Además de la silla de ruedas, los integrantes de Quetzal llevaron elementos deportivos a los clubes de Alfarcito y Sausalito y algunos útiles escolares. "Como siempre es un placer visitar a los amigos de la puna. Nos recibieron con mucha amabilidad y amistad como siempre. Viajamos entre tres amigos y además de cumplir este hermoso cometido que nos lleno de energía pudimos pasear un poco. Como siempre decimos no creemos en la horizontalidad de la solidaridad, no creemos en los héroes de lo material y sí elevamos la bandera de la igualdad, la reciprocidad entre iguales. Es un placer poder compartir momentos tan lindos con amigos", indicaron.

El grupo está integrado por olavarrienses con inquietudes sociales que derivan, cada año desde 2007, en beneficio de comunidades de la puna jujeña de las que vieron una realidad que los movilizó a realizar diversas tareas para colaborar con esos pueblos.

Dos amigos, Hernán y Javier, fueron los motores de un proyecto al que se unieron muchas voluntades -otros amigos y familiares- que pusieron manos a la obra y, en su primer viaje a Jujuy, llegaron a la escuela del pueblo de Los Blancos y a la comunidad de Sausalito.

En principio fueron muchas ganas y dos camionetas cargadas con ropa, calzado, alimentos y medicamentos donados por la comunidad olavarriense formaron parte del bagaje que estos jóvenes llevaron al norte argentino. La permanencia compartiendo con los chicos de la escuela de Los Blancos fue el primer jalón de este viaje que debía continuar hacia el pueblo indígena de Sausalito.

La gente del grupo Quetzal se mueve con el objetivo principal de la igualdad, "que es lo único que logra mejorar la calidad de vida de todos, y de esa manera se logra el equilibrio. Por eso queremos, a través de nuestro trabajo, generar una conciencia sobre la igualdad. La gente de Olavarría, siempre solidaria, parece entender perfectamente esta premisa y a ella le debemos mucho de nuestra experiencia en cada viaje a Jujuy", aseguran.

Entre las cosas que aportaron otros años fue cartelería de señalización turística. Con la colaboración de la Secretaría de Desarrollo Social de Olavarría, de Carmelo Vinci, de familiares y amigos, la necesidad se vio cubierta y la zona turística que manejan las comunidades originarias cuenta con los carteles indicadores de la ubicación de cada lugar. Concretamente, en Sausalito existe una cadena turística denominada "Espejo de Sal", desarrollada por familias de los pueblos de la zona que, a través de un crédito y mucho trabajo, construyeron posadas, comedores y armaron un circuito turístico en la zona de la Salina Grande. Allí se ubica la Casa de Sal, una construcción hecha con bloques de sal que es la base de venta de los artesanos de la sal y un lugar estratégico debido al permanente paso de turistas de nuestro país y extranjeros.

El arte y la cultura andina también forman parte del proyecto de Quetzal y para ello han llevado a Sausalito un bombo, dos cajones peruanos y un teclado para una futura sala de música. En esta ocasión, los integrantes del grupo llevaron la silla de ruedas que Pablo necesitaba. Pablo sufrió una enfermedad de chiquito que lo dejó sin poder caminar y con algunas dificultades en la comunicación. "En charla con él me contó que le encanta el fútbol y mira todos los partidos que puede. Tanta es su pasión que, a pesar de no poder caminar, juega con sus amigos en la cancha del pueblo. Como el piso es de ripio no puede mover sus ruedas, entonces alguien lo acompaña y ataja con él. No lo hacen por lástima, sino que le dan un lugar y es algo frecuente", había contado a EL POPULAR Hernán Quiroga, referente de la agrupación.

Como su cuerpo creció y cambió era necesario que contara con otra silla. Después de varios eventos organizados por el grupo y gracias a la solidaridad local, finalmente lograron contar con la silla que Pablo ya usa.