"Me ocupo de todo eso. Hace diez años que estoy en la Clínica Cemeda, cuando me volví de Buenos Aires para trabajar acá. Yo estudié hotelería y me recibí para dedicarme a lo que es hotelería orientada a la salud, así que trabajé en el Hospital Alemán y en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT). ¿Por qué regresé?, porque me casé, tuve una hija y la demanda del tiempo laboral era más de diez horas, y cuando nació Jazmín todo cambió, ya que empecé a notar que casi no la veía, la dejaba todo el día con una niñera. Profesionalmente recién estaba arrancando y tenía muchas posibilidades de crecer, pero en ese momento prioricé mi vida familiar. Esta oportunidad de Olavarría ya estaba, porque desde Buenos Aires trabajaba capacitando y acompañando a la persona que se ocupaba de la intendencia de la clínica, así que en ese momento decidí hacer el cambio y acepté la propuesta. Nos vinimos y no me arrepiento" comenzó contando Magdalena, casada con César Edery -que es capitalino, "pero lo convencí para venir; hace un programa en Radio Universidad y también es músico en el grupo Los Hijos de Palmer, y se adaptó excelente a Olavarría ya que además vino a terminar la carrera de comunicación acá. Ya es un olavarriense más", cuenta-, con quienes tienen dos hijos: Jazmín (11) y Benjamín (8).

Gabriela Echavarri de Schwindt es jefa de enfermería. "Hace 28 años que estoy en la clínica Cemeda, ya que entré a los dos años de inaugurada, ya que en marzo pasado cumplió 30 años. Estoy desde el comienzo mismo, casi. Hice la carrera de enfermería en la Universidad de Mar del Plata, luego la licenciatura en Maimónides y la especialidad de control de infecciones en el instituto Codeinep de Buenos Aires, y luego un posgrado en la UBA de administración y gestión de enfermería". Una verdadera "trotamundos" de la enfermería, ya que no escatimó esfuerzo, decisión y dedicación para ir adonde fuere para continuar creciendo esta lamatritense que terminó viviendo en Olavarría, con su esposo Juan Carlos (pintor de autos) y su hija Eliana (24, "que va a ser profesora de geografía", dijo)

"Yo vivía en General La Madrid y trabajé en el Hospital de allá, ya que en mi ciudad me recibí de auxiliar de enfermería. Después me vine a Olavarría, con trabajo. Estaba casada y con Juan Carlos decidimos ir a otro lugar y elegimos Olavarría para crecer, ya que en ese momento La Madrid era más pueblito, no tenía tanto crecimiento laboral, era todo más limitado, y cuando una es joven quiere hacer cosas distintas. Además, parte de mi familia estaba acá, como mis abuelos y tíos, y nos vinimos. Era un paso importante, sin dudas, pero venir a trabajar a Cemeda era muy importante y hoy mismo lo sigo sintiendo así" explicó Gabriela.

"Primero vine a trabajar al servicio de internación, luego me pasaron al servicio de terapia, después al quirófano y ahí comencé en el año 2000. Al poco tiempo me asignaron la jefatura del servicio de cirugía y hace ya casi dos años -se cumplirán en octubre- me designaron en la jefatura del servicio de enfermería. Fui pasando por todos los sectores de enfermería" agregó la enfermera de origen lamatritense, sumamente agradecida a Cemeda porque en ese lapso de crecimiento hubo cambios de turnos, permisos para estudiar y capacitarse, días para rendir exámenes, cursos, etc., "ya que con Magdalena integramos el Comité de Infectología junto con la doctora Mondini y desde ahí capacitamos y damos charlas", explicó.

"Es que desde la clínica siempre se alentó la capacitación -agregó Magdalena- y el crecimiento interno. Hay muchas personas que empezaron como auxiliares, luego hicieron la carrera de enfermería y se les dio ese rol, y después tuvieron la posibilidad de hacer la carrera y la licenciatura, y siempre desde Cemeda se acompañó para que estudien y crezcan, que tengan la oportunidad interna primero. Eso ocurre en todas las áreas, ya que es parte de la política de Cemeda. Y siempre queremos que el trabajo sea en equipo. Gabriela está en la jefatura general, pero se intenta que el trabajo sea entre las distintas áreas para que todo funcione mejor. Es como todo, ya que desde nuestros roles transmitimos eso mismo a los equipos de trabajo para que haya esa conjunción que se ve en el resultado final, que es el que le llega al paciente".

Sin dudas que el puesto no se lo regalaron a Gabriela. Es que conoce a la perfección cada puesto de trabajo, todos los secretos y todos los rincones de la clínica Cemeda, por lo que ha adquirido una enorme experiencia y conocimientos en estos 28 años de trayectoria. "Creo que sí, me lo gané" dice riéndose. "¿El lugar que más me marcó?...y, mi corazoncito siempre estuvo en quirófano. Como estuve más años en ese servicio, me gusta más. Aunque sigo estando actualmente. Pero es un lugar que me gusta, me encanta, más allá de que me sienta cómoda en todos los lugares donde estuve. Es mi lugar", afirmó.

El trabajo en

la pandemia

Por supuesto que el coronavirus cambió a todos y en cada trabajo hubo que incorporar distintas modalidades para llevar a cabo las actividades. Y en salud, mucho más obviamente, donde hubo que implementar normativas sanitarias de todo tipo. "Nosotras formamos parte de un Comité de Infectología junto con la doctora Silvina Mondini. El 14 de febrero -lo recuerdo bien porque al día siguiente me iba de vacaciones- tuvimos una reunión de capacitación, antes de que comience la cuarentena. Fue como una capacitación al personal previendo lo que se podía venir. Fue una introducción de lo que podía pasar con el tema de coronavirus, así que convocamos al personal para que la doctora Mondini les contara de qué se trataba esto que seguramente iba a llegar al país y también a Olavarría. Para darles las herramientas básicas que había que utilizar ante la presencia de un caso de Covid en Cemeda", explicó Santander.

"Luego fue todo tan rápido que se vino todo de golpe. Inclusive empezamos a fabricar nuestros propios barbijos, ya que si esto se desborda no sabíamos qué podíamos pasar. Así que nos preparamos. Nos sorprendió como a todos, aunque sabíamos de qué se trataba. Hicimos capacitaciones y con Gabriela realizamos un trabajo intenso, inclusive los sábados y domingos estando en la clínica, ya que todo cambiaba, había normativas nuevas, otros lineamientos para trasladarle al personal. Fue un trabajo arduo" contó Magdalena.

"Y otra cosa que hubo que cambiar fueron los hábitos. No solamente usar el tapabocas, sino que era llegar a la clínica e incorporar el barbijo quirúrgico, el protector ocular, la máscara facial, los camisolines, los guantes. Tenemos que estar concentradas en el trabajo, ya que tenemos que cuidarnos nosotras y también al paciente, obviamente. Es decir, es algo complejo pero estamos bien, trabajando mucho", agregó Echavarri.

"Tuvimos el apoyo de la gente que trabaja en Cemeda, con un compromiso enorme en todo momento, que fue fundamental. Al principio costó, porque inclusive muchos tenían miedo de venir a trabajar, había que cuidar a sus familias también. Pero todos fuimos conociendo la importancia de cuidarnos y eso ayudó a que la gente venga con mayor seguridad, y que se cuide por supuesto. También tener en cuenta la distancia social, no compartir mates, muchas cosas que cambiaron, pero se fueron dando de manera natural, sin complicaciones. Hasta el saludo cambiamos" señaló Magdalena.

"Además, cuando alguien entra a la clínica podrá ver que hay una persona haciendo respetar los protocolos, ya que toma la temperatura, abre y cierra la puerta, cuando llega un paciente se toma los recaudos correspondientes de acuerdo con el servicio al que vaya. Así que hubo que coordinar todo eso. La gente a veces no entiende que hay que esperar afuera, lo que es incómodo o feo, pero son cosas que hay que respetar sí o sí; no todos llegan con tapaboca inclusive. Ahora nos acostumbramos, pero al principio fue un cambio grande, hubo una reeducación, tuvimos que readaptarnos a todo" siguió diciendo Gabriela.

"Los pacientes con Covid no iban a venir a Cemeda, sino que iban al Hospital Municipal, pero igualmente había que hacer un buen control en la puerta de acceso para que la persona que viniera con síntomas fuera tratada correctamente. Ha venido gente con síntomas inclusive. Y también los síntomas fueron cambiando, se fueron ampliando", explicó Magdalena Santander.

"Ahora no hay pacientes en la clínica. Antes reprogramamos las operaciones que estaban programadas, pero ahora no es necesario. Estamos trabajando normalmente. Igualmente, a todas las personas se las considera sospechosas porque hay pacientes asintomáticos, por lo que nos cuidamos de igual manera. Y si un paciente internado presenta algún síntoma inmediatamente se le hace el hisopado y se lo aísla, y en caso de dar positivo se lo lleva al centro que coordina Salud municipal" dijo Gabriela Echavarri, para resaltar ambas "el compromiso de nuestro personal, de la importancia que cumple cada uno en sus respectivos roles, ya que todos son importantes y hemos logrado un gran compromiso hacia la clínica y hacia la comunidad fundamentalmente. Esto nos sorprendió a todos, es muy cambiante y hay que estar atentas a todo, por lo que seguimos haciendo capacitaciones por zoom para estar preparadas".