El reconocido economista Gonzalo Chávez advirtió sobre el devastador impacto económico y social que los prolongados bloqueos y la crisis política actual están teniendo sobre Bolivia. En su análisis, Chávez comparó la situación con una “guerra económica”, señalando que los bloqueos de carreteras, que ya suman más de 15 días, han detenido la actividad económica, afectado cadenas de suministro y disparado la inflación.

Impacto inmediato y a largo plazo: Chávez afirmó que las pérdidas económicas por los bloqueos rondan los mil millones de dólares en apenas dos semanas. “Este es un impacto de múltiples dimensiones, de corto y largo plazo”, explicó. Además de las pérdidas directas, señaló que se están rompiendo cadenas productivas, contratos de exportación quedan incumplidos, la inversión extranjera se ha paralizado y las empresas nacionales enfrentan una creciente incertidumbre.

Inflación en ascenso: Según el economista, la inflación, que ya alcanzaba el 6.96% en septiembre, podría alcanzar los dos dígitos, acercándose al 10%. “La inflación es el peor impuesto para la gente”, afirmó, subrayando que esto afecta especialmente a las familias de menores ingresos. Chávez explicó que dos “diques de contención” de la inflación —el tipo de cambio fijo y el subsidio a los combustibles— se han quebrado, lo que ha generado una “tormenta perfecta” de inflación que no puede resolverse con medidas de corto plazo.

Responsabilidad y conflicto: Chávez responsabilizó tanto a Evo Morales como a Luis Arce por la actual crisis económica. Según él, Morales bloquea las carreteras, mientras que el gobierno de Arce se ha mostrado ineficaz en su respuesta. “Morales es responsable por acción y Arce por omisión”, afirmó.

Medidas urgentes necesarias: Para Chávez, la solución a esta crisis no es sencilla ni rápida. Argumentó que el gobierno necesita realizar una serie de reformas estructurales para estabilizar la economía, entre ellas, “cortar el gasto público, cerrar empresas estatales ineficientes, liberar parcialmente el tema de los hidrocarburos y volver a un tipo de cambio flexible, con intervención del Banco Central.” Sin embargo, advirtió que cualquier medida económica podría ser inútil si no se resuelve el conflicto político subyacente.

El economista concluyó con una fuerte metáfora: “El cuerpo económico del país está infectado, lleno de pus política. Sin defensas financieras ni estabilidad política, ninguna receta económica será efectiva en un paciente que se encuentra al borde del coma.”