"En mi caso ando en la danza desde los seis años, en el taller municipal cuando empecé con el profe Juan Rivas. Pero es algo que viene de familia porque mi viejo era bailarín y profe de danza, así que me lo inculcaron desde chico. Siempre estuve relacionado con la danza en la adolescencia ya que siempre me gustó la danza folclórica, así que cuando terminé la secundaria me fui a estudiar a Capital Federal, me formé y volví a ser parte protagonista de mi vida el baile. Y hoy me dedico íntegramente a eso" comenzó contando Héctor Kriger.

"Ya no bailo tanto, pero entre la docencia, dirigiendo y gestionando un poco, estoy dedicado de lleno a la danza. Mariana también se formó en danza clásica en Buenos Aires y nos encontramos en la universidad. Nos casamos y decidimos venir a vivir a Olavarría y también estamos al frente del Ballet Municipal y ella está también con su proyecto de la compañía de mujeres de danza", agregó este lomanegrense, hijo de Carlos Alberto Kriger (fallecido), recordado maestro de danzas. "El fue profe de Juan Rivas y Juan fue profe mío, son esas cosas locas de la vida", dice.

"Con Mariana comenzamos a bailar juntos. Ella es porteña y su padre también es bailarín. Así que en Capital comenzamos a bailar tango también, juntos, y también folclore. Pero cuando comenzamos a pensar en una familia decidimos venir a Loma Negra, que es el lugar donde viví de pibe y allí se crían los nenes, donde hay tranquilidad. Hace ya once años que estamos radicados acá, y cuando Mariana conoció Loma Negra dijo que le encantó. Extrañamos la formación constante de capital, pero después de la pandemia puedo decir que la formación se emparejó bastante gracias a la tecnología. Yo estoy cursando la carrera de gestión cultural en Mar del Plata de manera virtual y ella hace cursos de danzas, de lo corporal, a través del zoom", agregó.

-¿Soñabas con llegar a algún escenario mayor cuando fuiste a Buenos Aires?

-En realidad, me fui directamente pensando en volverme y no tanto en el desempeño como bailarín, sino formarme como profesional y docente. Si bien siempre me dediqué a bailar, me gustó estar en otro lugar, gestionando y dirigiendo como ahora. Y lo disfruto. Aunque sigo bailando y nos preparamos para competir, pero no lo hacemos profesionalmente como lo hicimos antes porque requiere un entrenamiento como un deportista de alto rendimiento", contó.

-Llevás el folclore en la sangre, pero también le agregaste tango...

-Sí, porque en ese momento cuando estudiábamos bailamos tango. El tango es un fenómeno turístico y la gente viene a la Argentina para ver tango, y bailando juntos trabajamos muchísimo. Terminábamos a las 3 de la mañana en San Telmo, el ritmo clásico del porteño, y al otro día había que ir a dar clase a una escuela. Lo hicimos mucho tiempo, pero hoy ya no es así porque tenemos un proyecto de familia o coordinamos para cuidar a los hijos (Juan Manuel, 8 años, y Mercedes, 4).

-¿Qué te gusta más: tango o folclore?

-La relación con el tango fue algo netamente comercial. Lo hicimos porque necesitábamos explotarlo de esa manera, ya que se laburaba si eras pareja de tango. Pero quiero el folclore toda la vida. Mariana es más abierta a otras disciplinas, como la danza clásico o contemporánea donde se formó, pero yo fui folclórico desde siempre. El tanto fue para buscar una veta económica para trabajar, me gusta igual, lo disfruto cuando bailo, pero si hay que elegir prefiero una zamba o una huella.

-¿Qué escenario importante o con qué grupo tuviste el privilegio de estar?

-En Cosquín estuvimos varias veces, ya sea compitiendo en el Pre-Cosquín o en otros espacios del festival mayor. En realidad, el Festival de las Sierras de Tandil donde nos consagramos en 2014 como pareja de danza tradicional, y hemos podido recorrer distintos lugares del país como Rivadavia, Mendoza con el festival "Rivadavia canta al país" que es muy grande. Tuvimos la suerte de recorrer bastante. En algún momento tuvimos la posibilidad de subirnos a un barco e ir a laburar, pero desistimos porque salió el programa familiar. El tanto daba esa posibilidad. En Casa de Tango, en capital, también estuvimos como en la Feria del Inmigrante, sobre Avenida de Mayo. Con Huella Pampa hemos compartido varios escenarios en festivales y en el Teatro, ya sea como pareja o con el grupo Raíz que formamos anteriormente, entre 2013 y 2015, pero no pudimos seguir sosteniéndolo. Fue una linda experiencia igualmente porque nos ayudó a crecer mucho como directores, que luego decantó en dirigir los dos el Ballet Municipal.

-¿Para vos, en la danza, todo lo que hiciste es sueño cumplido?

-Sí. Me fui de Olavarría habiendo bailado a los 17 años en el Ballet Municipal y el objetivo era volver, trabajar como docente y ser director del Ballet Municipal. Me enteré que había un concurso y no lo dudé, me presenté, y soy director concursado desde 2019 por lo que atravesamos la pandemia. Yo como director y Mariana como subdirectora, y estamos muy conformes con el trabajo, con unos bailarines espectaculares, por lo que estamos felices contentos artísticamente y nos llegó una invitación, recientemente, para ir a un festival muy grande de la Municipalidad de Esquel, para febrero, y espero que podamos hacerlo porque sería hermoso para todos.