Fue un brillante alumno. En el año 1934 comenzó a ejercer en la Escuela Nº 26 del paraje conocido como "El Chalet de Errecart", haciendo el trayecto en carro y levantando alumnos a su paso. También ejerció como maestro en las escuelas Nº 32 y Nº 8. En 1936 ingresó como profesor a la Escuela Normal, en la asignatura Actividades Prácticas, donde trabajó hasta su fallecimiento. En 1940 contrajo enlace con Edith Virginia Lhouerrou, también docente. De esta unión nacieron sus dos hijos: Gustavo y María del Carmen.

Educador de alma y lleno de inquietudes, lo llevaron a emprender la tarea de fundar dos colegios secundarios, incorporados al Ministerio de Educación y Justicia de la Nación, los que fueron más tarde oficializados y que eran el Colegio Nacional "Coronel Olavarría" (actualmente la Escuela de Educación Secundaria Nº 6) y la Escuela Nacional de Comercio "Alvaro Barros" (actualmente la Escuela de Educación Secundaria Nº 8).

Se destacó por su intensa labor como miembro de la Asociación Cooperadora de la Escuela Nº 32, y como un gran maestro de la misma. Su obstinación por la educación lo llevó a asesorar a un colega amigo de Laprida, Hugo Diez, para llevar a cabo la creación de un Instituto Secundario Incorporado al Colegio Nacional de Olavarría, cosa que se concretó. Hoy dicho colegio lapridense tiene un aula denominada "Héctor Nicolás Amoroso".

El Colegio Nacional "Francisco Narciso de Laprida" se oficializó en 1959. La historia se volvió a repetir en la vecina ciudad... En 1943 dejó la dirección del ICO, cargo que fue ocupado por la señorita María Luisa Lhouerrou. Renunció al cargo para poder conservar sus horas cátedra en la Escuela Normal. Pero no renunció a su compromiso con la institución por él fundada, ejerciendo la tarea de asesor en forma permanente.

Incansable en su afán de llevar a las villas cementeras la oportunidad de hacer el secundario, interesó a las empresas de ómnibus a adaptar sus horarios para favorecer el traslado de los alumnos a los establecimientos educativos de Olavarría. A la vez, al crearse el Regimiento de Caballería "Lanceros Gral. Paz" habló con su jefe, Tte. Cnel. Rafael Ruiz Bates, para llevar el almuerzo a los comedores escolares, pedido al que accedió el mencionado militar.

Siempre inquieto y con anhelos de superación, su permanente e intensa preocupación docente lo llevó a desarrollar una acción extra-escolar, llegando hasta los hogares de su barriada con su palabra consejera y experimentada.

Por su iniciativa comenzaron las Juegos Deportivos Intercolegiales que alcanzaron con el correr del tiempo un interés y nivel de participación inigualables. Participó en la creación de la Sociedad de Fomento y Cultura, antecedente de la actual Sociedad de Fomento que lleva su nombre. La misma nació a partir de una comisión vecinal que solicitó la creación de una plazoleta y un gimnasio infantil que se llamaría "4 de Junio" en un terreno baldío frente a la Escuela Nº 32. Hoy esa plaza se llama Libertad.

A partir del éxito obtenido, se materializó esta Sociedad de Fomento y Cultura para el barrio que por entonces se denominaba "Este", el día 31 de agosto de 1947. El 7 de septiembre de ese año se designaba la primera comisión directiva por él presidida. La finalidad inicial de esa entidad se concretaba en tres principios: trabajar por el mejoramiento del barrio, gestionar ante las autoridades municipales la creación de la Sala de Primeros Auxilios y Baños Públicos, y trasladar el embarcadero de hacienda desde la estación del ferrocarril a otro lugar más alejado.

Con el tiempo, se agregaron otros objetivos: apoyar la obra pro-sede social y campo de deportes del Club A. El Fortín; colaborar con la obra de la escuela N° 32 y gestionar su ampliación; preocuparse por el progreso del barrio, tratando de obtener mejoras en las viviendas, en la plaza Pablo Fassina y en la calle Urquiza; incrementar el alumbrado público; construir un puente sobre la playa de maniobras del F. C. Sud para eliminar los peligros de realizar el paso por entre las vías, y organización de actos culturales, como le ejecución de marchas y canciones ejecutadas por la fanfarria del regimiento local.

Fue un trabajador incansable con el único objetivo de mejorar la calidad de vida de su barrio: propulsó la creación del Centro de Egresados de la Escuela Nº 32 "Ministro Wilde", la construcción de una cancha de básquetbol en la misma escuela y la creación de su biblioteca, así como fue el ideólogo de la creación de la Sociedad Infantil "Amigos de las Plantas"; dedicó muchas horas de su corta vida para embellecer su barrio, plantando árboles que "alegren el paisaje y mejoren la vida de los vecinos", como lo expresó en un discurso en el año 1948. También fue asesor de la Biblioteca de Sierras Bayas. Héctor Nicolás Amoroso falleció el 27 de marzo de 1949.

En su visita a Olavarría en 1967, con motivo del centenario de la ciudad, don José Américo Mele recordó con gran emoción a su compañero y amigo: "Héctor Nicolás Amoroso falleció a los 34 años de edad. Era un emprendedor, avanzaba con fuerza, con sentido de triunfo… Así lo vi yo fundar nuestro Colegio Nacional. Era un realizador de cosas; las construía y nunca más las abandonaba; se comprometía con ellas y cuando observaba que algún obstáculo lo podía apartar de sus objetivos, no titubeaba en apartarlo... Él siempre avanzaba".

Contaba don Hiram Salomón Bensabath: "En 1944, yo ingresé al cuerpo de profesores del NYCO. Héctor Amoroso había sido mi profesor en la Escuela Normal. Fui su discípulo, luego colega y amigo. Pude apreciar sus magníficas condiciones como docente, y lo que es más importante aún, sus cualidades extraordinarias como persona que se brindaba al alumno más allá de la estricta relación profesional. Fuera de la escuela era capaz de compartir con sus alumnos una amena charla sobre fútbol o de otros temas más profundos como el papel de la escuela en la educación".

Héctor Nicolás Amoroso fue autor de varios artículos periodísticos relacionados con su pasión: la educación de los niños y adolescentes. En 1941, el diario La Democracia publicó una interesantísima nota titulada "El problema social más importante que debe resolverse en Olavarría, es el de la educación".

Al joven docente Héctor, se lo presentaba así: "En los círculos intelectuales de Olavarría, una de las figuras de destacado relieve es, no obstante su juventud, el señor Héctor Nicolás Amoroso. Poseedor de una vasta cultura y de un espíritu dinámico realmente admirable, es un enamorado de la acción forjadora de sanos ideales. Es director del Instituto Coronel Olavarría, tiene una cátedra en la Escuela Normal, ejerce como maestro en la escuela primaria N° 8, y además, presta su desinteresado y entusiasta concurso para toda iniciativa de bien colectivo en las diversas instituciones en las que actúa. Es por ello, como decimos, uno de los valores jóvenes llamados a gravitar por su capacidad en el porvenir de nuestra ciudad. Atento como siempre a nuestro requerimiento, ha escrito una vez más para nuestro diario La Democracia, respecto a elevados conceptos sobre importantes problemas sociales".

Otro artículo fue publicado en 1943, cuyo título fue: "Educación, Instrucción, Cultura". Lo presentaba así: "Educación: acción de educar. Crianza, enseñanza, doctrina, instrucción, cortesía, urbanidad. / Instrucción: acción de instruir. Ciencia, cultura, caudal de conocimientos adquiridos. / Cultura: Cultivo, instrucción, ilustración, sabiduría, resultante de haber cultivado los conocimientos humanos".