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Ante la evidencia de la derrota y la imposibilidad de ocultarla detrás del sonido de los bombos, Alberto se descolgó en el acto por el Día de la Militancia con un enorme sofisma. "El triunfo no es vencer sino no darse nunca por vencidos", dijo, con una frase digna de Protágoras o cualquier otro sofista.

Lo de Alberto fue un intento de escapar de la dura derrota del domingo con un falso relato. Jorge Luis Borges intenta algo similar en el maravilloso cuento "La otra muerte" cuando busca en relatos de terceros falsificar la muerte supuestamente heroica pero realmente indigna de Pedro Damián en una batalla de principios del siglo veinte en Uruguay.

En realidad, el cuento tiene un significado fundamental, a mi juicio el de poder concederse la posibilidad de modificar el pasado cambiando las consecuencias. Algo parecido hizo Alberto y su novedoso albertismo: el acto triunfalista que organizó su amigo Pepe Albistur fue el hecho con el que quiso modificar la derrota del domingo anterior para dibujarlo como un triunfo y no como lo que fue, una derrota.

Alberto pretendió confundir con el resultado tal como hicieron algunos historiadores con el final de la batalla del Pozo de Vargas (abril de 1867) entre las fuerzas federales de Felipe Varela y los mitristas liberales conducidos por Antonino Taboada.

Se tienen fuertes dudas del resultado. Tanto es así que hay dos letras para la zamba y con dos resultados opuestos. Ambos ejércitos pelearon todo el día, hasta las 18 como los comicios, y quedaron menos muertos que dudas y confusiones. Y, como siempre pasa en Argentina, los dos relatos opuestos conviven a través de los tiempos y sin resolverse. Sin embargo, y más allá de las maniobras políticas y discursivas, los datos electorales están y son inequívocos.

La Argentina es un país condenado a no conocer jamás la verdad histórica ni siquiera de cuáles fueron los hechos. Cada corriente parte de la verdad que más le gusta o que más se ajusta a sus objetivos. Y así seguimos, sin certezas y sin resolver siquiera de dónde venimos.

Alberto inventó un triunfo y los dos años que le faltan a su gobierno como una suerte de paraíso recuperado o el cumplimiento de una promesa formidablemente incumplida: el de las heladeras llenas y otras cosas más propias del realismo fantástico.

Pero, ya rozando el domingo, y ante las consecuencias que podrían haber tenido un humillante derrota y un consecuente avance del cristinismo, los gremios salieron a rodearlo y protegerlo. Luego vendría el acto de la Militancia con La Cámpora en un rincón, semiescondida en una esquina de Diagonal Norte. Pero lo más relevante del acto en el que Alberto relanza su gobierno fue el lanzamiento del "albertismo".

Completando la movida, el Presidente crearía unos días más tarde la denominada "Mesa Interministerial", una suerte de jefatura de gabinete paralela para contrarrestar a Cristina personalizada en Juan Manzur. Pasó lo mismo en la Provincia. Es decir, tanto Cristina como Alberto crearon las jefaturas de gabinete gemelas. Néstor Kirchner gobernó con los superavits con ese mismo atributo.

Derrotas autoinfligidas

Perón solía decir que los gobiernos no se voltean sino que se caen solos. Dejando de lado ciertos términos ("voltean", "caen"..., porque trae malos recuerdos), diremos democráticamente que algunos gobiernos son derrotados por su inoperancia y por su dogmatismo, o se autodestruyen o construyen sus propias derrotas con medidas políticas inapropiadas.

Entre estos últimos se podrían inscribir los casos de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta y entre los primeros estarían los de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Macri construyó su derrota y promovió la resurrección de Cristina. Larreta, amén del crimen de Lucas González en manos del gatillo fácil de la policía, les aumentó a los porteños, el ABL, los peajes, las patentes y todo lo que se le fue cruzando. El oficialismo porteño culpa de esto al arrebato de fondos que le hiciera Alberto Fernández, pero el Jefe de la CABA prefirió compensar el arrebato de fondos que le hizo la Nación con aumentos de tasas y servicios en vez de pelearla en la Justicia.

Alberto relanza

En el otro rincón, parece ser que la gente se dio cuenta de que Alberto conduce el país al abismo y con el voto lo quiso frenar antes de llegar a la orilla.

Al parecer, el Presidente pudo ver que la política de su Gobierno y los arrebatos caprichosos y despóticos de Cristina lo conducían al precipicio, y que si no relanzaba su gestión iba hacia una derrota segura en 2023.

Por eso quiso dar un golpe de timón para evitarlo. No se sabe si podrá, pero lo está intentando respaldándose en los gremios y en el peronismo de los gobernadores e intendentes del Conurbano quienes ya han vetado a los porteños como Kicillof que quieran ocupar en el futuro la Gobernación. Una medida de eficacia y aplicabilidad totalmente relativa, pero vale por su efecto político nada más.

En tanto, la Vicepresidenta envalentonada por el gesto genuflexo de la Ansés de desistir la apelación de la doble pensión de privilegio por 2.500.000 por mes, resolvió ahora ir ahora por los plebiscitos o consultas populares para seguir mellando la democracia representativa. Se sabe que esta modalidad está entrada en un voto emocional y peligroso la gran mayoría de las veces. Que lo digan si no los ingleses con el brexit del que todavía se siguen arrepintiendo.

Causas múltiples

Azul dio una de las notas al definir la suerte de Bucca, una banca clave si es que prospera la idea del Presidente de voltear la ley que prohíbe la reelección indefinida de los intendentes, entre otros cargos políticos, podría definir en un final voto a voto y con alcaldes de Cambiemos que también quieren reelegir.

Se barajaron varias hipótesis, algunas más conspirativas que otras, para explicar la remontada de "Bali" Bucca. Se llegó a decir que en un momento que los representantes de Juntos en Azul habrían pedido replicar aquel acuerdo que existió entre Lucrecia Egger y Dalton Jáuregui, esta vez entre Robbiani y Egger pero que una presunta respuesta negativa habría generado reacciones favorables a Bucca.

También se dijo que Podemos y su boleta corta impidió que muchos votos fuesen para Juntos. Pero lo importante fue cómo resultó posible que el bolivarense llegara al piso, y para explicarlo le atribuyen a los municipales los votos decisivos más otros de un peronismo no K que traccionó el mismo Bucca y militantes afines a Pablo Puppio, peronista moderado que fue concejal en la gestión de José Inza. De ese modo se podrían explicar los 3.600 votos que sumó el FDT en Azul entre las Paso y las Generales, una cifra muy significativa para desnivelar cualquier elección del Interior.

Para muchos la versión más plausible, habría sido que los municipales de Azul se volcaron de pronto a favor del kirchnerismo. El resto lo habría hecho el aumento de votantes que se repartieron proporcionalmente por cada fuerza.

Entonces, ni traiciones ni acuerdos espurios, la verdadera explicación de esta remontada azuleña habrían tenido como protagonistas centrales a los municipales y al trabajo de Puppio quien ayudó al bolivarense en el sprint final a convencer a los peronistas que lo votaran a él. No en vano, "Bali" Bucca se instaló en Azul en los últimos quince días de la campaña como si fuera un vecino más. De todos modos, y como siempre pasa, la causa puede ser -o seguramente lo es- multivariable.

Política y servicios

_NOTA

Dos casos. El titular del gremio de Choferes de Camiones, César Vicente, ya lo había adelantado ante El Popular y lo había ratificado ante el delegado laboral: para el sindicato el tema de los lixiviados es "un conflicto individual" y alertó que "la empresa se quiere ir de Olavarría", agregando que "hay riesgo de que 114 familias se queden sin trabajo". Por lo tanto, el caso parece inscribirse en una interna gremial.

La empresa separó al gremio y solo culpa a un trabajador del suceso, por lo tanto habría pedido que no aparezca más por la empresa.

Vicente también corrió al sindicato del tema e insistió con que se trataba de un "un conflicto individual" y que "la empresa despidió a un trabajador con causal", subrayó el dirigente gremial, tras lo cual comentó que "es un caso que debe dirimirse por la vía legal y administrativa, por donde se establecerá la responsabilidad". Sin embargo, el secretario de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, una medida inapropiada tanto para la firma como para el mismo gremio y para la base normativa. Posiblemente la política haya metido la cola en este tema y que si el delegado gremial no lo vuelve al eje normativo, el caso sería difícil de resolver de otra manera.

Las coooperativas eléctricas la están pasando muy mal con el aumento de los insumos, sueldos y tarifas inalterables. En ese caso, y seguramente, Coopelectric, aunque no sea parte de ese organismo, habrá visto con beneplácito que la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad y Otros Servicios Públicos (FACE), que nuclea a alrededor de 50 distribuidoras bonaerenses, emitiera un duro comunicado en el que apunta contra Nación y Provincia.

Efectivamente, a través de dicho reclamo piden "ajustar" las tarifas en la provincia de Buenos Aires para cubrir "los costos" y advirtieron que hay una crisis que "puede llevar al colapso del sistema de energía eléctrica" y dicen que ambos Estados, el Nacional y Provincia "no están cumpliendo lo que por Ley se ha establecido".

Las cooperativas eléctricas vienen padeciendo desde hace tiempo políticas declamatoriamente cooperativistas y pro pymes en campaña pero favorables a los grandes monopolios u oligopolios en la práctica. Simplemente porque dentro de un marco inflacionario, es realmente letal la asimetría entre los ingresos y egresos. Entonces, como dijo un dirigente cooperatista, ante el aumento del precio de los insumos y salarios o se compensan con tarifas o con subsidios. No hacerlo no solo correspondería a una ideología reaccionaria y socialmente injusta sino que además sería condenarlas al colapso.

Conteo

_NOTA

C.F.

En La Plata se está haciendo el escrutinio definitivo de las últimas elecciones. El Gobernador espera ansioso el conteo porque de allí saldrá la composición del Senado, si va a tener o no mayoría.

Kicillof festejó la derrota como un triunfo el resultado del domingo porque le permitía lograr el tan ansiado empate en la Cámara Alta que luego podrá desnivelar con el voto doble de Verónica Magario. Pero ahora aguarda con cautela el recuento final porque restan certezas, según algunos medios, con los resultados de la Séptima y la suerte de Eduardo Bucca quien logró la banca luego de un sprint final ATR fundamentalmente en Azul en donde pretendía explotar la interna de Juntos y levantar el pobre resultado del peronismo en las Paso. También deben definir el escaño en Diputados nacionales entre Florencio Randazzo y José Luis Espert.

Podría decirse que los comicios del 14N dejaron a un kirchnerismo languidecido y refugiado en la Tercera Sección electoral, un radicalismo envalentonado y con afán de protagonismo luego de la irrupción de Facundo Manes, y un Pro con algunas rispideces entre halcones y palomas que amenaza con ser transversal al interior del espacio.