Tres eslabones de una misma cadena
El linaje de los Giaquinta vinculado con el rubro del seguro pasó de Mario Salvador a Mario Gustavo, y ahora Bruno aparece en la línea sucesoria aunque -medio en broma y medio en serio-, confesó que no va a ser tan sencillo quedarse con el sillón de su padre.
"Como coinciden los 60 años de la empresa con los 60 años de mi viejo teníamos la idea de hacer una celebración especial, pero esta pandemia frustró todas nuestras intenciones", contó Bruno Giaquinta, tercera generación en Giaquinta Seguros.
"El abuelo empezó en 1960, el año que nació papá, siendo solamente productor de Nativa, y hasta el momento que papá se hizo cargo de la empresa sólo trabajábamos con ellos", relató.
"Cuando el abuelo le fue cediendo las riendas, papá abrió un poco el abanico con otras compañías y ahora, muuuy -enfatizó- de a poco papá está largando el mando", bromeó.
La llegada de Bruno fue luego de culminar su carrera estudiantil en Buenos Aires.
"Me llamó esto; debe ser una cuestión de la sangre, y me vine para acá a trabajar con mi viejo para ver si de a poco podíamos ir haciendo el traspaso", añadió.
Bruno reveló que la pandemia no hizo otra cosa que acentuar una tendencia que se venía verificando en el rubro de las aseguradoras.
"Los seguros se venían digitalizando paulatinamente, y con esto de la pandemia se aceleró la virtualidad y la contratación a través de los distintos formatos electrónicos. En sí el trato de persona a persona ya no es común, y la mayoría de los trámites son virtuales", comentó.
En el mismo sentido advirtió, como un efecto no deseado de la modernidad, que "mucha gente se vuelca a las plataformas y pierden el asesoramiento, que es lo que realmente vale al hacer una contratación. Se dejan llevar por el precio y cuando aparece un siniestro no sabían que no contemplaba esto, o no tenía aquello, que no le cubría lo otro, algo para lo que nosotros somos idóneos y estamos preparados".
Los productos comprados por los consumidos argentinos han ido variando poco, según Bruno.
"La gente apunta fundamentalmente a resguardar su patrimonio, y en especial el automotor, primero porque la responsabilidad civil es obligatoria, también porque lo paran en la calle y de una le piden el seguro del auto", comentó.
Bruno lamentó que los usos y costumbres hayan llevado a "dejar de lado los seguros del hogar, seguros para las empresas y por lo general el seguro de vida. El auto existe porque una persona trabajó, la oficina está porque alguien laburó para ello y una empresa no se hizo sola, sin embargo esa parte de los seguros de vida está bastante descuidada".
"Las ART, al ser obligatorias, también la gente las toma", aclaró.
A las aseguradoras de riesgos de trabajo las tomó por sorpresa, como a todo el planeta, la aparición de la pandemia de coronavirus.
"Con esto de la pandemia, cuando arrancó en Olavarría existía un terror muy grande, y hoy en día se ha naturalizado mucho. Sabemos que es una enfermedad que tiene sus riesgos, necesita su atención médica, pero cuando arrancó había tan poca información que se creía que era el fin", puntualizó.
Bruno destacó que una vez pasado el shock "las empresas han adoptado los mecanismos oportunos, los protocolos necesarios y al primer síntoma nos avisan y nos dicen ''che, nos pasó esto, tengo un empleado con tal síntoma y lo aislé por las dudas''. La verdad que eso es totalmente valioso, primero porque resguarda la salud de un potencial enfermo y otra porque protege a la empresa, a los clientes y a las restantes fuentes de trabajo".
Para un enfermo con COVID una ART funciona como si se tratara de un accidente de trabajo, pero la cobertura en caso de contraer esta enfermedad es sólo por sectores, dependiendo de las comunicaciones del presidente Fernández.
"Las aclaratorias de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) van cambiando cada 14 días. Hay localidades que tienen la cobertura, otras que no. Los que sí la tienen son los trabajadores de la salud indistintamente de lo dispuesto por los decretos presidenciales", señaló Bruno.
Las aseguradoras deben estar muy atentas a lo que el presidente Fernández diga cada 14 días. Esto ha venido sucediendo desde mediados de marzo.
"Las áreas van cambiando de aislamiento social, preventivo y obligatorio a distanciamiento. Las primeras tienen cobertura de ART y en lo que es provincia de Buenos Aires contempla a los 35 municipios del AMBA, más General Pueyrredón (Mar del Plata), más Bahía Blanca, más Tandil y San Nicolás", comunicó.
¿Y Olavarría?
"Nosotros no estamos comprendidos desde el 7 de agosto, porque el criterio responde a la ocupación de camas, por eso Tandil volvió al área de cobertura. Ellos están colapsados con la ocupación de camas y Olavarría dentro de todo se mantiene, y eso habla bien del trabajo que se está haciendo", subrayó Bruno.
"Nosotros tenemos contacto permanente con el Hospital y con las clínicas, y se nota que el personal de salud está en un nivel de cansancio y de estrés que los pone casi en modo avión -graficó-, pero la verdad es que el trabajo que están haciendo es para valorar mucho, y gracias a ellos es que hoy en día la ocupación de camas es baja para la cantidad de casos que tenemos".
"Las empresas, como todos nosotros -reiteró Bruno Giaquinta- teníamos terror con el COVID el principio, pero después nos fuimos tranquilizando, naturalizamos que es una enfermedad que le puede tocar a cualquier empleado, o a los mismos dueños, y accionamos en función de lo que debemos hacer. Muchas empresas están hisopando por su cuenta al personal, y en ese sentido tampoco tenemos nada malo para decir".
Bruno había dicho que a la fuerza, por el COVID, el futuro ya llegó para las aseguradoras.
"La competencia es cada vez más dura, cualquier plataforma es un competidor, y deberemos amoldarnos y transformarnos a lo que dispone el mercado. Por lo general las compañías de seguro se han reconocido por la grandeza de sus edificios y por la cantidad de empleados, y de a poco todo eso va a ir desapareciendo con la digitalización y la virtualidad", pronosticó Bruno Gianquinta.