"Reinventarse" parece ser la palabra clave para las Bibliotecas Populares en los tiempos que corren. "Es que tenemos que buscarles otra utilidad, abrirnos a la comunidad para otras cuestiones, más allá del préstamo de libros", argumenta la presidenta de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular "Armando Collinet" y, simultáneamente, referente de esas entidades culturales ante la Municipalidad de Olavarría, Gloria Touceda.

Básicamente, el mayor desafío parece ser el de permanecer vigentes ante el inevitable avance digital. "Si los chicos tienen todo al alcance de su celular", analizará Touceda desde la conciencia plena de esa marea que minimiza las consultas de textos en papel.

En la actualidad, Olavarría cuenta con 13 bibliotecas populares que reúnen unos 180 mil volúmenes y suman unos 3000 socios en total. Todas reciben apoyo económico estatal, dependiendo de su personería jurídica y en este sentido existen tres tipos de subsidios: el anual que hace llegar la Nación, a través de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, más conocida por sus siglas Conabip; y una ayuda mensual que otorga el Estado bonaerense, donde existe una ley provincial de bibliotecas, la Nº 14.777, aprobada por unanimidad el 16 de octubre de 2015, y que reemplaza el antiguo decreto ley 9319-1979, firmado en años de la dictadura cívico-militar.

"Desde Provincia suele haber algunos retrasos; previo a las últimas elecciones se pusieron al día y luego del acto eleccionario se retrasó el retroactivo" surgido de una actualización para el sueldo básico de un agente administrativo bonaerense del que depende la ayuda, que "está como desfasada de la realidad económica", argumentó Touceda, pensando en esa suma que viene a cubrir gastos corrientes, salarios del personal y reponer material bibliográfico.

Finalmente, a nivel local existe una ordenanza, la Nº 3928/16, para la protección, desarrollo y fomento de las Bibliotecas Populares del Partido. La norma contempla una ayuda económica mensual y plantea el aporte de un empleado y pedidos especiales como reparaciones edilicias, cambios de mobiliario, provisión de material bibliográfico o capacitación del personal. Para ello, el Municipio abrió un Registro Municipal de Bibliotecas Populares (RMBP) y "se mantiene muy al día con ese pago que depende de la cantidad de volúmenes que tenga el espacio". En algunos casos, la contribución resulta equivalente a los gastos generales o en otras, incorpora también el sueldo de un auxiliar de biblioteca.

El desafío

Armando Collinet, 1º de Mayo, Coty Laborde, Independencia, Crucero General Belgrano, Héctor Amoroso, Helios Eseverri, Ferroviaria y Del Otro Lado del Arbol, más las ubicadas en las localidades de Hinojo, Sierras Bayas, Sierra Chica y Loma Negra totalizan las 13 bibliotecas populares de Olavarría.

Cada una con sus características particulares, sus debilidades y fortalezas y su propia esencia, enfrentar un desafío común, el mayor: "no poder aumentar la masa societaria", admitió Gloria Touceda, para reconocer inmediatamente que "estamos trabajando para eso, para renovar ambientes, para reformularnos desde una concepción muy antigua de la biblioteca; porque todo ha avanzado tanto, que debemos apostar a propuestas interesantes para que la gente se acerque. Tratamos de trabajar en red, de organizar eventos en común, de privilegiar la empatía y colaborar con aquellos a los que les falta algo; sobre todo eso, promoverlas, promocionarlas, tornarlas visibles", sumando talleres, muestras y nuevas actividades en cada uno de esas espacios culturales.

Este año, al igual que en ediciones anteriores, las bibliotecas populares adhirieron a propuestas "externas", como la Maratón Nacional de Lectura o la Feria Libros en Olavarría, para la que trasladaron talleres y se abrieron para que los olavarrienses conozcan su variadísima oferta y abanico de posibilidades. "Buscamos reinventarnos, abrirnos a la comunidad más allá del préstamo de libros".

En total, las bibliotecas suman unos 3.000 socios en todo el Partido. Particularmente la Collinet, la más antigua de la ciudad y privilegiada por su ubicación céntrica, incorpora unos 500 que abonan 80 pesos mensuales, mientras que la Independencia o la de Hinojo, por citar algunas, tienen una masa societaria de 200 almas cada una.

En el barrio Pueblo Nuevo, la Biblioteca Coty Laborde trabaja con unos 280 socios, quienes abonan una cuota mensual de 50 pesos. "Aquí estamos muy agradecidos, porque estamos funcionando bien", contó la responsable de la Comisión Directiva, Nora Montero.

Económicamente, el espacio suma los subsidios estatales y por otra parte, tiene "una proyección social muy significativa, que supera el simple hecho de prestar libros. Buscamos reperfilarnos, como se dice ahora, y abrirnos a los contactos educativos y comunitarios, al tiempo que vamos incorporando tecnología".

Los talleres para adultos mayores, las charlas, los encuentros con escritores locales y las propuestas de poesía también se integran a esta modalidad de buscar nuevos caminos para la biblioteca que hoy mismo a las 17.30 tendrá su actividad de cierre con una mateada a la canasta, del que invitó a participar a la comunidad en general.