Transparencia electoral, gestión, corrupción y el chico qom como ejes de la campaña
Sergio Massa resiste a la polarización que ya se manifiesta a través de las denuncias recíprocas entre el macrismo y el kirchnerismo. El caso Niembro contra la desnutrición chaqueña. Eseverri quiere meter de nuevo la gestión en la gente. Galli va por el voto peronista y Schwindt vuelve a nacionalizar la campaña.
Fue una mala semana para el oficialismo. A las denuncias de presunto fraude en Tucumán se le agregó la muerte por desnutrición del niño qom que sacudió tanto como la muerte de Aylan e hizo renacer el debate sobre la pobreza, algo que a Cristina le molesta muchísimo porque pone en agenda un tema sobre el cual el gobierno nacional se ufana de haberla erradicado casi definitivamente. La Iglesia advirtió que "la pobreza y la desnutrición no han cedido aun en épocas prósperas en recursos".
Es verdad, a la Presidenta la molesta mucho más las críticas referidas a la pobreza, desocupación, viviendas y derechos sociales en general, que cuando la acusan de casos de corrupción. Le es mucho más cómodo contrarrestar estas últimas, sea porque puede argüir que son parte de la campaña electoral, que someterse a la discusión sobre la pobreza, algo que el kirchnerismo había logrado instalar como un tema irrefutable e incuestionable.
Es que, como dice Borges, todo es un reflejo de lo opuesto, el Gobierno se había consolidado por oposición a lo que se dejaba atrás, sea la década del 90 como el período de la Alianza y la crisis de 2001. "Tomamos un país..., y dejamos éste...", insiste Cristina en cada una de sus cadenas nacionales. ¿Y qué representaba todo lo que se había dejado atrás?... desocupación, pobreza, marginalidad, y demás. Entonces, suena como un retroceso y una desmentida a ese discurso que cada tanto aparezca la muerte por desnutrición de un niño como pasó esta vez. Es como un fuerte cachetazo del cual el Gobierno no sabe como despegarse.
El otro punto sobre el que se vanagloria el Gobierno es el tema del afianzamiento de la democracia. Tucumán relativiza notablemente esa consigna. Es que ya no se trata de un tema institucional o clientelar, sino que las denuncias apuntan a que allí se habría cambiado el destino del voto y no le habría sido computado al candidato a quien iba dirigido. Al respecto, dicen que Scioli, un poco aturdido por las inundaciones en el norte bonaerense al llegar de su desafortunado viaje a Italia, estaría armando un plan antifraude por las sospechas de que el Conurbano se transforme en un nuevo Tucumán. El Gobernador perdió la brújula en ese momento y se jugó demasiado, hasta le lanzó algunas chicanas a Mauricio Macri, siempre con el afán de consolidar la polarización. Pero se olvidó que para el sector independiente, lo que pasó en la pequeña provincia es un tema demasiado sensible, y es un sector al que Scioli debe conquistar para eludir la segunda vuelta. No hay caso, al kirchnerismo duro lo puede su naturaleza y no lo deja moderarse para cautivar a ese electorado. Es más, su compañero de fórmula lo ninguneó al decirle que su nivel (el del Gobernador) no llegaba al de Cristina y sólo podía comparárselo con Macri, Massa o Del Caño. Casi como durmiendo con el enemigo.
"Un caso aislado"
Esta semana, Aníbal Fernández insistió con que la muerte del chico qom "era un caso aislado". Algo parecido dijo Jorge Capitanich. No lo es; pero aun así, un solo ser humano es la humanidad entera. Pero no lo es, sea por ausencia del Estado provincial, por cuestiones de cultura o por lo que sea, un chico de 11 años sólo pesaba 11 kilos. Y posiblemente esa desnutrición viene de sus padres y abuelos. Ese chico, como tal vez tantos otros, largan muy rezagados a la hora de comenzar la carrera de la educación. Lo que confirma una vez más que la sociedad, así como se reparten los bienes materiales, distribuye de la misma manera los bienes simbólicos, esto es, la educación, arma fundamental para defenderse en la vida y que podría ser un igualador social si todos partieran del mismo lugar biológicamente hablando.
Afortunadamente, el pueblo en su conjunto ha ido apropiándose de sus derechos sociales, y los utiliza y les confiere supremacía a la hora de elegir a sus representantes.
Polarizando denuncias
El kirchnerismo y el macrismo buscan polarizar hasta en las denuncias. A los ataques de la oposición sobre de Tucumán y la muerte del niño chaqueño, el oficialismo contraatacó con una denuncia contra las contrataciones a Fernando Niembro, primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y una de las caras visibles del Pro-peronismo. Macri y Vidal salieron rápidamente a defenderlo intentando deslegitimar la denuncia, y pusieron a disposición "toda la información" requerida por el oficialismo, a la vez que acusaban a los K de llevar a cabo una campaña sucia. En tanto, el massismo procura sacar partido tomando distancia de la disputa para penetrar en el votante independiente mostrándose lejos del fango de la campaña. No se sabe cómo le irá no subiéndose a ese ring. El riesgo que corren es que pierdan visibilidad.
Apoyos inciertos
Liliana Schwindt sigue con su proselitismo y espera que la visita de Sergio Massa el próximo martes le inyecte un plus de oxígeno a su trabajo.
El candidato presidencial estará mañana en Azul, ciudad que visitará con Felipe Solá y Facundo Moyano. Es posible que ambos se vuelvan y Sergio se quede para estar en Olavarría el martes, en donde hará encuentros con los medios y almorzará con la dirigencia. Lo que no se sabe aún qué énfasis le pondrá el curismo en apoyar la campaña. En ese espacio liderado por Mario Cura se estaría insinuando un cierto escepticismo respecto de la posibilidad de lograr el segundo diputado en la Sección, y carecen del incentivo de lograr una banca en el Concejo. ¿Será el mismo Solá el que les dé una inyección de optimismo y los convenza de la organicidad? ¿Con qué promesas? ¿Hay un tercero en discordia? ¿Existe alguna presión de la Provincia vía Oceba?
En lo local todo sigue como antes, un poco planchado después de las primarias pero cada uno trabajando "cuerpo a cuerpo" por el voto perdido o por conquistar.
La misma incertidumbre que existe sobre el voto peronista se tiene sobre el radical que acompañó a Ernesto Cladera. De todos modos, en el macrismo local suponen que el grueso acompañaría a Ezequiel Galli y que serían orgánicos con la decisión que asumió el partido, aunque un sector de los tradicionales insinúa -o amenaza, quizás para sacar algún rédito- algún acercamiento con el eseverrismo aunque por vía indirecta.
Convocatoria eseverrista
José Eseverri ya cuenta con el randazzismo, apuesta a un voto orgánico y a un reconocimiento de su gestión para captar el voto que se le negó en las PASO. ¿Un voto sancionatorio y emocional por haberse pasado al Frente para la Victoria? Es posible. Ahora se puso al frente de la campaña y ayer comenzó la ronda de convocatorias abiertas para debatir "con la gente los temas de la gente", dicen, y a su vez destacan la amplitud de la concurrencia.
Suena como una suerte de presupuesto participativo, y se verá si realmente lo es. La visita de Aníbal lo juntó con Juan Sánchez, quien estuvo expresamente invitado (Guillermo Santellán está de vacaciones), en tanto que Adriana Capuano y Sergio Milesi lo fueron a saludar al Aeropuerto.
También estuvo José Gervasio González Hueso con su madre, la ex diputada Alicia Tabarés. Ambos todavía no han tomado ninguna posición y no se sabe hasta qué punto depositarán la boleta del FPV, si le harán un corte distrital o si directamente la colocarán completa. Se comenta que en la próxima entrega de escrituras definiría si lo acompaña o no a Eseverri.
Necesidades y derechos
Son los derechos sociales los que hoy centralizan los ejes de la política. Los medios de comunicación acercaron a la gente otras formas de vivir, y las necesidades básicas como el de la vivienda y la alimentación dejaron de ser demandas excepcionales como lo fueron en el siglo XIX, cuando su satisfacción dependía del mercado y del propio esfuerzo de la gente, y se transformaron en derechos, que tienen como contrapartida la obligación de los Estados de satisfacerlas.
Eva Perón decía que en donde hay una necesidad general, existe un derecho, y este como tal obliga al referente de la sociedad, el Estado, a satisfacerlo. Sin embargo, la clase media o media-baja quedó generalmente marginada y arrojada al mercado mientras el Estado se ocupaba solamente de la marginalidad. Y esto fue por un falso o sumamente acotado concepto de "pueblo". El Plan Procrear vino a salvar parcialmente este error, pero todavía no alcanza para cubrir la enorme demanda de vivienda que aún existe. Ayer, 130 familias ocuparon tierras en Tandil, y aquella ciudad serrana, que se ufanaba de ser distinta, es hoy, también por la inseguridad, una más de la región.
El gobierno nacional tomó la dinámica inercial que venía desde Duhalde - Lavagna, continuó avanzando con los derechos sociales, pero luego, por una coyuntura internacional adversa agravada por errores propios, se quedó sin plan a largo plazo para resolver los problemas sociales que dejaban los comportamientos cíclicos de la economía, la ineficiencia política o los planes para pocos que se fueron implementando en esta Argentina espasmódica.
Se hicieron cosas, sí, pero todavía falta, y para ello habría que dejar de suponerse -y va para toda la dirigencia- que son los mesías salvadores de la Patria y que los anteriores fueron verdaderos demonios que sólo buscaron sistemáticamente el mal. Con tantas reinauguraciones históricas estaremos condenados al comienzo sin avanzar un solo paso hacia el futuro.
La clase dirigente argentina padece de un síndrome fundacional: cada uno cree que está fundando la República o inaugurando la historia. El país debe ir mejorando institucionalmente, integrando la diversidad regional a partir de sus diferencias, democratizar el poder, horizontalizarlo sin perder la referencia y la autoridad, y tener la humildad suficiente para encauzar un diálogo permanente para encarar planes a largo plazo sobre los temas medulares que sobrevivan a los gobiernos de turno. Sólo así se podrá mejorar, erradicar el desempleo y la pobreza, mejorar la educación y combatir al narcotráfico, a la inseguridad y a la corrupción enquistada en niveles institucionales. Caso contrario, la Argentina continuará siendo un país, si bien diferente al resto de Latinoamérica por su clase media, pero con los mismos problemas de las naciones postergadas de esta parte del mundo.
Es necesario reconocer y asumir los problemas, y tener el propósito de solucionarlos. Por lo menos, tener el compromiso de comenzar esa tarea. Ocultándolos o disfrazándolos sólo se logra perpetuarlos.