Randazzo volvió de nuevo al ruedo de la política y está dispuesto a armar una lista para las legislativas de septiembre y noviembre y está convencido que podría juntar "un 10 por ciento por lo menos", les habría dicho a algunos dirigentes olavarrienses que se reunieron esta semana con él en su propio despacho.

Allí les confirmó que jugaría en 2021, pero con la mirada puesta en 2023, y su posición es muy clara. Efectivamente, va contra el cristinismo, Cristina y el camporismo, y todavía guarda en su memoria las jornadas de 2017 cuando según dijo, lo habrían presionado para que no compita por fuera de Unidad Ciudadana. Si bien mencionó algunas defecciones que tuvo desde entonces, igualmente quiere sumar muchos desencantados de varios partidos, incluso de la izquierda y peronistas desencantados de Cristina, de Alberto Fernández y del mismo Macri. "Pero todos van a tener lugar en este espacio", dijeron que habría señalado.

Según Randazzo, "quien está con muchas ganas de hacer política" apuntó uno de los concurrentes, una encuesta le daría 14 puntos de imagen positiva que, a juicio del mismo ex ministro, sería "un número muy bueno para empezar" y después de tres años de alejamiento de la política.

Les pidió a los olavarrienses que concurrieron a la reunión que vayan con tranquilidad, que "no sean atropellados", que no hablen todavía de candidaturas porque a su juicio sería poner el carro delante del caballo y él mismo todavía no confirmó que podría encabezar la lista de diputados nacionales por la Provincia. "No confirmó, es cierto, pero quiere estar en la pelea", refirió una asistente al encuentro en Buenos Aires.

También hablaron de su diagnóstico del Gobierno, "no dijo que todo era un desastre, y habló también de la necesidad de una reforma laboral", algo que los sindicatos van a mirar muy bien antes de encolumnarse con él. Lo cierto es que Randazzo tuvo su gente en Olavarría pero que lo abandonaron sin muchos pruritos y hasta algunos/as se fueron con quienes el ex funcionario nacional se había enfrentado. Pero la política nacional tiene esas cosas, esto es, la lucha es por los cargos y no por las ideas. Si fuese una ciencia, sería formal, -como la Matemáticas y la Lógica- porque solo atiende formas y no contenidos.

Aquel 1985

En el pejotismo hay un mar de fondo capaz de hundir al Titanic. Máximo Kirchner optó por no jugar por la presidencia del PJ porque su madre le habría advertido que la maniobra podría acelerar todo el proceso y que, como alguna vez analizó Alberto Lestelle, visibilizaría la controversia entre peronistas y camporistas en la provincia de Buenos Aires.

Algo parecido ocurrió en 1985 cuando Herminio Iglesias, impresentable para muchos, copó el PJ y Antonio Cafiero aprovechó para juntar peronistas por fuera y ganarle de manera humillante las elecciones. Bueno, Lestelle y otros suponían que si Máximo insistía con una jugada similar, podría haber pasado lo mismo y hubiese acelerado todo.

Se dijo que La Cámpora había preparado cinco mil banderas camporistas para festejar la llegada del hijo de Cristina a la presidencia del PJ, pero su madre, luego de una charla con Aníbal Fernández, le habría sugerido a su hijo dar un paso al costado y guardarse sus banderas por el momento porque podrían haber sido irritantes para muchos peronistas.

Ahora, las elecciones se postergaron para diciembre, que era la fecha acordada desde un inicio antes del golpe institucional que lo dejara afuera a Fernando Gray.

El peronismo-Pro sigue caminando el Conurbano y ahí anda Santilli juntando voluntades de dirigentes sindicales quienes ya coquetean con él y otros dirigentes como Emilio Monzó y Miguel Angel Pichetto porque quieren seguir siendo protagonistas de un proceso político del que lo han querido marginar, sea por el kirchnerismo o por el massismo. Pero se sienten ninguneados del Frente de Todos que cada vez más está copado por el camporismo.

Fernando Gray se quedó con la sangre en el ojo y estaría armando un vecinalismo para jugar por la reelección dentro del PJ, lo que puede ser una piedra en el zapato para Máximo Kirchner. Es que Gray podría juntar los votos de los no K y ello podría abrir una verdadera grieta dentro del partido. La pregunta es quien se quedará armando por fuera del PJ tal como lo hizo Antonio Cafiero en 1985, tal como lo vaticinó Alberto Lestelle, uno de los protagonistas de entonces. Sería un río revuelto y ganancia para muchos pescadores que andan con sus redes listas. Para colmo, al gobierno, los números no le son muy favorables que digamos.

La tiranía de los datos

Efectivamente, según una encuesta reciente de Jorge Giacobbe, Alberto y Cristina solo recogen críticas. Por ejemplo, el 60,3 por ciento de los encuestados opina que la vacunación es "muy mala", con el agravante de que el Gobierno tiene sus esperanzas de que la campaña le aporte algunos votos que no tenía.

Sobre ello, algunos referentes de gestiones municipales, totalmente ninguneados porque no utilizaron su infraestructura sanitaria, están pensando en fijar posición para recuperar el protagonismo perdido.

El mismo sondeo muestra una paridad entre lo que opinan sobre la vacunación y sus deseos para las legislativas de este año. En efecto, el 59 por ciento de la gente desea que el oficialismo pierda contra el 29,8 que opinan lo contrario.

El estudio muestra un dato alentador ya que para la mayoría la corrupción es el mayor problema de la Argentina. Además, suponen que el virus es un producto de laboratorio y no surgido de un animal.

Como una evidencia del cansancio social por el confinamiento, el 43 por ciento declaró que no respetaría las restricciones contra el 41 que sí lo haría, y muestra además que Patricia Bullrich, Rodriguez Larreta y María Eugenia Vidal encabezan la lista de candidatos con mejor imagen (entre un 37 y un 38 por ciento) aunque la ex ministra de Seguridad ostenta una imagen negativa superior a sus compañeros de ruta con un 48 por ciento contra el 33 del Jefe de la CABA y un 40 por ciento de la ex gobernadora.

En tanto, Fernández, Cristina y Kicillof miden un 29, 26 y un 25 de imagen positiva, respectivamente, mientras que los tres deben cargar entre un 60 a un 64 de imagen negativa a solo cuatro meses de las legislativas.