Un programa de televisión desarrollado a través de la red social Facebook por un grupo de jóvenes estudiantes de Comunicación Social de La Madrid derivó en una investigación por trata de personas en esa ciudad, al conocerse la dura historia de una mujer que hoy reside allí tras haber sido traída al país desde Paraguay, bajo engaños, y obligada a prostuirse.

La salida

En medio de su secuestro llegaría a su vida la persona que le permitiría salir de allí: "Yo conocía a un hombre que ahora actualmente es mi marido, el papá de los chicos. Me dijo si quería formar una familia. Pensé ''cómo puede ofrecerme eso sabiendo que nosotros estamos trabajando acá o quizá me quiere sacar y matarme como nos han dicho''. Tenía miedo. ''Me va a sacar, me va a matar, me va a tirar en el basurero''", `pensaba en aquel entonces.

Pero lo confrontó: "Le dije en un momento ''¿cómo puede ofrecerme eso?'' y él me contestó ''creé en mí, yo te quiero sacar de acá y quiero tener una familia contigo, una vida normal y sé qué vos no sos como todas, tu forma de ser no es así''".

Yo voy a pagar por vos para salir bien, porque después no quiero tener policías atrás mío ni de nosotros. Para vivir en paz

Ese hombre "pagó por mí para sacarme de ahí y para recuperar mis documentos, porque no nos quería dar los documentos. Habíamos pensado muchas cosas feas para hacerle a las dueñas y no podíamos. No teníamos el corazón de hacer daño porque nosotras lo que queríamos era recuperar nuestros documentos, porque sin documentos no somos nadie. En un momento ayudamos a escapar a dos chicas de ahí. Ahí fue cuando ella estuvo más dura conmigo y lo tuve que aguantar y soportar y pensé escaparme también con las chicas. Entonces, este chico que me sacó de ahí me dijo ''vamos a hacer las cosas bien. Yo voy a pagar por vos para salir bien, porque después no quiero tener policías atrás mío ni de nosotros. Para vivir en paz'', dice. Y así fue... salí de ahí. Después, bueno, me quedé embarazada de él, me casé. El tema que yo siempre venía pensando en mi bebé que dejé en Paraguay. No supe más nada de ellos por nueve años".

Esa espera finalizaría por iniciativa del "patrón de mi marido. Me dice si no tenía algún pariente o algún familiar en Paraguay. Le digo que tengo a mi tía en un lugar que se llama Capiatá, me pide su nombre y me dice que hoy en día existe el Internet y te podés comunicar con ellos. Yo se lo agradecí, lo único que quería era saber de mi hijo, no tenía ninguna noticia".

En Paraguay, mientras tanto, la daban por muerta. En un incendio en un edificio lindero adónde Luz había trabajado en ese país murió una chica. Era la amiga que acompañó a la agencia de trabajo, pero como no tenía familiares ni nadie que la identificara, para su familia ese cadáver fue el suyo: "Al no saber más nada de mí ellos supusieron que la chica que había fallecido era yo".

Tras esos largos 9 años sin noticias, finalmente pudo entablar de nuevo el contacto, aunque no fue fácil: "Hablé con mi mamá por teléfono y por ahí escuché un largo silencio. Y me contestó otra que era mi hermana y ya era grande, tenía 13 ó 14 años. ''¿Quien habla?'', me preguntó. Obviamente le dije que era Hilda (mi nombre verdadero), porque si le digo Luz no no me van a conocer. Le digo soy yo Hilda. ''¿Cómo vas a decir eso, vos estás loca, si mi hermana está muerta?".

Y para que su hermana la reconociera tuvo que hablarle en guaraní. Allí le pasaron el teléfono con alguien más: "Me pasan y me dice ''hola mamá'', con una voz de hombrecito. ''Hola, ¿quién sos?''. ''Carlitos, tu hijo''. (...) No aguanté y me largué a llorar. Y dije ''Gracias señor, gracias por cuidarme este lugar y por iluminarme siempre''".

En ese instante decidió que quería regresar a su país natal, pero no a vivir. "Le dije a mi marido yo quiero ir a Paraguay. (...) No quiero volver, solo quiero ver, quiero ir, quiero ir".

Su esposo le dijo que ya encontrarían la forma de ir a Paraguay y así lo hicieron: "Llegué con la ilusión de que mi mamá iba a recibirme bien. Lo único que quería es volver a abrazarla a ella y es como que la encontré enojada... y la entiendo. La entiendo porque yo también me pongo un poco en su lugar, porque también me sentiría así con una hija que se me desaparece y no sé más noticias, nada de ella. Pero lo único que yo quería era que me escuchara también, porque no es que yo abandoné a mi hijo nunca".

Pese a todo, no quiso inquietar aún más a su madre: "Nunca le conté, solamente le dije que fui con una amiga a la Argentina a trabajar. Nunca le dije lo que me había pasado, nunca le conté la verdad".

En ese viaje resolvieron que su primer hijo viviera con ella y su esposo: "Se vino conmigo a la Argentina. Doy tanto gracias a Dios. Tengo eso que tanto quería. Es como que junté como ovejas a toda a familia, porque eso lo que quería. Mi marido aceptó de una manera tan linda a mi hijo de Paraguay. El vive acá en mi casa, tiene 21 años y trabaja".