Claro que la respuesta del público no es la misma que en la prepandemia. En primer lugar, porque Bin Baires trabaja ahora con horario reducido: arranca a las 7 de la mañana y, desde el martes, la Provincia habilitó a la empresa para prolongar su apertura hasta las 2 de la madrugada, aun cuando el Departamento Ejecutivo local extendió ese plazo nocturno hasta las 3. "Nosotros nos regimos estrictamente por lo que ordena la Provincia", puntualiza Jiménez, recordando que en un primer momento, el horario de cierre fue fijado a la 1 de la mañana para los 11 casinos y los 44 bingos que funcionan en el territorio provincial.

Lo cierto es que, en ese sentido, se advierte una disminución notoria de asistentes al lugar, tal vez por los temores que inspira el virus global o quizás porque, es real, las posibilidades han disminuido, ya que el emprendimiento que depende de la Lotería Bonaerense sólo ha podido habilitar el 50% de su maquinaria tragamonedas. Entonces, "quizás van viniendo de una forma más esporádica, y eso es entendible; hay gente que antes de ingresar, primero quiere ver cuáles son las medidas de bioseguridad, pero por suerte, de a poco la gente está volviendo".

En diálogo con este Diario, Jiménez estimó que la caída en los ingresos al lugar es de alrededor del 40% y analizó que "esa disminución es lógica porque la gente al ver que hay menos máquinas, ingresa menos". Es claro que dentro de la sala, está pautado el número de concurrentes, independientemente del día de la semana o el horario del que se trate. "Es igual si es lunes, miércoles o sábado por la noche: solamente podemos tener unas 300 personas", indicó.

El protocolo indicado desde los niveles provinciales para las salas de juego incluía que no es necesario sacar turno para ingresar; capacidad limitada; espacios delimitados con distancia social, uso de barbijo/tapaboca obligatorio en todos los sectores; limpieza y desinfección continua de todos los slots; displays de alcohol en gel en todos los espacios; la prohibición de fumar en la Sala Fumadora; personas con factor de riesgo (embarazadas, enfermedades crónicas, mayores de 60 años) pueden ingresar pero bajo su responsabilidad; sólo funcionan las máquinas tragamonedas.

El personal

Otra de las características de esta vuelta que se concretó el 14 de diciembre último es que Bin Baires trabaja con una disminución de dotaciones. "Es aproximadamente un 70% del personal que está activo; el 30% restante es lo que representaría el cierre de un turno", puntualizó sobre un requerimiento fijado por el Ministerio de Salud provincial para preservar los cuidados biosanitarios sobre el personal y evitar aglomeraciones. "Por supuesto que los que no vienen siguen cobrando sus salarios", indicó el gerente de la firma concesionaria de la sala de juegos.

La sala olavarriense cerró sus puertas en marzo de 2020 y en el mes de octubre, comenzaron a realizarse marchas solicitando al Municipio la apertura de la casa de juegos debido a que los trabajadores habían denunciado que la empresa "decidió de manera unilateral el pago de apenas el 60% de nuestros salarios".

Los casi 200 empleados de la firma percibían en aquel momento el 75% de su sueldo conformado por el 50% como contribución del Estado Nacional bajo la forma de ATP y el 25% aportado por la empresa. Finalmente, esa situación conflictiva cedió y el aire indispensable para su solución definitiva llegó en diciembre, con la decisión de permitir la vuelta a la actividad.

Los beneficiarios

¿Qué pasa, mientras tanto, con las entidades de bien público olavarrienses entre las que se divide el canon que Bin Baires abona en respuesta a una normativa provincial?

"Ese canon, parte de la nuestra recaudación, va distribuido en partes iguales para Corpi, el Hogar de Niñas San José y el Centro Laboral Madre Teresa de Calcuta de Loma Negra", advirtió Jiménez, satisfecho porque, "como nosotros volvimos a trabajar las entidades también empezaron a recibir su dinero, tan necesario para ellos para seguir adelante con sus proyectos".

Desde el Hogar San José, que a consecuencia del corte en la percepción de estos ingresos vio peligrar su subsistencia y generó cientos de gestos solidarios y de apoyo a la institución, confirmaron ayer que en enero "el Bingo volvió a depositarnos", aunque, claro, una suma sensiblemente menor a la que se percibía antes de marzo de 2020. "Pero confiamos en que va a ir mejorando", estimaron, con una mirada positiva.

Por su parte, desde Corpi, su presidente, el ingeniero Horacio Balbiani, destacó que para acceder a estos recursos, "Lotería nos exige una planificación, un programa anual y a fin de año, nos piden la rendición". Con eso, graficó que nada es improvisado, sino que de antemano, las tres instituciones fijan el destino de ese dinero.

"Todos los recursos que llegan desde el Bingo, a través de un interdepósito, nos dan previsibilidad y ese no es un dato menor para entidades que, como las nuestras, tienen costos fijos muy importantes", analizó luego.

Finalmente, el profesional advirtió que "si esos recursos se han reducido (como ocurrió en enero), es porque los protocolos se están cumpliendo dentro del Bingo y hay una reducción de las personas que circulan por la sala".

En la misma línea, el gerente Enrique Jiménez advirtió que "nunca se supera en el interior el número fijado por las autoridades" y si hubiera más gente aguardando, "puede esperar afuera, debajo de la cúpula, respetando el distanciamiento", pero todavía no se ha hecho uso de esa posibilidad. Es que "la gente se esta comportando muy bien, respetando las distancias y todas las medidas indicadas. Estamos muy contentos: la gente es muy responsable no sólo de su cuidado, sino también del de los empleados", dijo, deslizando sobre el final "una invitación para aquellos que no conocen el lugar, porque estamos trabajando con responsabilidad; en ningún momento dejamos de cuidarnos y de cuidar a la gente, que es fundamental. A los que nos conocen, que vengan tranquilos y seguros de que estamos haciendo las cosas como corresponde".