La minería ha sido históricamente un pilar fundamental de la economía boliviana. Su potencial para impulsar el crecimiento económico es innegable, pero su impacto va más allá de las cifras de producción y exportación. Es crucial analizar este tema a profundidad, considerando tanto sus beneficios como sus desafíos.

Bajo la actual coyuntura económica que atraviesa Bolivia, apostar por la minería nuevamente no resultaría algo irrelevante. El impulso de un sector minero sostenible podría reportar a Bolivia la posibilidad de atracción de inversiones importantes que podrían traducirse en mayores volúmenes de exportación de minerales y, por tanto, mayor generación de ingreso de divisas para el país. 

Colateralmente, esto reportaría también otros beneficios para la economía boliviana como ser, la creación de mayores fuentes de empleo formal dado que la actividad minera demanda mano de obra tanto calificada como no calificada, contribuyendo a reducir el desempleo. Podría representar también un factor importante para reducir las grandes asimetrías regionales que tenemos en el país, puesto que las regiones mineras se beneficiarían de la inversión en infraestructura y servicios, lo que puede impulsar el desarrollo local. Asimismo, podría constituirse en un factor de impulso a otros sectores, dado que la actividad minera genera demanda de bienes y servicios variados, como la construcción, el transporte y la energía entre otros.

Así como oportunidades también se deben considerar algunos desafíos a afrontar y generar las políticas públicas adecuadas que hagan equilibrado y sostenible la inversión en este sector. En ese ámbito, los factores para considerarserían: 

- Las fluctuaciones de los precios de los minerales en el mercado internacional.

- La correcta gestión del impacto ambiental, dado que la extracción minera, si no se la realiza de manera responsable, puede ser nocivo para el medio ambiente.

- La correcta inversión y distribución de los excedentes que le genera el sector al Estado, para garantizar sostenibilidad económica de largo plazo.

- Adecuada gestión de conflictos sociales relacionadosespecialmente a la tenencia de la tierra y los derechos de las comunidades indígenas.

- El impulso a la industrialización de los minerales para generar mayor valor agregado y diversificar las exportaciones.

- El fomento a la investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia de los procesos mineros. 

Históricamente, la minería fue una actividad de gran relevancia en la economía boliviana. En los últimos tres años, alrededor del 50% de las exportaciones nacionales correspondieron al sector minero. Entre los principales minerales de exportación se encuentran el zinc, la plata, el plomo, el oro y estaño metálicos. 

A pesar de ello, el estado del sector de la minería en Bolivia no es de los mejores, puesto que no hay nuevos descubrimientos de yacimientos, no hay nuevas empresas, ni inversiones significativas y la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) no funciona como una corporación. Por otro lado, la presencia del sector cooperativo incrementa su presencia diariamente y genera desequilibrios en el sector, restándole competitividad. 

Adicionalmente, se debe modificar de manera integral la política del oro, debido a que Bolivia pierde, cada año, más de mil millones de dólares por su explotación fuera del control estatal. Los operadores no pagan las regalías correspondientes; operan en su mayoría sin licencia ambiental, desviando ríos e ingresando a áreas protegidas; se asocian con empresas privadas, casi todas extranjeras; se apropian de territorios donde los organismos del Estado no pueden ingresar; no pagan los impuestos que deberían; y cometen otras irregularidades más que muestran una débil presencia del Estado en estas actividades.

En un contexto global cada vez más consciente de los impactos ambientales y sociales“la minería sostenible” ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad imperativa. Las empresas mineras deben priorizar la sostenibilidad no solo porque contribuyen a la preservación del planeta, sino que también se posicionan como líderes en el mercado, desarrollan su reputación empresarial y fortalecen su licencia social para operar.

La sostenibilidad en la minería abarca tres dimensiones interrelacionadas, la primera es la “ambiental” que abarca la minimización de la huella de carbono, la gestión eficiente del agua, el manejo adecuado de los residuos, la restauración de los ecosistemas y la prevención de la contaminación. La segunda, relacionada a la dimensión “social”, que abarca el respeto a los derechos humanos, el diálogo con las comunidades locales, la creación de empleo, el desarrollo de proveedores locales y la contribución al desarrollo social. Y la tercera dimensión que es la “económica” que busca la maximización de los beneficios a largo plazo, la generación de valor compartido y la contribución al desarrollo económico sostenible.

Existen el mundo muchos ejemplos de países que han desarrollado su sector minero con políticas decisivas de sostenibilidad, como ser: (1) Australia, país Oceánico que ha adoptado prácticas en el ámbito de gestión de la biodiversidad, la rehabilitación de tierras y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; (2) Canadá, país norteamericano con un sector minero robusto que ha desarrollado estándares ambientales rigurosos; y (3) Suecia, país nórdico que ha implementado prácticas de sostenibilidad con un fuerte enfoque en la rehabilitación de terrenos y la gestión del agua. En la región, (4) Chile que se constituye en uno de los mayores productores de cobre del mundo, ha avanzado de manera importante en la implantación de medidas de sostenibilidad como ser, la reducción del consumo de agua, la gestión de residuos y la promoción de energías renovables.

Para fomentar la sostenibilidad en el sector minero boliviano, se debería considerar la implementación de estrategias como ser: (1) Fortalecimiento de la normativa ambiental, mediante la actualización y estricta aplicación de las leyes y regulaciones ambientales; (2) Inversión en tecnología limpia, mediante el impulso de la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias y eficientes para la minería; (3) Promoción de la certificación, mediante el fomento de la certificación de los sistemas de gestión ambiental y social de las empresas mineras; (4) Fomento de la economía circular, mediante la promoción de la reutilización y el reciclaje de los materiales mineros; y el (5) Desarrollo de capacidades, mediante la capacitación de los trabajadores y las comunidades locales en temas ambientales y sociales.

En Bolivia tenemos ejemplos de buenas prácticas en materia de sostenibilidad en el sector de la minería formal, es el caso del Grupo Minero Sinchi Wayra, que de acuerdo a su más reciente Reporte de Sustentabilidad 2023 muestra su política de gestión ambiental integral que busca promover la implementación de acciones y controles preventivos para evitar cualquier incidente ambiental, con acciones concretas en gestión de residuos, uso y rehabilitación de áreas y gestión del agua, entre otras. En similar línea, la Minera San Cristobal, de acuerdo a su más reciente Reporte de Sostenibilidad 2023 muestra un enfoque de gestión al cuidado y al uso racional, eficiente y sostenible de los recursos naturales basado en el uso eficiente del agua y la energía, gestión de residuos y rehabilitación de suelos. 

En una etapa de desaceleración económica como en la que se encuentra nuestro país, deberá ser tema prioritario de agenda, la incorporación de políticas públicas relacionadas a la reactivación económica con el impulso del sector de la minería sostenible, atrayendo mayor inversión privada nacional y extranjera, pudiendo traducirse en el mediano plazo en mayor crecimiento económico, mejores índices de empleo formal, desarrollo de infraestructura, mayor recaudación fiscal y transferencia de tecnología, lo cual contribuiría positivamente al desarrollo sostenible de nuestropaís.