Desde agosto del año 2011 funciona en nuestra ciudad el Centro de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo, donde trabajan con jugadores adictos que piden la autoexclusión del Bingo para no seguir jugando, y que en muchos casos empiezan un tratamiento, dado que "con la autoexclusión sola no alcanza, es una manera de sostener la abstinencia por un tiempo pero no alcanza".

En este sentido, la titular del Centro, Gabriela Pappalardi, precisó en "Mejor de Mañana" con 98Pop que "lo que realizamos son las autoexclusiones, la persona se acerca para pedir de manera voluntaria ser excluida de la sala de juego. La exclusión dura 2 años y luego de 2 años nosotros los llamamos por teléfono y le decimos que puede venir a renovarla. En ese momento que viene la persona conversamos acerca de la posibilidad de que inicie un tratamiento, les explicamos que si no se trata el por qué juega probablemente vuelva a tener una recaída".

La profesional indicó que "nosotros les explicamos que el tratamiento brinda la posibilidad de una salida a esa adicción. Es el lugar donde el paciente puede preguntarse acerca de su relación particular con el juego, un lugar donde se le puede poner palabras al sufrimiento, a la posibilidad de elaborar un dolor, descubrir qué precipitó la adicción, qué subyace detrás de ese juego. Una vez que en ese primer encuentro se le explica esto al paciente muchas personas deciden iniciar un tratamiento, y ahí es donde realmente se generan efectos muy distintos en las personas".

Desde el inicio de la actividad de el espacio en la ciudad tienen una serie de estadísticas, desde las que determinaron que, de las personas que piden la autoexclusión, un 75 por ciento son hombres y un 25 por ciento son mujeres. En el caso de los hombres, un 57.6 %, se encuentra en el rango de edad que va de 30 a 50 años, mientras que en las mujeres el 63 % estaría en el rango de edad que va entre los 40 y 60 años.

Mientras tanto, en el caso de los pacientes que han asistido un 63 por ciento son hombres y un 37 % mujeres; mientras que a nivel provincial los datos indican que el 52 por ciento de las personas que inician tratamientos son hombres, y el 48 % mujeres.

A través de estas entrevistas determinaron además que "los hombres en su gran mayoría apostaban en su anterioridad a la apertura de la sala de Bingo, en otras ciudades apostaban, y pudimos ver que estos pacientes, que apostaban a caballos o en otras ciudades como Tandil, pasaron de cartas o caballos a juegos electrónicos. Hubo un desplazamiento del tipo de juego".

Sin embargo, en el caso de las mujeres Pappalardi precisó que "lo que hemos escuchado que llamó la atención es un surgimiento de población nueva. Personas que antes no jugaban con la nueva oferta empiezan a concurrir. Juegan por primera vez."

En cuanto a los síntomas, la especialista indicó que son dos: que se empieza a asistir con más frecuencia y que se incrementa la cantidad de dinero que se juega. Al respecto, recomendó que "antes de que se instale la adicción se presenta un problema con un juego, se llama juego-problema. Cuando ya está instalada la adicción la persona depende de eso, necesita realizar la conducta adictiva, lo que hay que tener en cuenta primero si hubo un cambio en su estilo de vida, si dejo de estar con sus amigos para estar en la máquina, si dejó de ir al club para estar en la máquina".