Enrique Pires es comandante ex jefe del cuerpo activo. Formó parte del cuartel desde el año 1966. Prestó más de 50 años de servicio en la institución de nuestra ciudad. Recordó que en su colegio "siempre se hablaba con otros compañeros de los bomberos". 

Cuando llegó a nuestra ciudad, de muy joven, cerca de su casa vivían Bomberos Voluntarios. Con su entusiasmo, rápidamente consultó la ubicación del cuartel y se inscribió. 

En su primera etapa, no salía a los servicios, ya que debían esperar un tiempo para poder hacerlo. En ese entonces "hacíamos trabajos en el cuartel, teníamos que lavar las unidades después el que llegaban de un siniestro, ordenar. Después una vez a la semana limpiábamos todo el cuartel". Sobre las guardias, Pires rememoró que "para nosotros quedarnos un sábado o domingo era todo un acontecimiento. Nos peleábamos por quedarnos".

¿Y cómo fue tu paso de entrar como cadete y terminar siendo Comandante General?

Fue procesual. Con el tiempo mi camada y yo fuimos ascendiendo. Cuando fui segundo jefe comenzamos a hacer un trato con el presidente de aquella época y con una empresa ubicada en la calle Colón. Así se empezó a gestar el nuevo proceso de trasladar el cuartel de bomberos a la Av. Colon, con una mejor ubicación y dejando atrás las preocupaciones de tener un cuartel ubicado en el centro de la ciudad.

Después se nos ocurrió, teniendo de ejemplo a cuarteles de Buenos Aires, tener una escuela. Hasta entonces nosotros solo contábamos con capacitaciones. Así que planteamos la idea con Omar Scavuzzo de crear una escuela en nuestro cuartel. Lo presentamos en comisión directiva, lo aceptaron y nos pusimos en marcha.

Necesitábamos un director para esa escuela. Uno de los que había pasado por el cuerpo activo, y creíamos que era la persona que se merecía estar de nuevo para hacerse cargo era Hoyos. Él empezó a poner en funcionamiento la escuela de aspirantes. De ahí salió una camada muy linda, muchos de ellos ahora ya son oficiales o jefes como Menchaca o Pethes por nombrar a algunos.

¿Qué recordás de tu época como Jefe?

Cuando ascendí a jefe me preocupaba mucho por las fiestas de fin de año; más que nada porque ningún bombero estuviera solo para esas fechas, me parecía importante. Con mi familia siempre pasábamos las fiestas en el cuartel junto a quienes estuvieran de guardia y cualquier bombero que gustara de ir.

Otra de mis preocupaciones era el trabajo. Porque no todos los empresarios o comercios incorporan a los bomberos. Esto es porque cuando hay un siniestro o salida uno desparece horas o incluso días. En aquella época presentamos una ordenanza para que disminuyan impuestos a aquellos que incorporaban bomberos en su negocio, empresa, etc. Esto para facilitar su contratación. También incorporamos muchos bomberos desempleados a la unidad penitenciaria que en su momento estaba siendo inaugurada en la localidad. Si un bombero no tenía o no conseguía trabajo lo buscábamos.

También aparecían chicos que no terminaban la escuela primaria así que los íbamos incorporando a las escuelas y el sistema educativo. Algunos se escapaban, entonces la directora me llamaba y yo los llevaba en el auto hasta la puerta de la escuela para ver que no se escaparan. La escuela y la educación siempre fueron condición necesaria para entrar en bomberos según yo.

¿Qué sentís al saber que una de las unidades del cuartel lleve tu nombre?

A nosotros no se nos había ocurrido, pero si al actúa jefe Raúl Ferreira, ponerles a las unidades que se iban incorporando, el nombre de algunos de los que pasamos por bomberos. Y me parece que fue muy buena idea no solo homenajear a quienes ya no están entre nosotros sino hacer los homenajes en vida. Me sentí muy honrado con esto.

¿Qué lugar ocupa bomberos hoy en día y a la distancia?

Ya hace varios años que estoy en Córdoba, pero siempre muy cerca de bomberos. Uno siempre lo lleva en el corazón. Tengo los mejores recuerdos de muchos de los que están en actividad, de quienes están en reserva y de quienes nos dejaron en lo terrenal pero que siempre nos acompañan.