El descubrimiento se dio 48 horas después de que el dueño de una vivienda ubicada en Cagnoli al 400, entre López Osornio y Sinke, hallara restos óseos pertenecientes a una tibia y peroné y parte de un pie izquierdo mientras recorría el alambrado perimetral que divide su propiedad de un terreno posterior.

El cuerpo fue ubicado tras un intenso rastrillaje por el predio, sobre el terreno, rodeado de abundante vegetación, y en principio los elementos secuestrados y las características permiten sospechar que podría tratarse del abuelo desaparecido.

Las intensas precipitaciones registradas el jueves hicieron reprogramar las tareas previstas en el predio de la zona de Uncas, solicitadas por la Jefatura Departamental en el marco de la causa iniciada por el "Hallazgo de restos óseos humanos".

Bajo la premisa de detectar otros elementos de interés, se desplegó este viernes un intenso rastrillaje en toda la manzana del cual participó personal de las cuatro comisarías, de la Sub DDI local, del Cuartel Central de Bomberos y del GAD.

Las tareas comenzaron alrededor de las 15 y aproximadamente dos horas después, los uniformados se toparon con el cuerpo sin vida, perteneciente a una persona de sexo masculino y mayor de edad, de acuerdo a los datos policiales.

Se encontraba en una zona de espesa vegetación, donde predominan las retamas y plantas de moras, en una suerte de refugio de matorrales, en posición de cúbito dorsal.

En un examen preliminar realizado en el lugar del hecho, se determinó que "a simple vista, el cuerpo no posee lesiones traumáticas". Posteriormente se procedió al recogimiento de los restos.

El cuerpo, en tanto, fue transportado en una unidad de traslado hacia la morgue judicial, donde está prevista para las próximas horas la realización de una operación de autopsia tendiente a determinar las causales de muerte.

Gregorio Leonardo Gómez, de 96 años, fue visto por última vez el pasado 1° de enero cuando salió de su domicilio para celebrar la llegada del año nuevo con un familiar. El hombre, viudo hace 8 años y sin hijos de sangre, pasó los últimos días de 2013 con su hijastra y el resto de la familia, en una vivienda de avenida Estrada al 100. Lo estaban alojando en esos días de calor, para cuidarlo y evitar que se deshidratara. Después de la cena y el brindis de año nuevo, todos se fueron a descansar, ya entrada la madrugada.

Liliana Mabel Cantarelli, quien radicó la denuncia, se levantó a las 9.10 y el abuelo ya no estaba. Pero no le resultó extraño que quisiera volver a su casa de Montevideo 142. Días después, y ante la falta de movimiento en el vivienda, se dirigió a la comisaría Segunda y radicó la denuncia.

A partir de allí, se llevaron a cabo diversos rastrillajes que los llevaron a recorrer la zona del cruce El Gallo en dirección hacia San Manuel, por caminos internos y campos, y el Lago del Fuerte, que arrojaron resultados negativos.

Fuente Diario El Eco de Tandil