Es común escuchar a un creyente hablar de fortaleza. La Biblia está llena de historias y personajes que han encontrado su resiliencia en el poder divino. Muchas veces nuestros pensamientos, emociones y acciones contradicen nuestras creencias. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: porque no todos los problemas o situaciones que enfrentamos dependen de la situación en sí sino más bien de la actitud con la que enfrentamos.

La pandemia deja una gran lección: Llegó a todos. Es por eso que tenemos que entrenarnos para un desafío difícil y extremo. El cuidado de la salud es para hacer prevención de las enfermedades pero, déjame preguntarte, ¿qué pasa con tus pensamientos, emociones? ¿Cómo están las relaciones con amigos, vecinos y familiares en este corto viaje que denominamos vida?

La dimensión social tiene un fundamento claro en las buenas y sanas relaciones sobre todo en aquellas que son positivas, aunque el viaje no siempre proponga buen clima. Vale decir que, para llevarme bien con mis compañeros de viaje es clave tener una actitud positiva.

Uno de los pasajes más bonitos de la Biblia está en la carta que escribe Pablo, apóstol alegre, que desde una prisión expresa en Filipenses 4:13 lo siguiente: Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de dificultades. Sólo cuando Jesús es el centro de nuestra vida encontramos otra forma de hacer frente a la situación buena, mala, fácil, difícil, alegre o triste.

Pablo reconoció a Jesús como la fuente de todo su poder, fuerza que lleva a cumplir el deber de un cristiano, ser como Cristo, para resistir la tentación, para soportar la aflicción, dando paciencia para sufrir sin quejarse.

En Jesús hay gracia para crecer diariamente como un verdadero hijo de Dios debería hacerlo, amando a otros, a quien alguna vez hizo algo malo. En Jesús hay valor para vencer las batallas de la vida.

Filipenses 4:14: Sin embargo, fue muy bueno de parte de ustedes ayudarme en mis dificultades. El apóstol en pruebas extremas fue agradecido, no se quejó, reconoció que sus compañeros de viaje eran una bendición para él y para los que los rodeaban. Pablo apreció la simpatía y compañerismo de sus amigos. Para él las dádivas eran una prueba del amor de Dios.

Al mencionar dádivas no estoy pensando en obsequios materiales. Hablo de un genuino cristiano que debe centrase en hacer y compartir las obras de Cristo, obras de amor, sin pensar en recibir algo a cambio, Jesús dejó sus palabras en el corazón de los apóstoles. Hechos 20:35 "Hay más alegría en dar que en recibir".

Te dejo cuatro tips para que sean una herramienta útil al enfrentar cualquier situación que el Señor permita vivir:

1) Que en este próximo año que comienza no desaproveches la palabra de Dios y pases más tiempo leyendo la Biblia.

2) Que el amor a Jesús sea el motivo en tu corazón.

3) Que encuentres también la oportunidad de reconciliarte con los que necesitas reconciliación .

4) Que estos ingredientes le den sazón a tu vida y que puedas ser feliz llevando palabras de aliento, esperanza y amor, acompañadas con acciones concretas todo el año. Así haremos de Jesús el centro de nuestra vida, amando a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a mi mismo. ¡Felices Fiestas, Dios te bendiga!

Licenciado Javier Aguirre, pastor distrital de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.