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Demasiadas veces la realidad abruma y la ficción se cuela de manera imprescindible por la ventana. Muchas y muchos sienten que los noticieros enferman, que exacerban los miedos y que no dan respiro. El covid funcionó para gran parte de la población como el disparador para un divorcio o, simplemente, un alejamiento de las noticias. Películas, series, cursos o seminarios, libros o programas de radio o de tv ajenos a la emergencia pandémica funcionan como el puente salvador para sostenerse en una época que multiplica el estrés y la angustia. Y hay quienes optan por cualquier temática ficcional lejana a la violencia.

"Al principio de la pandemia, estaba prendido a los noticieros, hasta que hice un click y dije ¡basta! En realidad estábamos enfermándonos la familia entera. Entonces nos volcamos a quehaceres domésticos, arreglos intra vivienda y mucho encierro, en los primeros tres meses", contó Marcelo Petehs, licenciado en Seguridad e Higiene y abogado. Entonces la determinación fue correrse de ese lugar de receptores de realidad pura y dura a través de la pantalla y decidieron invertir mucho tiempo "en estudiar y repasar temáticas de nuestra profesión. Poca serie y TV. Cuando arrancaron los deportes a nivel mundial, he seguido alternativas de partidos de ligas o carreras desconocidas hasta ese momento".

Para Juan Acosta, técnico en Coopelectric, los mates de la nochecita con Pasapalabras en la tele o las mañanas radiales de Bebe Contepomi a puro rock son un bálsamo. "Antes de la pandemia miraba bastante los noticieros, me gustaba estar informado y el primer año de la pandemia también. En un momento me cansó muchísimo, ya todo es muy amarillista, extremista, hacen mucha política con la muerte y todo eso me agotó totalmente. Antes esperaba las conferencias de Galli para ver qué iba a decir, qué iba a pasar en Olavarría y ya no me importa lo que diga. Me importan la salud de la gente y la pandemia pero me molesta mucho cómo se politizó todo. Ya no quiero enterarme de nada. Antes era un tipo que discutía muchísimo por política, ya ahora ni puedo ver a Alberto Fernández y eso que lo voté, soy peronista, pero me cansó. De dos palabras que dice, tres son de la pandemia, es insoportable. Así que no miro nada más", relató.

Una crítica publicada esta semana en el diario La Nación de la obra "Dos locas de remate" define a Verónica Llinás y Soledad Silveyra, las protagonistas, como "trabajadoras esenciales" por hacer reir sin límite al público en "estos tiempos aciagos". Y, en definitiva, queda al desnudo el rol de la ficción cuando el mundo se viste de dolor y de tragedia.

Casi como una catarsis, la artista plástica María Delia Barbato abre para esta nota el abanico de actividades en las que se zambulló en el último año y cuatro meses en los que, no se dio respiro. "Quizá parezca una jactancia pero yo no dejé de hacer prácticamente nada de lo que hacía habitualmente: seguí haciendo gimnasia todos los días online; seguí haciendo teatro online; seguí participando de las reuniones del banco Credicoop del que soy asociada en función de las muestras que hemos venido haciendo. Estoy ilustrando libros, canto con karaoke y participo en algunas mixturas de dos o tres personas con las que hemos hecho un pequeño coro. Tejí mucho para mis nietos y para mis hijos, restauré muebles e hice videos. Pinté mi casa arriba de una escalera".

En tren de series y películas "no tenía el hábito. Y no soy de ver películas y series donde haya violencia entonces todo lo que miré ha sido de un tenor más tranqui. Tengo algunos grupos de whatsapp entonces compartíamos y nos sugerimos películas. ¿Que me hayan volado la cabeza? Creo que ninguna. Vi Lupin, Anne con una sola E, Ten percent, Llamame por tu nombre, Detrás de tus ojos, El baile de las luciérnagas, El desorden que dejas, Gambito de Dama, Poco ortodoxa, entre muchísimas otras".

Entre TN y CSI

Graciela Trinchín es enfermera y, en ese rol, veterana de la guerra de Malvinas. "Este año de pandemia ha sido muy duro por el trabajo en sí, por las pérdidas personales y por lo que duele lo que nos pasa a todos en general. He tratado de hacer diferentes cosas: escuchar radio, mirar tv, tejer, ocuparme de mis plantas, cocinar. En fin, trato de tener la información necesaria pero llega el momento donde me satura lo mal que estamos".

Entre medio, se hunde en el universo de "CSI Miami o El Mentalista. Y, además, miro los noticieros de TN. A veces quisiera no hacerlo pero es más fuerte la necesidad de ver lo que sucede a diario a nivel nacional e internacional. Además, tengo mi hijo mayor viviendo en España y por momentos se hace difícil porque a él se le hace difícil también. Somos muy familieros y el covid ha hecho estragos. A eso se le suma que todos los días alguien de nuestro entorno ya no está o la está pasando muy mal por salud, por trabajo. Todo eso duele", sintetizó.

Series, Teatrix y duelos

El escaparle a la violencia en las series es compartido por Juan Acosta: "Miramos en Netflix, a la noche, alguna serie vieja, algo tranqui, sin violencia. Estamos mirando de vuelta Grey´s anatomy. Pero además, ahora tenemos gallinas y yo las cuido, me entretengo con los perros, arreglo cosas en casa. Y es tratar de vivir el día a día como mejor se pueda, sin preocuparme por nada exterior".

Luis Miguel y Cobra Kai son las series a las que aludió Marcelo Petehs en el racconto de su pandemia ficcional. Y un detalle fundamental: "a mi señora y a mí nos gusta mucho ir al teatro. Instalamos Teatrix y nos miramos todas las obras disponibles los sábados a la noche como si fuera una salida a una velada".

Patricia Bahl, emprendedora y militante de la economía social, logra conciliar noticias y ficción. "Se me hace imposible comenzar el día sin leer la mayor cantidad de portales de diarios, comienzo con los locales El Popular, Infoeme, Central de Noticias, Radio Olavarría, la 103 y continúo con Pagina 12, Télam, Infobae, La Nación, Ámbito Financiero, La Mañana (con noticias de Saladillo, 25 de mayo y Roque Pérez) y un poco de CNN y la BBC con noticias del mundo. Es una actividad que en verdad disfruto y que en pandemi, ante la imposibilidad de poder ir a trabajar ya que por mi estado de salud estoy dispensada, puedo permanecer mucho más tiempo leyendo los diarios". Eso sí: les escapa a los informativos. "De a poco me he ido alejando porque en su mayoría las informaciones son mentiras o hacen un show anti-vacuna covid que en verdad afecta a todos los que esperamos con tantas ansias vacunarnos. El debate que se armó en la sociedad respecto a los laboratorios fue impulsado por los medios de comunicación, algo totalmente innecesario".

El primer tiempo de la pandemia –reconstruyó- "lo vivimos en casa tipo vacaciones, convencidos de que en dos meses como máximo estaba la vacuna. Así que aproveché a mirar todo lo que por cuestiones laborales no había tenido tiempo de mirar. En series: La casa de papel, La casa de las flores, Monarca, El Marginal, Vivir sin permiso, Lupin, Dragón rojo, House of cards, Bridgerton, entre otras. En películas absolutamente todos los estrenos, desde Luca hasta Godzilla vs Kong; desde Madame Curie hasta, X-men. Miré mucha ciencia ficción y pocos documentales; únicamente de historia argentina de Pigna y algunos latinoamericanos". Y, además, se confesó fanática de Avengers y de todas las películas de Marvel. "También escuché y escucho mucha música urbana latina, reguetón, trap, hi hop de Bad Bunny, Rosalía, Daddy Yankee y Maluma, Mau y Ricky, Camilo, Yatra, Laly, L-Gante (Elegante). Me interesa ver por dónde pasa la visión del mundo, las interrelaciones, los nuevos conceptos sociales de las nuevas generaciones". Y se zambulló en algunos libros ligados a lo social, a las infancias y a los procesos culturales y económicos.

La pandemia le impidió despedirse de su padre, fallecido en julio pasado y "una parte de mis horas de lectura diaria estuvieron y están destinadas a leer libros que ayudan a pasar esos momentos. Perder un ser querido en pandemia con todo lo que implica culturalmente, no poder despedirte o simplemente velarlo, es algo que cientos de familias vamos a tener que entender para poder sanar".