Daniel Lovano // dlovano@elpopular.com.ar

La Argentina y su obstinada costumbre de repetir la historia.

Durante muchos años, tal vez una década y media, cuando las diferencias no eran significativas entre el impacto en el bolsillo del precio de las naftas y del GNC, la conversión de los vehículos a Gas Natural Comprimido (GNC) dejó de ser noticia.

Hoy reapareció la brecha que dos décadas atrás separaba la ecuación precio / rendimiento entre una y otra, por lo cual vuelve a ser tentadora para muchos usuarios la opción de colocar los famosos tubos amarillos en sus automóviles o camionetas de distinto porte.

De hecho, según informes oficiales, en 2020 las conversiones fueron en aumento con el correr de los meses y marcan una tendencia en los últimos años.

De acuerdo con datos suministrados por el Enargas, se nota una fuerte suba del 22% en el territorio de la provincia de Buenos Aires, donde actualmente existen unos 775 mil vehículos con GNC.

El parque de unidades que funcionan a GNC se ubica en el orden de los 1,7 millones de rodados en el país (el 45% en provincia de Buenos Aires) y entre los instaladores hay confianza de que en 2021 se volverá al nivel de las 750 conversiones diarias como ocurría hace dos décadas.

En Olavarría la situación es similar, aunque el mercado es distinto a lo que ofrecía el primer esplendor.

Marcos Fotti, uno de los socios de esta empresa, confirmó en una charla con este Diario la tendencia que se observa en un mercado que, además, empieza a recuperar volumen luego de ceder espacio a manos de talleres marplatenses.

"A pesar de todo esto que está pasando, y va a pasar más aún creo, debemos tener en cuenta que el valor de la nafta sigue siendo barato. Siempre fluctuó alrededor de un dólar, 1,20 dólares y ahí arranca todo el problema, porque no sabemos cuál es el valor real de la moneda hoy en la Argentina" advirtió Marcos.

"Existe un corrimiento de precios, una pérdida de valores de referencia muy grande para todo y esto no es nuevo para nosotros: cuando hay un dólar inflado o pisado, cuando hay 4, 5, 6 valores distintos lo que menos hay es un precio oficial, que nadie termina usando en las transacciones. Entonces ¿cuál es el valor real del dólar? Eso es lo que debería valer la nafta" preguntó y respondió.

En este panorama está la renacida fiebre por el GNC.

"Y recién empieza" anticipó Marcos.

"Al margen de eso, en Olavarría se da la particularidad de que ha existido un recambio en los talleres. Antes de la pandemia, en febrero pasado, había 4 talleres oficiales de montaje funcionando con un prestigio y años de antigüedad; de esos 4 talleres quedan solamente dos funcionando, esos dos talleres se vendieron y nosotros somos los dueños de ambos talleres" señaló Marcos.

Para ponerle nombre al análisis, "ElectriSente" y "Omar H. García" son los espacios subsistentes.

"Lo primero que debimos hacer fue posicionarnos comercialmente en el valor de instalación de equipos nuevos. En Olavarría existía un precio pactado de referencia de mil dólares, entonces la gente prefería irse a Mar del Plata donde se ahorraban veinte o treinta mil pesos" explicó Marcos.

En ese sentido, la primera decisión comercial fue bajar el precio de los equipos para ser competitivos con los talleres de Mar del Plata.

"Hoy, en cualquiera de los dos talleres, un equipo vale entre dos y tres mil pesos más que en Mar del Plata, con lo cual nadie por esa diferencia se va a hacer un viaje a Mar del Plata, con lo que significa salir a la ruta y que cada vez que necesite algo deba volver porque la garantía está allá" comentó.

Fotti ratificó que en las últimas semanas se registró un incremento importante en las consultas por todas las vías de comunicación que dispone la firma.

"Aún esas consultas no se ven reflejadas en la concreción de operaciones. Sí tuvimos un incremento de colocaciones en alrededor de un 200%, pero porque acomodamos los precios y logramos un nivel de colocación muy bueno, casi al límite de lo que podemos responder" subrayó.

La prestación ha evolucionado de tal modo en estas dos décadas, que hoy se habla de equipos de "quinta generación", para lo que se le pidió una descripción a Marcos.

"Se trata de un equipo que funciona electrónicamente" indicó.

"Además de tener las prestaciones normales, como un regulador de presión, un cilindro, una válvula de carga, una válvula de cilindro y demás, posee una computadora que se conecta con el auto y con la computadora del auto manejan la inyección electrónica y todos los parámetros que habitualmente manejan el sistema de un auto a nafta" apuntó.

Los tabúes sobre la seguridad de un equipo de GNC quedaron muy atrás, pero no está demás hacer un repaso sobre una cuestión tan sensible.

"La seguridad está dada por las protecciones que tienen las válvulas, tanto la de carga como la electroválvula del regulador, como la del cilindro, pero eso ya existía antes de los equipos de quinta generación" dijo.

Todas las válvulas tienen cortes eléctricos, protecciones por exceso de flujo.

"Al contrario de lo que la mayoría de la gente cree, un equipo de GNC es extremadamente seguro. Mucho más seguro que la nafta" recalcó.

Un auto para funcionar a gas pasa por certificaciones muy rigurosas, que no atraviesa un auto que funciona a nafta.

"No hay ningún caso, que yo conozca al menos, de un siniestro vial donde un equipo de GNC haya tenido un papel en cuanto al desenlace. Al contrario, hay cilindros de GNC que han sobrevivido impactos de tren, incendios".

"Está muy probado y muy chequeado todo. Un auto a GNC todos los años debe renovar la oblea que va pegada en el parabrisas y eso implica una revisión general del equipo; cada cinco años se sacan los equipos, se mandan a hacer pruebas hidráulicas. ¿Cuándo le sacan el tanque de nafta a un auto para verificar su seguridad?" finalizó.

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