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Cada día es un nuevo desafío. El clima es el que manda y lo que haya hecho con su comportamiento días pasados o lo que pretende hacer, define la jornada. Los caminos olvidados de tierra se convierten fácilmente en barro en cercanías a la localidad de Espigas, ubicada a 80 kilómetros del casco urbano de Olavarría. Allí también hay gente que tiene que vivir, que tiene que salir a trabajar, que necesita transitar hacia un establecimiento de salud, que quiere aprender y que quiere enseñar.

Cada día los alumnos de la Escuela Secundaria Nº 15 y sus docentes están en contacto para conocer el estado de los caminos. La odisea para atravesarlos los días de lluvia es de película y genera graves perjuicios para los vehículos pero también para su salud.

"Abrir camino" es el nombre del proyecto escolar que lleva adelante la comunidad educativa de la institución educativa. Hicieron un libro donde se expresa lo que vivencia cada vecino y donde queda reflejada la necesidad imperiosa de mejora en el acceso hasta la localidad, que conecta con la ruta. Piden, concretamente, asfalto. Estamos en 2018 y hablamos de 500 personas que, si llueve, no pueden moverse de sus casas.

Los pedidos

"Hay que respetar la altura del terraplén de la vía que sigue el curso natural del agua", es la certeza que tienen los alumnos y docentes de la Escuela Secundaria que emprendieron el proyecto "Abrir Camino". "Tiene que haber un trabajo hidráulico bien hecho. No es sólo pasar la máquina porque es temporario eso", aseguran.

El estado calamitoso de los caminos, que se convierten en laguna, no es nuevo. Es un problema que lleva tantos años como reclamos se han realizado. Sin respuestas.

Solamente se acercan las máquinas a "mejorar" los caminos pero no hacen más que provocar barro y hacer aún peor su estado. Ellos consideran que el trabajo agrícola cambió, "que no se están respetando las condiciones naturales del terreno, como sí la respetaron al colocar la vía, y que hay constante circulación de maquinarias que lo afectan".

Si la solución no es el asfalto, entonces hay que hacer "trabajo de bacheo pero en el verano porque ahora llueve, los días son cortos y hay que hacer un plan hidráulico", proponen.

Los habitantes de Espigas ven todos los días cómo hay campos donde por el uso de fertilizantes o plaguicidas, que antes no existían, el agua no drena.

En años donde gestionaba la ciudad José Eseverri, la Escuela Primaria N° 30 junto a otra institución, peticionaron al Intendente y lograron que se emita una resolución que contemplaba la realización de mejoras pero "no se llevó a cabo ninguna acción", aclaran.

En 2017, aprovecharon el dinero enviado por el Proyectos Escolares Productivos de Base Local para realizar una propuesta donde poder visibilizar el problema del tránsito por la localidad y en sus accesos y para el cual elaboraron un libro que da cuenta de las experiencias que deben atravesar.

En "Abrir Camino" además hay entrevistas con los vecinos, con el delegado Héctor Parra y demás instituciones perjudicadas por esta situación como es la Sociedad Rural y los productores que también mantienen el reclamo vigente. Asimismo, los alumnos expusieron la problemática en el Concejo Deliberante donde pidieron que se asfalten los 15 kilómetros del acceso, sin efecto.

Escuela, comercio, salud...

Cuando llueve los profesores tienen que generar una cadena de comunicación extensa para corroborar el estado del camino y anticiparse a lo que van a encontrar. Con los alumnos que deben viajar hasta la localidad pasa lo mismo pero la escuela, aunque los caminos estén imposible, no suspende las clases.

"Esos días el acceso a la escuela es muy difícil para los que viven en el campo", comentaron las docentes pero no solamente los complica a ellos. "Se hace imposible la salida de la ambulancia en casos de emergencia, el ingreso de proveedores que abastecen a los comercios del pueblo así como también complica la circulación de productores de la zona", comentaron.

Y por supuesto hay situaciones particulares que han atravesado los vecinos que han tenido que atravesar el agua de modo urgente y peligroso. "Una ambulancia de Recalde tuvo que pasar por la cuneta porque había un camión de hacienda con sobrecarga que había quedado encajado. Llevaba a una señora mayor de edad descompuesta", cuentan a FINDE los alumnos con mucha preocupación. Si bien disponen de un Hospital público, las emergencias son derivadas a la ciudad.

Los habitantes de Espigas y sus zonas cercanas esperan que ese olvido se convierta en obras concretas y urgentes para garantizar todos esos derechos que hoy se están incumpliendo.

Foto premiada

Otro de los modos de visibilizar el reclamo por parte de chicos y docentes de la Escuela Secundaria 15 fue la realización de fotografías. Las mismas ingresaron en un concurso donde participaron los mismos alumnos de la institución. En ellas más que un camino se ve una laguna y es así como queda el camino después de la lluvia. Al mismo tiempo, los realizadores hicieron un trabajo de investigación de los lugares donde se hizo cada imagen. El 6 de octubre del año pasado se expusieron en una muestra fotográfica que se denominó "Espigas bajo el agua".

La época del ferrocarril

Espigas nació como una comunidad que creció ligada al ferrocarril. El transporte le permitió una comunicación constante con los pueblos vecinos y el tren de pasajeros que pasaba por la localidad hacia Buenos Aires los martes, jueves y sábados hacía diferente el paisaje. A eso se le sumaban los trenes de carga en época de cosechas de manzanas y peras del Alto Valle. El servicio ferroviario se suspendió en 1978 y la población desde entonces comenzó a quedar aislada. Al principio la pérdida se compensó, en parte, por el transporte de colectivo que pasaba por el lugar e iba hacia Bolívar. Pero por el estado de los caminos los micros dejaron de ingresar al pueblo y ahora sí sienten la necesidad de tener una mejor circulación por el único lugar que les permite salir del pueblo. Con ese acceso asfaltado la población podría vivir más cómoda y segura y esos colectivos de larga distancia podrían volver a ingresar para acercarlos hasta el casco urbano de Olavarría.