Daniel Lovano / [email protected]

Las controversias entre el paisaje y el ladrillo, entre el verde y los emprendimientos inmobiliarios, entre el río y el cemento no son privativas de Olavarría, y el debate acerca de un nuevo marco regulatoria para las riberas del Tapalqué tuvo ayer como disparador las declaraciones de Maximiliano Emiliozzi, en el reportaje acerca de la construcción de edificios de propiedad horizontal en la Ciudad. 

En CABA llegó a los estrados judiciales el impulso del gobierno de Cambiemos a un proyecto urbanístico de lujo en los terrenos de la ex Ciudad Deportiva de Boca -en la Costanera Sur-, que se encontró con la férrea oposición de los grupos ambientalistas, que propugnan la defensa del humedal, de la fauna del lugar y de una mirada limpia hacia el Río de la Plata. 

En Olavarría la discusión no será de ese calibre, pero más temprano que tarde, o más tarde que temprano, habrá que darla sobre una nueva reglamentación sobre el uso del suelo frente a las márgenes de este arroyo que impacta como ninguna otra cosa la personalidad de la Ciudad. 

"Hay un proyecto que descansa en los cajones del Concejo Deliberante por voluntad del intendente Galli y de sus concejales desde que yo me fui del Concejo Deliberante. No habla taxativamente del uso del suelo, pero lo aborda" marcó el arquitecto José Luis Arguiñena, quien dedicó muchas horas de sus tiempos como edil a una revalorización de lo urbanístico. 

Recordó que durante su período en el órgano legislativo se cambió la reglamentación para un solo lugar de la ribera, que fue en los terrenos que ocupaba la ex cancha de Boca en Punta Sur, detrás del campo de golf del Parque Carlos Guerrero. 

"De hecho yo hice la ordenanza, porque ahí querían construir unas torres de más de 10 pisos. Nosotros modificamos la letra como para que se puedan construir la misma cantidad de metros cuadrados, pero teniendo que ver con la zona. Ese proyecto fue aprobado por unanimidad" valoró. 

Mencionó que, en 2013, desde el ejecutivo que encabezaba José María Eseverri, cuando formaba parte del Colegio de Arquitectos, se impulsó algo que se denominó "ordenanza de ribera". 

"Como Colegio advertimos que estaba específicamente hecha para tres lotes de la Ribera. Esa ordenanza estaba mal desde el título porque a nosotros en la Facultad de Arquitectura, como urbanistas, nos enseñaron que las ordenanzas se tienen que hacer para las dos márgenes y por todo lo que atraviesa en la Ciudad, es decir desde Avellaneda hasta la Ruta 226" enfatizó. 

Aquel proyecto atendía sólo a la ribera que impacta en la calle Brown, entre Colón y Del Valle.  

"Ahí sí pudimos trabajar con el Instituto de Estudios Urbanos de la Ciudad. La ordenanza decía que en ese sectorcito se podían construir hasta 5 pisos en forma recta. O sea, un corte como los que se ven frente al mar en ciudades como Necochea o Mar del Plata" comparó.  

El ex concejal Cladera, arquitecto de profesión, encabezó la convocatoria al Colegio de Arquitectos para exponer sobre aquella iniciativa de una década atrás. 

"Se les mostró a los concejales un 'power point' para que vieran qué era lo que pasaba con nuestra propuesta, que reconocía incentivos a las construcciones sustentables. Nuestra propuesta tomaba como modelo un edificio de Mar del Plata, que tiene un basamento de planta baja y dos pisos con aterrazamiento" acotó Arguiñena.

Para el momento que se reabra el debate exhortó una consulta a los arquitectos de Olavarría: "Somos los únicos que podemos hablar específicamente del tema, porque somos urbanistas. Una de las materias de nuestra carrera es sobre urbanismo, que es el estudio y el diseño de las ciudades, y no la tiene ninguna otra profesión".

"Por más que lo aborden distintas áreas, los que terminamos dando el último paso somos nosotros" comentó.

Por su lado el ingeniero Marcos Cavilla, quien dejó hace un par de semanas su cargo como secretario del Colegio de Ingenieros del Distrito III y asumió como vocal, se mostró particularmente interesado en la cuestión. 

"Tengo la certeza de que hace un tiempo hay un reglamento de construcción listo para ser aprobado y que está todavía en debate. Sería un paso importante, porque incluye y engloba a toda la construcción en Olavarría, que hoy está abordada por distintas ordenanzas" cuestionó. 

El ingeniero Cavilla hizo referencia a la reciente ampliación de la planta urbana, lo cual fortalece a su juicio la necesidad de un nuevo debate, no sólo para lo vinculado con el uso del suelo frente a las márgenes de arroyo Tapalqué. 

"A mi criterio es un punto muy álgido, un debate que debe darse con mucho cuidado, con mucha responsabilidad, donde habrá que sentarse con todos los actores. Porque no se trata sólo de un desarrollo inmobiliario o de vistas mejores o peores de un edificio" advirtió. 

En la mesa de discusiones imaginó desarrolladores inmobiliarios, empresas constructoras, trabajadores, vecinos, los que usan para esparcimientos los parques que abrazan al curso de agua, los que practican deportes.

"Nuestro arroyo es un patrimonio tan importante, que hasta aparece en el logo de Olavarría" recordó. 

Dado el caso, Cavilla sostuvo que el análisis del impacto ambiental deberá estar en el centro de la discusión. 

"Tendremos que discutir el uso que se dará a las construcciones, porque es muy atractivo el acceso a nuevas vistas de las sierras o del arroyo, pero ir en detrimento de la calidad de vida de los que gustan del parque, de los que van todos los fines de semana no es un precio que deberíamos pagar" opinó. 

"Se puede comprobar en Olavarría, los edificios de gran envergadura generan interferencias en el lugar en lo referido a sombras y a vientos que cambian el entorno, más allá de que también se incrementa la densidad poblacional" alertó.  

Cavilla amplió diciendo que "donde hay un edificio andan más autos y en muchos casos se generan en la zona efectos en los vientos que antes no existían. Todas estas cuestiones van a afectar a la gente que utiliza el espacio público". 

"Sin duda que el tema está, que hace mucho se charla entre los constructores. La zona del arroyo es fantástica para construir y no estoy en contra de eso, pero debería abordarse de un modo global y escuchando la palabra de todos los actores involucrados. Tomarse tiempo para debatir las alturas máximas, densidad de población, los estilos" insistió el ingeniero Cavilla. 

Propuso un cambio en la normativa que tenga en cuenta restricciones importantes en altura, en retiro de frentes y con controles sobre la cantidad de personas que puedan vivir en ese lugar. 

"Es imprescindible seguir cuidando este patrimonio de los olavarrienses que es el parque. Lo he vivido y lo he disfrutado muchísimo en mi niñez y en mi juventud, y ahora incluso más con los agregados que se hicieron. La gente lo usa mucho, es un espacio de esparcimiento de referencia y además se está generando un polo gastronómico alrededor del arroyo" marcó. 

"La Ciudad debe acompañar con políticas el desarrollo ribereño, pero cuidándolo. Una nueva ordenanza debería tener en cuenta todo el curso del arroyo, y también impulsar su uso como ámbito de esparcimiento" consideró el ingeniero Cavilla.  

Entre sus propuestas identificó la necesidad de "recuperar en algún punto de su curso el balneario que supimos perder; que en el espacio que hay entre Del Valle y Hornos la gente pueda disfrutar del espejo de agua. Lo digo a título personal, pero me parece que los olavarrienses estamos necesitando una mayor vinculación con nuestro arroyo" subrayó. 

Más allá de lo inmobiliario, Cavilla habló de defender la flora y la fauna de ese sector y no perder de vista los usos del arroyo, que aguas abajo en proximidades de la Ruta 226 actúa como vertedero de los líquidos que salen de la planta depuradora.  

"Sin dudas que la zona ribereña hay que desarrollarla, que su potencial es muchísimo, pero el debate debe ser entre todos, entendiendo que las decisiones que se tomen -predijo- van a afectar al espacio por muchos años".  

Como cierre, hablando de eso intangible que escapa a las ecuaciones económicas, el ingeniero ?Cavilla se negó "a renunciar por privilegiar las inversiones inmobiliarias al disfrute del parque en días como el sábado pasado, o caminar en las mañanas soleadas. Poner una torre de 20 pisos que tape el sol y genere un remolino de viento sería un error muy grave de la gestión de la Ciudad. Hay que hacer edificios, espacios comerciales, locales de recreación, pero charlando con los que saben del tema y con los que usan las riberas del arroyo".