Darío Fariña

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El 1 de agosto se conmemoró el Día del Técnico Escénico y ellos cuatro, que generalmente pasan inadvertidos en cada show en el Teatro Municipal, tienen muchísimo que ver para que los espectáculos se desarrollen normalmente. Salvo que ocurra algún imprevisto, que los obliga a aparecer "en escena" -es decir subir al escenario y solucionar el inconveniente-, nadie los ve, por supuesto.

Pero eso no les preocupa. Para nada.

Es que ellos son como los árbitros de fútbol: cuanto más inadvertidos pasan, muchísimo mejor. Eso quiere decir que el trabajo que hicieron fue excelente.

Sonido, luces, detalles en la escenografía, micrófonos óptimos, cables bien enchufados, consola funcionando a pleno. Todo lo supervisaron antes de que suba la banda al escenario del Teatro Municipal o antes de que comience la obra de teatro. O lo que sea. Ellos están listos. Siempre. Forman un equipo unido, fuerte, que se defienden, se ayudan y están listos para darse una mano.

Cuando llega el momento del relax, cuando se distienden luego de tanta adrenalina acumulada, Martín Escapil, Sergio Esquivel, Maxi Rodríguez o José Luis Bibiloni recién allí pueden aflojarse un poco. Vienen la rueda de mates, alguna anécdota, un comentario que ayuda a corregir algo. También las cargadas entre ellos, lógico: Martín, el jefe del área, pasa a ser "Narigón" porque ya no reniega tango y hasta sonríe; Sergio tira un par de frases para "pegarle" a alguno del grupo; Maxi dejará de andar corriendo; José Luis pasa a ser Bibilonich ("no compra ni bizcochitos", dicen los otros tres).

Ellos son los técnicos escénicos. Los de nuestro Teatro Municipal. Los que hacen que el mítico templo de la calle Rivadavia sea un lugar sagrado para los artistas, que lo valoran y lo ponen en el podio de los mejores. Y ellos tienen mucho que ver en eso. Los cuatro contaron sus historias. Valía la pena escucharlos:

Martín Escapil (43). "Hace seis años -se cumplieron el 1 de mayo- que trabajo a cargo del área técnica del Teatro Municipal. Pero yo comencé a trabajar antes en todo lo que es sonido. A los 13 años, en el ´90, empecé con el audio por una locura de mi viejo (Domingo Escapil), así que después hice mi experiencia cuando fui más grande, en forma independiente. Ojo, también tengo que destacar a mi vieja (Elsa Fernández), ya que sin el apoyo incondicional de ellos hoy ésta no sería mi profesión. Fui proveedor municipal durante un tiempo largo hasta que eso se cortó y después de mucho tiempo entré como empleado. Estaba cansado de trabajar en forma particular y decidí vender todos mis equipos. Entonces vine a hablar con Karina (Ostertag), que ya era directora del Teatro, para preguntarle si había alguna posibilidad de entrar a trabajar acá y me dijo que sí. Armé un proyecto que es el que tenemos actualmente funcionando, que fue durante la gestión de José Eseverri, que no era con un equipo de la "topetitud" ni tan bajo, es decir algo intermedio. En ese momento José me dijo que hiciera lo que tenía que hacer y le metimos para adelante, para armar un proyecto relindo que concretamos con Karina, quien siempre me apoyó en cada decisión que tomé. Y la del teatro es una gran familia, de eso no hay dudas, ya que cada uno en su puesto hace cada día más grande a nuestro teatro. Acá vienen todas las bandas o compañías y no tienen problemas; a lo sumo agregan alguna cosa, pero en la mayoría de las veces se utiliza el equipo del Teatro. Es que las mesas son de última tecnología tanto de luces como de sonido. Como municipal, es el único que tiene equipamiento propio de este nivel y todos los que vienen a tocar lo destacan".

Sergio Esquivel (36). "Arranqué en el Teatro Municipal en 2002, pero cuando era la vieja Asociación Amigos del Teatro cuando veníamos a colaborar, a acomodar gente, eso era sin pago alguno así que mirábamos el espectáculo y de paso nos juntábamos. A mí me gustaba siempre venir al teatro. De a poco se fue dando, ya que en un momento necesitaron a alguien que manejara el telón porque había pocos técnicos en esa época. También arranqué ayudando en el telón y ad honorem. Después me pusieron fijo y quedé como maquinista, en 2009, que fue cuando ingresé a la planta principal y a planta permanente en 2011. Seguí como maquinista hasta hace tres o cuatro años, cuando pasé a ser operador de sonido. Estaba un operador que ya nos dejó, Omarcito Chrestía, y se necesitaba a alguien en el sector. Ya estaba Martín, estaban los equipos nuevos, así que le dije que no buscara afuera porque yo me animaba a ser operador de sonido en la sala. Me respondió "si te animás, yo te enseño". A lo que le contesté que si no servía, que me sacara. Pero aparentemente sirvo, o bien no encontró a nadie mejor (dijo riéndose) y acá estoy. La verdad es que es algo que me apasiona. Me gustaba siempre el teatro. ¿Un actor escondido dentro de mí?, no, no, pero sí un bailarín escondido, porque en el ´98 comencé bailando con la profesora Silvia Francomano haciendo danzas italianas; luego hice danzas alemanas con Andrea Hess, de todo un poco, y de esa manera me fui metiendo en el teatro. Ahora estoy como operador y me encanta, y creo que a los que estamos acá nos apasiona este trabajo".

José Luis Bibiloni (29). "En julio cumplí un año trabajando en el Teatro. Estoy haciendo el reemplazo de Sergio (Esquivel) en el puesto de maquinista y video. ¿Cómo llegué?, gracias a Martín y a Sergio, quienes andaban buscando a alguien para cubrir un puesto en el equipo porque había renunciado uno de los chicos que estaban. Yo también andaba buscando trabajo. Lo lindo de estar acá es porque es como una familia, y además porque me da la posibilidad de seguir estudiando la carrera de ingeniería civil. Cuando Sergio bailaba yo era el fotógrafo, así que desde pibe me gustaba todo esto. El teatro es muy lindo.

Maxi Rodríguez (35). "Acá, en el Teatro Municipal, hace cinco meses que estoy, pero siempre trabajé en lo que es sonido. Durante muchos años con Pablo Pais, aunque comencé con Martín (Escapil) hace ocho años aproximadamente y gracias a él pude entrar. Después pasé con Pablo y siempre hice sonido y la posibilidad de venir al Teatro se dio porque me lo propuso Martín y gracias a él pude entrar y estar en el equipo con los chicos. Estoy en escenario y en el armado de escenografía. Entré yo a ocupar el lugar de Carlos Jorge, ya que falleció y Martín pensó en mí para ocupar el puesto de Charly. Me gustó la propuesta y vine. La técnica es excelente y es muy cómodo trabajar así, porque se sabe que todo va a salir bien porque se trabaja con profesionalismo, lo cual está muy bueno.

Una frase en común

"La exigencia siempre está, por supuesto, pero no lo tomamos como un trabajo porque la pasamos muy bien. Venimos a disfrutar. No es que nos levantamos y tenemos que ir a trabajar, sino que decimos que está bueno ir al Teatro porque tenemos tal o cual cosa para hacer. Siempre hay un desafío nuevo y sentimos el apoyo de Karina Ostertag, lo cual es fundamental, ya que siempre está dispuesta a escucharnos para ver qué podemos mejorar o hacer, teniendo en cuenta siempre los recursos que hay. Y así vamos logrando cada vez cosas mejores".

Firmado: Martín, Sergio, Maxi y José Luis.

Anécdota

Sergio: "Hay mil anécdotas en nuestro trabajo. Hay de todo un poco. Pero me acuerdo especialmente de una de hace unos años cuando estábamos esperando al gordo Casero. El espectáculo comenzaba a las 9 de la noche, vinimos a las 6 y el gordo no aparecía nunca. A las nueve y cuarto apareció. Vino y dijo "mi espectáculo arranca a las 10", pero le dijimos que figuraba que era a las 9. "No, es mi espectáculo y comienzo a las 10" retrucó. En esa época estaba "Charly" Jorge, y le dice: "yo me voy". Entonces Casero dice "¿no quieren laburar?, váyanse". Entonces Charly lo encaró feo y no tenía problemas en arreglar las cosas afuera, a las trompadas, y de ahí en adelante el gordo fue una seda. Le bajó todos los humos".

Trabajar con profesionales y aficionados

Martín: "Pasaron muchos shows por este teatro. En general, cuando viene gente profesional se trabaja de manera muy cómoda. Es mucho más fácil trabajar con un artista profesional que con aficionados, ya que el profesional sabe lo que quiere y es preciso; te exige, pero está exigiendo algo que es correcto, porque sabe lo que quiere y es preciso. Sabe lo que exige, obviamente, y pide el material adecuado a eso. Esa es la diferencia que hay cuando viene un aficionado, que no está mal pero le falta esa parte de cómo pedir las cosas o cómo manejarse dentro de un ámbito de técnica".

Problemas

Martín: "Problemas grandes, nunca. A veces puede existir una falla porque son materiales. Por ejemplo, una baja de tensión que ocurrió durante el show de Vitale - Baglietto, que fue uno de los últimos shows que se hicieron en el Teatro, pero fue debido a una usina propia de ellos y sus técnicos fueron los habilitados a tocarlos. Nosotros, en ese caso, proveemos el material y asistimos, nada más. La parte técnica pura, así de profesionales, está a cargo de ellos".

"La presión siempre está, pero igual lo disfrutamos"

Martín: "Yo, en particular, lo disfruto muchísimo. La presión siempre está porque uno quiere que salga todo bien, que no haya errores, por más que sea algo sencillo. Que deje de funcionar un cable, que puede pasar, Maxi tiene que estar atento para salir corriendo hacia el escenario. Por eso es asistente de escenario. La adrenalina del vivo es lo más lindo que hay. Siempre me preguntan por qué no hago estudio de grabación y respondo que no me llama la atención, porque es así. Me parece algo aburrido, cero adrenalina en el sentido de arreglar las cosas de manera urgente y eso es lo que me mueve del espectáculo en vivo.

Contacto con los artistas

Martín: "La mayoría, el noventa por ciento, los artistas son muy piolas. Por ejemplo, Juan Carlos Baglietto se puso a tomar mate con nosotros cuando estábamos charlando detrás del escenario, ya que estaba en su camarín, escuchó la charla y se vino al grupo. El contacto depende del artista, obviamente. Hay otros que no son tan sencillos, pero son respetuosos".

Maxi: "Ismael Serrano es bastante jeringa con su espectáculo, habla, viene, pide, es tremendamente exigente y está en todos los detalles, pero todo bien".

Martín: "La mayoría es gente piola. Hay un pequeño porcentaje que viene de capanga a hacerse el que sabe todo y no es así. El operador de Isamel Serrano vino y dijo que con esta mesa no se podía hacer tal cosa y tal otra, y quería otra mesa específica. Eso porque tenía todo grabado en un pendrive, quería enchufarlo y hacerla fácil. Entonces todo lo que quería hacer se lo fui retrucando con argumentos y vio que acá se podía hacer todo lo que necesitaba, y no pudo decir nada. A veces se piensan que somos indios con plumas".

Sergio: "En la prueba de sonido de Serrano estaba en el escenario y decía que había algo que no estaba sonando bien. El operador me dice: "viste, se dio cuenta que no es la mesa que yo quería, se dio cuenta". Pero en un momento Ismael dice: "perdón, pido disculpas, es error mío". Es que esta mesa ahora la pide todo el mundo, porque es espectacular".