Según un relevamiento realizado por este Diario con actores del sector, durante el aislamiento social viene creciendo el consumo de música, y la demanda de herramientas, ya sea la compra de instrumentos, la recuperación de alguna guitarra olvidada en el baúl de la abuela, o la refacción de viejos instrumentos para convertirlos en una renovada compañía.

Cristian Oliván y Fabián Salomón, propietarios de los locales de venta de instrumentos y elementos musicales "Magoya" y "Pentagrama", respectivamente, confirmaron esta tendencia.

"En mi caso el aumento de la demanda se notó sobre todo en redes sociales. Antes de la pandemia por esa vía no vendía nada, y ahora sí", admitió Cristian Oliván.

Recurrir a la guitarra guardada es un tipo de acción que requiere del asesoramiento de los comerciantes del sector.

"Los volúmenes también se incrementaron. El que tenía una guitarra archivada se acercó para reacondicionarla y el que andaba con ganas de comprarse una se decidió a hacerlo", agregó.

"A mí lo que me generó esta pandemia es que me conozca más gente a través de las redes sociales, y quizás una vez que pase la crisis sanitaria se quede en la música".

"Pienso que al no poder consumir otras cosas, la plata fue a parar a los instrumentos musicales. Al no poderse comprar una carpa en Wal Mart se pasaron a una guitarra. Cambiaron los consumos, me parece", especuló.

"También se compra mucho ukelele para los nenes, un instrumento que se parece a un juguete, pero es el ideal para que los más chicos empiecen", precisó.

Algunas armónicas y melódicas también aparecen en la demanda de los clientes de cuarentena.

"No creo que el ser humano cambie sus peores conductas, porque ha habido unas cuantas pandemias a lo largo de tiempo y su comportamiento ha sido cada vez peor, pero me parece que en pandemia se ha conformado con disfrutar de lo básico: estar con la familia, ir a la plaza, tocar una guitarra", reflexionó.

Su colega Fabián Salomón está al frente de "Pentagrama", local céntrico que se enfoca al mercado musical.

"Indudablemente crecieron las ventas, porque la gente está más encerrada, dispone de más tiempo y se ha dedicado un poco más a la música", señaló.

El dato más alentador es que quizás con la pandemia se hayan despertado vocaciones que estaban dormidas.

"Se han acercado muchos chicos y adolescentes, que son los que más nos han llamado, llevando instrumentos que están de moda, como ukelele, algún teclado o guitarras clásicas de las más económicas, como para arrancar".

"Los ukeleles los piden especialmente las nenas más chicas o adolescentes. Se han puesto de moda porque se suben muchos videos musicales en la web cantando canciones y acompañándose por los ukeleles de 4 cuerdas, que no son tan difíciles de aprender, porque con un solo dedo está saliendo un acorde", explicó.

Salomón también se refirió a un incremento en las solicitudes vinculadas con los profesores de música: "Como están dando clases virtuales aumentaron los pedidos de micrófonos, alguna placa de audio o algún accesorio para los teléfonos".

En otro aspecto, la dirección del mercado ha sido a la inversa.

"Por supuesto que hay cosas que no tienen demasiada salida, o casi nada por esta cuarentena, como los equipos de luces, sistemas de sonido. Todo eso está frenado" advirtió.

Pero Salomón prefirió resaltar el lado positivo: "Ojalá que esta movida se mantenga; los que volvieron luego de un tiempo no abandonen, y los que no hacían música porque no contaban con el tiempo suficiente, o simplemente antes no les gustaba, se enganchen definitivamente".

"Al principio de esta cuarentena se frenó todo de golpe y como aún no volvió la actividad a lo que era antes la gente tiene por lo menos un par de horas libres y encontraron ese lugarcito para hacer lo que les gustaba, o volver a lo que habían abandonado por falta de tiempo" cerró.

Luciano Russo, luthier: "No me alcanza el tiempo para poder satisfacer todos los pedidos"

El reconocido luthier olavarriense Luciano Russo indicó que durante la pandemia -y su consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio- subieron "muchísimo" los consumos vinculados con la música.

"Hace muchos años que construyo instrumentos. Lo que yo veo a raíz de la cuarentena es que hay cualquier cantidad de gente que desea aprender o retomar sus instrumentos. Tenemos clientes que vienen con instrumentos familiares que tenían olvidados y los quieren poner en condiciones", describió.

La imagen no es para nada extraña, al contrario: aficionados que llegan al taller de Luciano con una bolsa, adentro la guitarra, y el pedido para que transforme esos restos de instrumento en algo que devuelva música como cuando la compraron.

"Más allá de que ahora por este asunto hemos tenido que cerrar con mi socio una escuelita de fútbol, después de 25 años laburando, y de que tengo horas en educación, no me alcanza el tiempo para satisfacer todos los pedidos".

"En mi taller de construcción y reparaciones estoy trabajando casi 4 veces más de lo normal; incluso rechazo trabajos porque no doy abasto", reconoció.

Russo opinó que "la guitarra siempre es muy buena compañera para un montón de cosas, pero no deja de ser llamativo este fenómeno".

La búsqueda hay que dividirla en reparaciones y construcción de instrumentos.

"Vienen a reparar y reconstruir la clásica guitarra del abuelo o de la abuela, y a nivel construcción me encargan guitarras de caja o guitarras de llave eléctricas".

Luciano admitió que "acondiciona guitarras criollas" aún en contra de sus gustos.

"Si fuera por mí las dejaría seguir", bromeó.

"El otro día le restauré a una mujer una ‘Tango’ del año 30 y esta semana tomé una ‘Núñez’ de unos 70 años, y más allá de que no sospechaban de la joya que tenían en sus manos, la querían restaurar por una cuestión familiar. Y valía la pena hacer este trabajo", reveló.

Hasta su taller llegan compradores corridos por los precios de mercado de una Gibson 335 (alrededor de un millón de pesos), que Luciano saca con sus manos a mejor precio sin que se note la diferencia.

"Una Lef Paul original sale 600 mil pesos y, si bien el laburo de luthier no es barato, porque nosotros hacemos una especie de ‘traje a medida’, por mucho menos se llevan un instrumento de nivel profesional y suena igual, o mejor también, porque esto es un juego subjetivo", analizó.

A través de Ebay o Amazon puede conseguir las maderas, herramientas o insumos; lo que es microfonía empieza a reconocer la aparición de fabricantes en el país, mientras los herrajes y anexos vienen de China, Estados Unidos o Alemania, acorde con el bolsillo del cliente.

El eco de esta tendencia se irradia desde el centro de la Provincia hasta el sur santafesino, que es su zona de influencia.

"Se complica por todo este lío, pero hay laburo y también colegas que están trabajando mucho en la región y en Buenos Aires", dijo.

Entre 20 y 70 mil pesos se puede conseguir una "viola" china en algunos de los sitios de venta on line.

Ahora si la exigencia supera el nivel "chapucero" los requerimientos son diferentes, y ahí aparece la mano del luthier.

De colección

La pasión de Luciano por las guitarras le ha permitido coleccionar valiosas piezas de museo a lo largo de los años en el oficio.

Por ejemplo una Gibson del año 80 que pasó por las manos del bajista de Molotov, que cotiza en euros, y una Gibson 335 que también aparece entre sus grandes afectos musicales.

"Si les tuviera que poner precio, no sé lo que debería pedir", afirmó.