Estrés y reflexiones de fin de año: el lado B de las Fiestas
Llegan las fiestas de fin de año. Y con ellas llegan los cambios emocionales típicos de esta etapa. Lo que para algunos es alegría, para otros es estrés, ansiedad y un momento de reflexión y análisis de lo vivido en el año.
Por Tomás Kessler - Agencia Comunica (Facultad de Ciencias Sociales).
El 2022 está a punto de terminar. Llega el fin de diciembre y se aproximan las fiestas. Navidad y Año Nuevo: dos fechas en las que los grupos familiares intentan reunirse para pasar estos momentos juntos y "disfrutarlos en familia". Una frase muy escuchada a esta altura del año. Pero no para todos es así.
Para algunas personas estas fechas significan la oportunidad de reunirse, de pasar un momento especial y marcado por la alegría. Pero para otros es todo lo contrario. Muchos son los que prefieren no juntarse, buscan evitar las reuniones masivas y las obligaciones impuestas para esta época. Ansiedad y estrés se hacen presentes. Uno busca cumplir con todo y con todos para que nadie se sienta ofendido ni dejado de lado, pero al priorizar a los demás, se olvida de uno mismo y de su bienestar emocional.
En relación a esto, la psicóloga Natalia Álvarez analizó que estas fechas se tratan de "una época del año super convulsionada para todos en donde se empieza a vivir hasta como en el aire. Todos andamos muy enloquecidos entre compras y organización. También, y aunque no sea voluntario, la fecha nos lleva a un balance, a un cierre de año y eso nos provoca un estado de ansiedad y de estrés. Eso afecta en general a todos, por más que uno trate de estar exento, se empieza a sentir eso. Se modifican los estados emocionales orientados a ese lugar".
La rutina se altera de gran manera durante estos días. Y no se trata solo de esas fechas particulares. Anterior y posterior a estas, el estado emocional cambiante que menciona la especialista se hace presente. Cuando culmina el festejo de la Navidad, en un abrir y cerrar de ojos ya llega el fin de año y toda la planificación realizada una vez, debe repetirse.
"La previa a las fiestas es bastante larga. Todo el año nos pasa el hecho de decir 'Uh ya aparecieron las cosas de navidad' o el bombardeo constante de los medios y las redes para la compra y el consumo. Todo eso nos hace entrar en una vorágine antes y después de estas", planteó la profesional y agregó: "El post también es bastante complicado. Allí es donde surgen las reflexiones de lo que se gastó, de cuestiones familiares sobre a quién vimos, con quién nos reunimos y demás".
Cada año surge una misma cuestión. Se trata del hecho de que uno afronta muchas obligaciones. En palabras de Natalia Álvarez, se dice mucho el "tengo que…". Y aplica para todo. "Tengo que comprar la comida, los regalos, organizarlos, hablar con tal persona y así, muchas otras cuestiones. Es una suma de obligaciones a las que uno tiene que llegar y eso altera el estado anímico".
Respecto a aquellas personas que no quieren juntarse, la psicóloga explicó que "es super respetable. Hay que dar lugar cuando alguien no quiere. Por otro lado también habría que hacer una evaluación y ver el motivo. Suele ocurrir en esta época del año que se ponen más en evidencia cuestiones emocionales que vienen pasando y suelen generar ciertas conductas. Ahí es debido acompañar, ver si hay algo que se puede hacer, o simplemente respetar ese deseo del no querer juntarse".
Un punto que destaca esta profesional se basa en el hecho de no escapar a los estados emocionales que surgen. "Hay cosas que hay que afrontarlas, tomarse un minuto de calma y bajarse de la vorágine de todo lo que uno siente que tiene que hacer y hacer las cosas como se puede. Es necesario respetar los sentimientos, frenar, pensar qué estoy sintiendo y por qué. Muchas veces no somos respetuosos con lo que sentimos. Esto es prioritario, ponerse a reflexionar un poco sobre de dónde vienen estos sentimientos, o cómo surgen y darles un lugar en este momento del año, no tratar de evitarlos".
El cambio rutinario es otra cuestión a destacar. Uno no acostumbra diariamente a lidiar con todo lo que la navidad y el fin de año provocan. "Esto incide un montón, toda modificación en las rutinas y cuestiones que no son habituales que uno debe afrontar, requiere apelar a otras herramientas psicológicas y eso conlleva a un desgaste que nosdeja bastante agotados", manifestó.
Por último, Natalia Álvarez expresó que en en los casos que una persona se vea demasiado desbordada, la terapia siempre es una buena herramienta. "Por todo lo que esto genera, hacer una consulta psicológica sería una buena recomendación".
Todo esto conllevan las celebraciones de fin de año. Un momento de reflexión y análisis propio. Estrés, ansiedad y muchos sentimientos que deben afrontarse. Las obligaciones deben dejar de ser una presión y el respeto tiene que ser mutuo para todo tipo de situación.