Si bien la escalada inflacionaria no es nueva, ya lleva más de ocho años, la sufrida últimamente impactó notablemente en los bolsillos porque todos los salarios todavía no han aumentado en la misma proporción. "Yo lo noto mucho. Clientes que siguen siendo buenos pero que se cuidan mucho más, preguntan precios que antes no preguntaban y compran solo lo que van a comer ese almuerzo o esa cena puntual", remarca un almacenero de Pueblo Nuevo.

A su comentario se suma Julio De Felice, quien desde San Vicente dijo que "se compra lo que se necesita. Yo incluso adhiero a la red minicosto, pero la gente me dice que se maneja con lo que necesita a diario. Está muy tranquilo a nivel comercial. Son pocos los rubros que siguen con el envión. Y a esto se suma que la gente no duda en llevar segundas marcas, salvo en los lácteos que siguen eligiendo un producto que volvió a aumentar", evaluó.

Una consumidora, a la salida de un supermercado, agregó su visión al panorama actual: "tenés que ir eligiendo los productos que necesitas en el momento. Se terminó la compra de muchas cosas en el súper. Yo por ejemplo sigo conservando las marcas pero seleccionás lo que necesitas en el momento y no comprás más de una. Y además ahora aprovecho ofertas y compro eso".

Una mujer a su lado que decidió sumarse a la charla agregó a este diario su forma de compra: "Yo hice dos cosas. Por un lado achiqué las compras pero de todos modos nunca gasto menos de 380 o 400 pesos en el supermercado, pero además le compro más al almacén del barrio porque a veces tiene los mismos precios que acá, pero no puedo pagar con tarjeta. Y lo otro que hice es armar una pequeña huerta". La modalidad encuentra cada vez más adeptos, por distintos motivos: es una forma de ahorrar, de cuidar la tierra, acercarse a la naturaleza y consumir productos caseros y naturales. "Hay muchas cosas fáciles de sembrar en casa para ahorrar, yo tengo lechuga, zapallos y todo lo que es hojas de albahaca, menta y romero, que se puede freezar", agregó.

Inflación vieja y nueva

Para varios comerciantes consultados, la inflación "no es nueva", aunque admiten que la última impactó en forma especial. "Esto ya pasó en el 2014, con la otra devaluación, cuando tampoco sabíamos qué hacer. Después pasa, pero el problema es que en el medio quedan muchos en el camino, los más débiles. Hoy pagar 17 pesos un litro de leche es una locura, sobre todo cuando al tambero se la pagan 2,50. Pero la inflación fuerte que golpea no es de los últimos meses sino de los últimos días", se queja De Felice.

Para José Luis Sollé, productor de carne, "el problema no el aumento de la carne (que sigue siendo barata en comparación) sino que la gente está desplatada. No hay plata, no hay efectivo.

Las compras de alimentos con tarjetas de crédito cuando hace unos meses se usaban para la adquisición de electrodomésticos o indumentaria es una realidad cada vez mas tangible. "Yo prefiero dar fiado y no poner posnet porque el Banco te saca mucho dinero, a mí por mi nivel de venta no sé si me conviene. Pero al mismo tiempo pienso que mis clientes deben pagar los servicios con dinero en efectivo y van a comprar con tarjeta al supermercado, entonces en ese sentido me perjudico. Lo estoy analizando", dijo el comerciante de Pueblo Nuevo.

Sollé aseguró que "la gente está comprando con tarjeta, cualquier cantidad. No hay poder adquisitivo, no hay dinero. Y no hay por un lado por el miedo que hay en la gente y entonces guardan lo que tienen, porque no saben si va a haber trabajo el mes que viene. En muy poco tiempo se ha generado incertidumbre", por lo que advierte un panorama "complicado".

Darío Martínez, desde su carnicería, analizó que "la inflación no es nueva. Y los cambios en el consumo se dan desde hace varios años. La Argentina llegó a estar arriba de 80 kg de consumo anual y hoy está en 65", aunque él no lo atribuye únicamente a la inflación sino a cambio de hábitos sociales: "la mujer trabaja afuera de su casa, no tiene tiempo para cocinar tanto, la familia se dispone de otra forma. La inflación obviamente influye y el poder adquisitivo de la gente no es el mismo. Es cada vez menos. La gente se volcó a consumir pollo y cerdo, pero la costumbre argentina es la carne. Es la base de nuestra dieta", a la que accede cada vez menos gente.