidad de aprendizaje, de saber hacer, de experiencia respecto del estar distanciados de nuestros afectos. Es un factor que suele preocupar o asusta un poco al pensarse fuera de sus casas, antes y ahora", observa la psicóloga.

En ese contexto, al igual que en la prepandemia, es frecuente que aparezca el factor económico como parte de la búsqueda de una carrera que permita "una salida rápida y hacer dinero, así lo plantean". Capitanich lo atribuye a que son estudiantes "nacidos después de 2001 y tienen algún efecto en la construcción de la vocación. Tanto las representaciones sociales como estereotipos, fantasías y temores se abordan como parte del proceso de orientación y nos arroja información importante para la toma de decisión de cada estudiante".

Con vaivenes

¿Cómo se las ingenian para que puedan pensar en un futuro viable en medio de un presente tan incierto e inestable? "Lo proponemos desde el proyecto de vida no desde la elección de una carrera" aunque es un hecho que la angustia por la pérdida de rituales que esperan en toda la secundaria, como la presentación de distintivos o la fiesta de egresados, "los ha desmotivado", reconoce Florencia Bellomo. Sin embargo, "pueden proyectarse en un mañana, con cautela porque hay cuestiones económicas que son determinantes, pero pensar en el proyecto de vida conecta con la vida. Hay nuevas posibilidades también con universidades públicas que ofrecen virtualidad para sostener regularidad y eso los alienta", observa la psicopedagoga.

Ver, hacer y tener aparecen como verbos sustantivos. "Buscamos que se sepa que existe esta posibilidad y que no es solo para las personas que quieren seguir estudiando sino que se piensa como un proyecto de vida, de trabajo y de estudio", enfatiza la licenciada Berrino.

Lo que preocupa, desde el inicio de la pandemia, es una desigualdad social "muy fuerte porque se ve el impacto de la crisis aunque pudimos avanzar y llegar a cubrir la demanda".

"Hubo muchísima participación", agrega Ignacia Capitanich a pesar de que se contabilicen deserciones superiores a lo presencial y específicas de este tiempo, por superposición de cursadas en escuelas o falta de conexión. "Lo resolvimos con un grupo de WhatsApp y se manda en físico el cuadernillo", aclara.

Pero en la mayoría de los casos la virtualidad se convirtió en "un dispositivo que a los chicos y chicas les permite acercarse, sobre todo a los que tienen más timidez. Acceden sin prender la cámara pero participan y ponen voz. Esas son algunas de las oportunidades que rescatamos de la pandemia y, en general, el balance de este tramo inicial es muy bueno", concluye la psicóloga.

"Fortalecer el derecho a la educación"

La virtualidad estaba en la hoja de ruta pero no tan pronto y "nos tuvimos que aggionar rápidamente por la pandemia", admite Florencia Bellomo, que lleva cinco años en el programa de Orientación Vocacional Ocupacional de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN. Lo dice convencida de que las plataformas online son un puente necesario e inevitable pero que al mismo tiempo hubieran dejado al margen de este servicio gratuito que brinda la Universidad a muchos estudiantes si la oferta sólo pasara por Internet.

"Hay diferentes situaciones y casos donde hay una computadora para toda la familia o se cayó la red o tuvieron que asistir a la familia, o no pueden cargar datos, o hubo situaciones con violencia. Aparece todo el escenario que estaba antes pero que se exacerba al no tener otras redes o vínculos de contacto", analiza con preocupación María Inés Berrino. De ahí que haya un trato casi personalizado a través de instituciones y docentes.

A su vez el programa hace eje en el trabajo grupal pero también colectivo ya que es parte de una red de orientación a nivel nacional y otra latinoamericana donde los grupos de WhatsApp ayudan a monitorear lo que sucede en otros rincones del país o del continente. "No hay tantos lugares que brinden este servicio a tan gran escala como el nuestro. En general trabajan a demanda. A nosotras nos interesa fortalecer el derecho a la educación de éste y otros programas y trabajamos muy en acción", explica la trabajadora social.

Un ejemplo es el vínculo que lograron con egresados de los parajes Las Piedritas y La Moderna o de escuelas que funcionan en Sierra Chica, Loma Negra, Colonia San Miguel y en las zonas más alejadas del centro donde muchos adolescentes no tienen Internet ni dinero para la recarga móvil. Entonces, el contacto "lo hacemos a través del papel o por llamadas telefónicas. Es muy interesante ver cómo consultan, preguntan y de alguna manera se potencian en esto de pensar en el futuro", destaca Berrino.

En el mientras tanto perciben, de un lado o del otro, que los humores adolescentes fueron oscilantes y van desde el "aplastamiento emocional con una mezcla de aburrimiento, apatía, temor y enojo" hasta pasar ahora a "tener más actividad y más posibilidades de salida. Están distintos y expectantes por tener esta experiencia de ser promo que, en la virtualidad, tiene otra de vivencia de falta de contacto físico y de visualización". María Inés Berrino observa como positivo que "hay muchas escuelas trabajando muy bien en seguir relacionándolos o preparar algún evento que tenga que ver con la muestra del distintivo" en esta era online que obligó a recalcular metas y planes.

Reunión

Se realizará una reunión de orientación para familiares de los grupos que egresan del secundario en 2020.

Será en dos horarios: el martes 1 de septiembre a las 19 por zoom. Y el miércoles 2 de septiembre a las 19 por whatsapp, para personas con dificultades en la conectividad.

Las inscripciones se pueden realizar en vocacion@fio.unicen.edu.ar y el objetivo es intercambiar experiencias y reflexiones sobre el final de una etapa de sus hijos/as.

La cita de los viernes

Con 26 egresados, la Promo 2020 de Esquiú es la más numerosa en la historia de su secundaria. De ese total, 21 alumnos hicieron la Orientación Vocacional Ocupacional dela FIO. ¿EL resultado? Un 75% quiere seguir estudiando y el resto trabajando -en la práctica muchos ya lo hacen- dispuestos a mejorar su oficio o mirar otros horizontes y convertirse en microemprendedores.

La mitad de los que optarán por una carrera asume que en paralelo deberá trabajar. En los intereses hay una enorme diversidad, desde docencia y profesorados hasta Ingeniería, Sociales o Psicología. Pero también "hay dos chicos que juegan al fútbol en clubes de afuera y ése es su proyecto. Otros tienen dotes artísticas. Hay un alumno que baila maravillosamente y está capacitándose. Es muy diverso el paisaje a futuro de la Promo 2020 de Esquiú", asume con orgullo Gabriela Vigneau, docente de la institución.

"Con los chicos estamos muy agradecidos con María Inés (Berrino) por redoblar la apuesta. Trabajamos vía WhatsApp. Yo dicto Trabajo y Ciudadanía y la sumamos en mayo al grupo de sexto. Todos los viernes a las 4 de la tarde ella proponía actividades para descubrir su vocación y saber qué querían en un futuro tan incierto como este 2020. Fue una experiencia muy gratificante, les sirvió mucho", destaca la profesora.

Poco a poco "se fueron planteando qué quieren ser y hacer, expresando su realidad, sus limitaciones en un contexto de aislamiento donde el acceso a la tecnologías se complica bastante. Muchos han tenido que salir a trabajar en este receso o acompañar a sus papás tratando de no descuidar materias, cumpliendo con actividades y con videollamadas para seguir conectados con la escuela. La experiencia de la orientación ha sido muy positiva", valora Vigneau.