Para ambos no ayudó la obra públcica, que fue y sería escasa, y el movimiento " se fue dando en lo privado y en lo micro", como enunció Fariña.

Para el profesional, "no ayuda la pandemia, ni el dólar ni los precios ni las perspectivas de negocios", para que la construcción se mueva como se esperaba. "tenemos la segunda ola, un dólar errático y los valores de los alquileres no favorecen ni la compra de inmuebles ni su construcción".

Evelia Ocampo también opinó algo parecido y le añadió una opinión muy interesante sobre lo que denominó "la construcción pos pandemia", basada en la experiencia de la gente que de pronto debieron convivir en espacios muy reducidos y "ahora se está pensando en dimensiones diferentes, con posibilidad de expansión, del goce de los espacios verdes y demás. Para mí es lo que se va a imponer aunque debemos tener en cuenta también la variable recursos. Pero ya no se puede pensar en una construcción sustentada en lugares para amontonar gente", graficó.

Rentabilidad escasa

La construcción en su conjunto suele ser considerada una industria "madre" por su capacidad para movilizar el trabajo y para dinamizar sectores productivos asociados a ella.

En este marco pandémico, puede decirse que la construcción en su conjunto ha sido una de las actividades que más se ha visto afectada por las distintas disposiciones como la circulación de personas y llegó a registrar una caída del 75,6 % interanual de acuerdo al Indec.

Si bien el ingeniero Fariña había manifestado un fuerte optimismo para este año, hoy piensa que "el crecimiento no fue espectacular porque la segunda ola le puso freno y también otras variables como un dólar errático y la falta de obra pública".

También advirtió que hubo una actividad privada importante en las cementeras, pero en la micro obra quedó radicada no en la construcción de complejos habitacionales como departamentos porque la rentabilidad no es atractiva: no hay ventas y nadie compra para alquilar por el valor de los alquileres que o bien se mantienen congelados o bien no acompañan la inflación. Cabe decir que el valor de las locaciones representó históricamente el 1 por ciento del valor de la propiedad, y hoy, con mucha suerte es del 0,15 y el 0,20 por ciento del precio final".

También puso en juego "las tasas de servicios urbanos que han aumentado significativamente en relación con el valor de la propiedad y el precio de los alquileres. Conozco un caso en el que un localcito por el que percibe 8 mil pesos de alquiler, hoy paga unos 1.300 pesos mensuales de tasa".

Destacó el plan de viviendas que piensa llevar adelante la gestión municipal de 24 ó 25 viviendas y dijo que "hacía tiempo que no se hacía algo parecido". También mencionó la repavimentación de la avenida Ituzaingo y el pavimento en Pueyrredón entre La Rioja y Eva Perón, y ya salió la licitación". Relativizó la terminación del Polo Judicial porque "es mucha inversión para la actual coyuntura".

Luego dio varios ejemplos entre la falta de proporción entre la suba de los alquileres y el aumento de las tasas de servicios urbanos sobre lo cual opinó que se transforma en "una variable importante para tener en cuenta".

Construcción pos pandemia

"Yo preveía un año explosivo -recordó el ingeniero Fariña- pero la segunda ola y el comportamiento del sistema financiero lo transformaron en un año nuevamente recesivo. Los funcionarios están pensando en que la gente no se muera de hambre y en mejorar el sistema sanitario", dijo, pero no desestimó un movimiento de la mano de obra a partir de la micro obra privada.

En cuanto al precio de los materiales, tanto él como Evelia Ocampo coinciden en que "han ido aumentando a la par del la inflación pero no porque haya habido un aumento de la demanda. A pesar de la recesión, igual los aumentan, pero no tienen la culpa los corraloneros sino que a ellos les viene ya el aumento. Es decir, no son formadores de precios", recalcaron.

La maestra mayor de obras confirmó que "hay menos ventas pero lo raro es que sigue habiendo aumento de los precios", tras lo cual opinó que "aquellos vinculados a la producción de agroalimentos son los que movilizan un poco la construcción porque cuentan con más recursos".

Dijo lo mismo sobre la inconveniencia para construir departamentos para vender o alquilar y planteó un tema socioculural al que denominó como la vivienda de la pospandemia.

"Hoy, quien puede hacerlo, trata de alejarse del casco urbano pero busca viviendas de otras dimensiones, fundamentalmente arriba de los 100 metros cuadrados. Es que el encierro los llevó a pensar en la calidad de vida y en la necesidad de contar con dimensiones apropiadas para la convivencia que implica además el convivir con el trabajo domiciliario o con chicos. Es otra cultura de la construcción, con espacios amplios, balcones y verde". Luego de lo cual también sostuvo que poco a poco, y siempre supeditado a los recursos que se dispongan, está avanzando la construcción en seco, pero también con otras dimensiones porque se acabaron las casitas para acumular personas", sentenció.