Tal vez porque "ir al gimnasio sigue siendo viable", quizás porque "se opta por un curso como un cable a tierra", las actividades relacionadas con el ocio y el tiempo libre no parecen haber perdido espacio entre los olavarrienses, tras el sacudón económico que se produjo en el país con las PASO del 11 de agosto. Así lo confirmó este Diario luego de una serie de consultas en gimnasios y escuelas de idioma, además de cursos de yoga y talleres de pintura y repostería, entre otras actividades.

Desde el barrio Luján, donde gerencia un complejo deportivo que reúne sala de musculación, spinning, pileta, y entrenamientos variados, Silvina analiza que "estadísticamente, nuestra matrícula no ha sufrido modificaciones". Es que, según su percepción, "la mayoría prioriza la salud. Y si vienen a la pileta, al gimnasio o a hacer bicicleta fija con una prescripción médica, terminan eligiendo la actividad física porque en muchos casos, así evitan llegar al medicamento".

"La mayoría sigue atesorando para sí ese espacio que le permite relajarse, escapar por una, dos o tres horas semanales de las preocupaciones"

Muy a pesar del marco económico, que en apenas pocas horas licuó los ingresos, achicándolos entre un 30 y un 40%, "la gente lo sigue asimilando como un camino que le permite mejorar su calidad de vida". Claro que están los que, tras analizar y comparar entre ingresos y egresos hogareños, "optan por dejar uno o dos meses, hasta que se arreglan económicamente, y regresan. Más allá de la crisis y de la inestabilidad, terminan retomando la actividad", también porque en esta época la mayoría busca verse y sentirse bien físicamente.

Todos, y en eso hay absolutas coincidencias, priorizan las necesidades infantiles. "Si hay que privarse de algo, los padres prefieren dejarlo ellos y no cortarle la pileta o la actividad deportiva a los chicos: ellos siempre están primero", definirá Silvina ante la consulta periodística.

Sin resignar

Desde la otra punta de la ciudad, Alejandro asegura que "económicamente, sigue siendo viable ir al gimnasio" y por ello, en el espacio que dirige no se han registrado bajas. "Hoy no figura entre las prioridades dejar el gimnasio; la gente lo sigue viendo como una actividad viable", asume el profesor. Aunque la realidad impulso un retoque en la mensualidad, este ítem representa entre 800 y 1.000 pesos mensuales, según la actividad seleccionada. Eso, comparará Alejandro, contra "los 700 ú 800 que te cobra un médico, la nafta del vehículo a 60 pesos el litro o los 500 diarios que te insume el supermercado, lo nuestro sigue siendo barato", sobre todo para quienes llegan a la actividad por una cuestión de salud.

Quienes optan por el yoga para "armonizar cuerpo y mente" tampoco resignaron ese espacio. Cristina, quien dicta sus clases en el espacio de una biblioteca barrial, asegura que no hay deserciones directamente relacionadas con el desajuste pos PASO. La mayoría sigue atesorando para sí ese espacio que le permite relajarse, escapar por una, dos o tres horas semanales de las preocupaciones generalizadas y, en definitiva, regresar "recargado" al ámbito hogareño.

  • Los clubes repiten el esquema: la crisis no ha provocado bajas de socios y los olavarrienses siguen eligiendo esos espacios para los momentos de relax, de deporte y de recreación.

El universo del aprendizaje de idiomas tampoco se resintió a manos del descalabro económico y el inglés sigue siendo el elegido, inclusive a esta altura del año. Una de las más experimentadas profesoras del medio aseguró ante este Diario que de su Instituto "no se han movido ni grandes ni chicos". El caso de los adultos es el más significativo, porque quienes lo eligen, suelen hacerlo mayoritariamente porque planean un viaje, aunque también figuran los que lo sienten como el placer de concretar algo que les había quedado pendiente.

Los futuros turistas "comenzaron con tiempo; no existe aquello de aprender Inglés porque ´me voy de viaje en tres meses´. Un idioma no se aprende así, porque lleva años", enfatizó la especialista.

Para Alicia, especialista en pintura decorativa, la crisis "vuelca todavía más a la gente a estas actividades: a pintar, a tejer, a bordar, a todo lo que sea manual". Con ella acuerda Marisa, quien desde el mostrador de una repostería y cotillón, advierte de qué manera aumentan las ventas entre quienes, sin ser profesionales en el rubro, "persiguen la satisfacción de hacer algo con sus propias manos para los padres, los hijos, los nietos, los amigos", bajo la forma de tortas, budines o bombones.

"Todos perseguimos ocupar ese ratito de tiempo libre en algo que nos distraiga, que nos ocupe y nos descanse la cabeza, que, en definitiva, nos tranquilice y nos permita abstraernos"

"De todos los años al frente de este negocio -reflexiona Alicia-, nunca he tenido los talleres tan colmados de mujeres, también con la presencia de hombres". Es que, en su amplia mayoría, "todos perseguimos ocupar ese ratito de tiempo libre en algo que nos distraiga, que nos ocupe y nos descanse la cabeza, que, en definitiva, nos tranquilice y nos permita abstraernos de la realidad circundante". Así, "la pintura te va transformando, constituye un cable a tierra. Además, se utiliza mucho para regalar. Si comprar un pañuelo, por decir algo, sale mucho más caro que pintar una caja de té, con la que además, uno se siente satisfecho y orgulloso porque lo pintó con sus propias manos y quedó bonito".

Es que "con la pintura, y también con el tejido, el bordado, alguna manualidad en definitiva, nos olvidamos de la realidad. Y hasta yo misma me sorprendo de la cantidad de gente que nos elige, que opta por estas actividades como una manera de despejarse" y ponerle buena onda a tantas complicaciones que nos plantea la vida cotidiana.