En el libro "Antes del fin", publicado en 1998, Sabato escribe: "Me llamo Ernesto, porque cuando nací, el 24 de junio de 1911, día del nacimiento de san Juan Bautista, acababa de morir el otro Ernesto, al que, aun en su vejez, mi madre siguió llamando Ernestito" y en el siguiente párrafo asegura: "Aquel nombre, aquella tumba, siempre tuvieron para mí algo de nocturno, y tal vez haya sido la causa de mi existencia tan dificultosa, al haber sido marcado por esa tragedia, ya que entonces estaba en el vientre de mi madre".

A pesar de precisar la fecha de nacimiento en su autobiografía, en su tercera novela, "Abaddon el exterminador", publicada en 1974, Sabato no tenía tanta seguridad en estos datos: "Nunca supe con exactitud si mi nacimiento se había producido el 23 o el 24 de junio" y agrega que un día en el que él acosaba a su madre para conocer con exactitud su fecha de nacimiento ella le "confesó que era el atardecer y que se estaban encendiendo las fogatas de San Juan". El escritor, al conocer este dato, le dijo que entonces no había duda: "Fue el 24, el día de San Juan" y su mamá meneando la cabeza reinstaló la duda: "En algunas partes también se encienden fogatas en la víspera".

En ese mismo pasaje de la novela, el autor de "El túnel" confiesa que más de una vez volvió a interrogarla, porque tenía la sospecha de que le ocultaba algo. En el libro se pregunta: "¿Cómo era posible que una madre no recuerde el día del nacimiento de su hijo?". Sin dudas, había razones más oscuras para olvidar. Télam