Un problema de nocturnidad está instalado hace tiempo en Olavarría. Los jóvenes, principalmente de 16 y 17 años, no pueden ingresar a bares y boliches -se permite el ingreso para mayores de 18- pero encuentran otras alternativas para vivir la noche olavarriense, ninguna de ellas recomendadas desde la seguridad y el control para cada uno de los individuos.

Los jóvenes olavarrienses piden, de forma urgente, cambios con respecto a las leyes que reglamentan la vida nocturna. Los locales bailables, confiterías bailables, discotecas y salones de baile de Olavarría permiten el ingreso a personas mayores de 18 años, por lo que quienes no cumplen tal requisito quedan afuera de los mismos. Los más grandes de éstos, es decir de 17 años, presentan las mayores inquietudes.

La juventud que transcurre el último año del secundario, lo que se llama la promoción, "reclama" el hecho de no tener la posibilidad de ingresar "legalmente" a los lugares bailables, ya que con 17 años no pueden hacerlo. Expresan la falta de un lugar físico para ellos, lo que se convierte en un aspecto muy peligroso, ya que organizan sus propios planes, los cuales no son aconsejables en muchos aspectos.

Desde las autoridades municipales confirmaron a este Diario que se están analizando posibles soluciones o procedimientos a llevar a cabo, que son conscientes de la problemática actual pero que la misma requiere de un profundo y extenso análisis. Mientras tanto, los jóvenes continúan esperando respuestas al respecto.

"Los chicos están buscando sus alternativas. Tienen bronca de salir ilegalmente, cuando sus propios padres los dejan salir. Parece algo medio raro. A los boliches ingresan igual, sea con documentos truchos o DNI que no son de ellos", contó Tomás Recofsky, un empleado de una reconocida empresa de viajes para jóvenes en Olavarría y organizador de fiestas.

A su vez, existe un Concejo Estudiantil que está buscando impulsar ciertas modificaciones al respecto. "Se quiere pedir al Municipio la posibilidad de estirar la cuestión de la edad, que sea mayores de 17 años para algunos casos y mayores de 16 para otros lugares, y también una extensión en el horario del ingreso, que ahora es sólo hasta las 2 de la madrugada. Esto lo piden todos los olavarrienses", comentó.

En relación a lo último, es importante aclarar que la vigencia de la normativa de la Ley Provincial 14.050 indica que las 2 de la madrugada es el tope de ingreso de público en los locales bailables, confiterías bailables, discotecas, discos, salas y salones de baile, lugares cerrados y al aire libre.

"La mayoría de las personas están esperando ingresar al boliche de forma normal, y no andar con un documento que no es propio o hacer hasta lo imposible por entrar debido a no tener 18 años por un puñado de meses", le explicó a este Diario otro joven organizador de fiestas privadas.

Fiestas privadas

En este contexto, las fiestas privadas en quintas avanzan y ganan terreno. Las complicaciones para ingresar a un espacio físico, las prohibiciones y los impedimentos, producen que los jóvenes de 17 y 16 años busquen sus propias alternativas. Hay un aspecto que vale admitir: ellos no se quedan en las casas, sino que buscan otros planes.

Así es como, hace tiempo, se organizan durante todos los fines de semana diferentes fiestas privadas, las cuales están prohibidas y significan un peligro para toda persona que diga presente en tales eventos. Sin autorización de ningún tipo, las mismas se desarrollan bajo ningún control, ya que el ingreso tiene ''escasa'' regulación en cuanto a la edad y se permite la libre venta de alcohol hasta altas horas. Incluso, en algunas fiestas, la consigna es hasta que "la bebida se acabe".

"Se hacen en quintas y son organizadas por los chicos mismos. Son jóvenes que difunden la fiesta, van todos menores y toman alcohol toda la noche. Siempre se hicieron, pero ahora se está saliendo un poco de control y el panorama es más complicado. Como no tienen un espacio físico para ir, los menores terminan en fiestas privadas bajo ninguna norma de seguridad", afirmó Tomás Recofsky.

"Se organizan entre ellos mediante whatsapp o redes sociales. Se comunican en un grupo y nadie se entera. Por eso a veces es difícil hacer algo. Pero esto es un problema de fondo, e insisto que pasa por la escasa oferta para ellos", agregó.

Las fiestas privadas son cuenta corriente en Olavarría y en otras ciudades. En lo que refiere al plano local, las autoridades logran, en algunas ocasiones, las suspensiones de las mismas, pero no sucede lo mismo en algunas otras que se desarrollan con los jóvenes. El pasado fin de semana, en concreto, fueron dos las fiestas suspendidas en diferentes quintas por controles policiales: una el viernes y otra el sábado. Incluso, una de ellas tuvo un herido de arma blanca.

Una decisión política

La Comisión Especial para abordar la problemática de los jóvenes y nocturnidad, creada en el Concejo Deliberante, tiene en carpeta un proyecto de nocturnidad que será estudiado -ver recuadro-. Además, continúan las reuniones con jóvenes y autoridades para definir los pasos a dar próximamente.

Mientras tanto, un movimiento de jóvenes tuvo su propia iniciativa. El objetivo de la misma es conseguir firmas de padres responsables que aceptan la salida a boliches de sus hijos de 16 y 17 años. Al momento de consumar la firma, se entregará un alimento no perecedero para que la iniciativa tenga su fin solidario. Si bien no hay confirmaciones, la idea es hacerlo en el mes de septiembre durante el día de la primavera en un punto de encuentro a elección.

Hasta el momento, lo que está claro es que los jóvenes manejan ciertas alternativas que no son las mejores para salir durante la noche de Olavarría: la utilización de un documento falso de identidad para así ingresar a boliches o bares, o la presencia y organización de diferentes fiestas privadas. Hay una tercera opción que no parece mejorar lo dicho anteriormente: la negativa del ingreso al boliche produce la circulación insegura de muchos jóvenes por las calles. "Aumentar la edad de ingreso, al menos hasta los 17, sería un paso importante y un beneficio muy grande para la noche de Olavarría", confirmaron diferentes jóvenes a este Diario.

El estudio del proyecto

La Comisión Especial que se creó desde el Concejo Deliberante para abordar la problemática de los jóvenes y nocturnidad tiene en carpeta un proyecto que está siendo analizado. Un día por semana, esta comisión desarrolla reuniones con diferentes actores de la temática como dueños de boliches, jóvenes, control urbano, entre otros. Durante las mismas se originan debates y se ponen en la mesa diferentes puntos de vista en relación a la nocturnidad, los focos conflictivos y el proyecto dicho anteriormente.

Gabriela Delía, concejal de Radicales Convergentes, forma parte de la comisión. "El proyecto está con nosotros y estamos trabajando con diferentes actores de la sociedad para abordar la problemática. Estamos viendo sus enfoques con respecto a la nocturnidad y los jóvenes. Se escuchan opiniones en relación al tema, pero no hay un dictamen definitivo sobre el proyecto, no se pasó a legislación", explicó.

"Se está investigando y buscando información. Queremos ver y conocer las necesidades de los jóvenes, qué buscan, escuchando todas las partes. No se debate el proyecto en sí, sino que las reuniones sirven para hablar del tema en un aspecto general. Es decir, no estamos abocados sólo al proyecto", agregó.

Además, Gabriela Delía afirmó que "el jueves -por mañana- vamos a participar del parlamento juvenil, donde se realizarán mesas sobre este tema. Y después veremos, con lo recaudado en todo este tiempo, cómo analizar el proyecto. Se puede dar el visto bueno, hacer modificaciones o surgir una nueva iniciativa. Pero se verá más adelante, ahora no te puedo decir nada en concreto en relación a esto".

Lo que pudo averiguar este Diario, tras consultar con diferentes fuentes, es que el proyecto que apunta a regularizar la habilitación de lugares privados para fiestas presenta ciertos requisitos para los organizadores, pero algunos de ellos complejos de cumplir. En este sentido, entre los concejales que accedieron al mismo, no hay una postura tomada.