Para celebrarlo, la comunidad educativa ha organizado una serie de actos (ver aparte), que se iniciará mañana, con una charla del padre Bustamante, y ha difundido parte de la historia del servicio.

Recuperar la historia

Comenzaba la década de 1960. Olavarría integraba el llamado "Polo de desarrollo" el cual, mediante la tecnificación del campo, el crecimiento de la producción de las fábricas, la multiplicación de talleres y empresas de actividades terciarias, aseguraba la prosperidad para la región. Lo social y lo cultural también se mostraban en expansión.

En este contexto de crecimiento, un grupo de vecinos del también en expansión barrio San Vicente creyó oportuno brindar continuidad educativa a los alumnos de la escuela primaria ubicada en Buchardo y calle 58, actualmente Moreno. Ese fue el origen del Instituto Privado Secundario, que otorgaría el título de Perito Mercantil acompañado por una planificada educación humanística y religiosa.

Esta iniciativa fue apoyada y orientada por el presbítero Bartolomé Peri, párroco de la capilla del barrio. El proyecto no era sencillo y eran necesarias muchas manos y voluntades. Algunos de los motores de aquel sueño fueron el propio padre Peri, Neil Vázquez, Lía Mieri, María del Carmen Lucini, Teresa Bodini, el ingeniero Capitanich y muchos hombres y mujeres de buena voluntad y aporte generoso.

El proyecto no era sencillo: el barrio contaba con 150 manzanas muy despobladas, sin organización urbana y con carencias de servicios públicos. En este sentido, fue vital el compromiso de la Municipalidad para obtener la apertura de calles, el alumbrado público y la red cloacal, entre otras mejoras. Se fueron sumando muchas familias para levantar el primer edificio de la esquina de Buchardo y 58 y mediante la realización de rifas, espectáculos, kermesses y otros emprendimientos fue concretándose el sueño. En junio de 1961 se colocó la piedra fundamental, símbolo de esperanza para toda la comunidad.

El 10 de marzo de 1964, el Instituto abrió sus puertas a un grupo de alumnos de primer año y a un puñado de profesores deseosos de aprender y de enseñar. Era un edificio pequeño y sencillo, que poco a poco iría creciendo con el continuo esfuerzo de las familias y de toda la comunidad. Monseñor Marengo celebró la misa inaugural y bendijo las banderas y las instalaciones.

Año a año, el instituto fue creciendo, abriendo nuevaas divisiones gracias al apoyo de la comunidad y a los docentes que trabajaban sin cobrar, hasta lograr el reconocimiento oficial. Las instalaciones se fueron ampliando con el esfuerzo de los que formaban parte y de otras instituciones que colaboraron. Entre los logros pueden contarse: el laboratorio, el gabinete de computación, un espacio especial para la biblioteca, la sala de video, el playón deportivo. Se creó más adelante un Centro de Deportes y Vida en la Naturaleza y se incorporó el Gabinete Psicopedagógico. "Muchas empresas incorporaron peritos mercantiles egresados de estas aulas y constituye un orgullo encontrar profesionales universitarios entre los ex alumnos", aseguraron sus directivos actuales.

Se afrontaron diferentes transformaciones educativas, cambiaron directivos y docentes, pero "el espíritu de grupo, el ideal común, el compañerismo y el clima de familia siguen vigentes. El denominador común de cada etapa es la búsqueda permanente de una oferta educativa basada en los valores cristianos y la calidad pedagógica. Como conclusión, sentimos que se hizo realidad el sueño del padre Peri: ´Hoy San Vicente cuenta con un complejo educacional pujante y exitoso, ejemplo en la región´", se destacó.

La actualidad

En nuestros días, el Instituto Privado Josè Manuel Estrada ofrece enseñanza de nivel secundario de seis años y, como escuela confesional, desarrolla una propuesta educativa que procura otorgar un enfoque cristiano a las actividades que se lleven a cabo. "Considera al alumno esencial protagonista de su aprendizaje y por eso su rasgo distinto, desde el punto de vista de la enseñanza, es el aprender haciendo. Ademñas, tiene como meta llevar a cabo una educación lo más personalizada posible, promoviendo un sistema de relaciones entre sus integrantes que ponda de manifiesto espíritu cristiano, compromiso, responsabilidad y comunicación. El respeto a personas, normas y bienes comunes es una exigencia ineludible", enfatizaron los directivos.

Por otra parte, en el ciclo superior, el Instituto brinda dos modalidades: Economía y Administración y Ciencias Sociales, conservando una formación académica de calidad y una cultura de mejora continua en cada una de las acciones.

"La educación es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es exigente, pide encontrar los mejores recursos, para despertar la pasión y comenzar un camino con paciencia junto a los jóvenes" es "la frase del papa Francisco que guía el accionar diario del Instituto que, más que Instituto, constituye una gran familia", finalizaron los responsables de este emprendimiento que alcanza su medio de existencia.