En el encuentro, Iriarte analizó la recomposición de los precios de la hacienda vacuna en los últimos cuatro años y consideró que si bien las faenas fueron altas, la facturación en términos reales fue creciendo de forma continua.

Según sus cálculos, en 2017 la facturación por la faena tomando los promedios del Mercado de Liniers fue, en términos reales, en valores constantes, fue de $ 40.600 mientras que en 2020 alcanzó a $ 67.600, lo que significó un incremento de 66%, salto que no se explica desde la oferta de carne sino desde el interés de la demanda.

En ese sentido, consideró que el consumo doméstico se muestra interesado en seguir adquiriendo el producto y que se resiste a bajar de los 45 kilos que promedió el abastecimiento del primer bimestre: "En los últimos años la demanda se llevó puesta a la oferta", afirmó.

Para el analista, en un claro ejemplo de inelasticidad de la demanda, ante una caída de 10% en la oferta (se pasó de 50 kilos promedio de 2020 a 45 de febrero de 2021) los precios de la carne aumentaron en forma interanual 80% y en similar porcentaje subieron los valores del ganado para la faena: "Hay una clara resistencia a consumir menos carne", indicó.

Demanda externa

Por otra parte, remarcó que se afirma la demanda internacional. Si bien el mercado europeo sigue manifestando volatilidad los precios de China se vienen afirmando y en esto tiene mucho que ver el rebrote de la peste porcina africana que incrementa las exigencias de abastecimiento en un país con 1.500 millones de personas.

La alta demanda asiática choca contra problemas de abastecimiento de los países proveedores de ese mercado como Australia, Brasil, Argentina y Uruguay.

El analista consideró que "el desfasaje entre oferta y demanda se va a acentuar" no solo por el interés de la demanda interna y externa sino también porque los frigoríficos están abriendo además plantas paralizadas y la esperada reducción de la oferta para este año.