Sin embargo, habría una explicación más científica que azarosa y se trata de cómo pensamos y nos comportamos. Resulta que a a hora de valorar nuestra suerte solemos pensar que somos responsables de la buena suerte, pero no que no tenemos nada que ver con la mala suerte. Otra valoración usual es creer que la suerte solamente favorece a aquellos que están en el lugar y en el momento adecuados, cuando en realidad mucho depende de nuestra mente y de prestar atención a las oportunidades que se nos presentan.

Llamar a la buena suerte o evitar la mala, entonces, es nuestra responsabilidad y de eso habla el psicólogo Richard Wiseman, un académico británico que ocupa la única cátedra de Reino Unido sobre Entendimiento Público de la Psicología.

Wiseman se pasó una década intentando entender qué le ocurre a la gente, es decir, por qué unos se consideran afortunados y otros, desafortunados. Demostró que la buena y mala suerte son resultado de hábitos medibles.

La suerte no es mágica. Según el catedrático, las personas con suerte saben aprovechar las oportunidades. En cambio, con la gente desafortunada sucede lo contrario.

Sus investigaciones han sido publicadas en las principales revistas académicas, con un columnista del Scientic America calificándolo como "el psicólogo experimental más interesante e innovador del mundo de hoy". Ha escrito varios superventas populares de psicología que han sido traducidos a 30 idiomas. Ha dado varios discursos de apertura para la Real Sociedad, el Foro Económico Suizo, Google y Amazon.

Nadie nace con suerte fue la culminación de su investigación y en esta obra explica por qué las cosas buenas siempre les pasan a las mismas personas. Hay tres factores que determinan la suerte de la gente, pero lo más importante es tener una cosa clara: el 90% de nuestra existencia se define por nuestra forma de pensar y el 10% restante es aleatorio.

Personalidad

Para estudiar el fenómeno de la suerte, Richar Wiseman convocó a personas que se sintieran afortunadas o desafortunadas y les dio a ambos grupos un periódico. La consigna que debían cumplir era responder cuántas fotografías había en el interior de la publicación.

En una de sus hojas colocó un anuncio que decía: "comuníquele al investigador que ha visto esto y obtenga 250 libras". Sorprendentemente (o no), los que dijeron tener buena suerte fueron más propensos a hallar el mensaje que ocupaba media página.

En otra prueba realizada por Wiseman, se colocó un poco de dinero en la calle por la que circularían personas que afirmaban tener suerte y otras que se consideraban desafortunadas. Las personas "afortunadas" notaron el dinero y lo recogieron, pero las de "mala suerte" pasaron por el costado sin verlo.

El reconocido psicólogo afirma que "las personas supersticiosas que creen firmemente que son poco afortunadas, realmente se sentirán más tensas ciertos días. Con total seguridad se sentirán estresadas, conducirán peor y posiblemente estarán más distraídas.

Por otro lado, las personas que se sienten afortunadas son más relajadas y abiertas, y, por lo tanto, observan todo el panorama y no sólo lo que ellos están buscando.

Los cuatro factores

Otro factor es "seguir nuestro instinto" que tiene mucho que ver con aprovechar esa nueva oportunidad. Y los afortunados no tienen miedo de encarar algo cuando eso les genera buenas sensaciones.

Las personas con mala suerte son analíticas por naturaleza y tienden a pensar demasiado en la situación, lo que termina convirtiéndose en una gran desventaja. Según Wiseman, "les lleva más tiempo decidir las cosas y, a menudo, su forma de pensar no es muy útil".

"Confiar en que todo saldrá bien" es otra de las premisas. Como optimistas que son, los afortunados esperan lograr el éxito en todos los proyectos que emprenden. "Esperan que las cosas salgan bien, y esa convicción se convierte en una profecía autocumplida", afirma Wiseman. Puede que no funcione siempre, pero tener una actitud positiva los ayuda a seguir adelante incluso en momentos difíciles. Además, esta cualidad tiene un efecto dominó y termina atrayendo a otras personas.

"Mantenerse positivo" es otro factor importante. Frente a las adversidades, los afortunados suelen recuperarse más rápidamente.