Esta tarde, al salir del hotel rumbo al estadio de Villa Ingenio en El Alto, nuestra selección boliviana fue recibida por un grupo de fervientes fanáticos que, con el alma en cada grito, les dieron una despedida cargada de emoción y aliento. Al unísono, el canto de “¡Sí se puede, sí se puede!” retumbó en el aire, recordándonos a todos que el verdadero espíritu del fútbol está en la fe y el amor incondicional por nuestros colores.

No importa la dificultad del rival, ni las adversidades del camino. Hoy, la selección boliviana no jugará sola. Cada pase, cada carrera y cada esfuerzo en el campo estará respaldado por millones de bolivianos que creen en ellos, que sueñan con una victoria y que confían en la fuerza de este equipo que representa el coraje de una nación.

El Estadio Municipal de El Alto se vestirá de rojo, amarillo y verde y la altura será nuestra aliada.

A nuestros guerreros en el campo: jueguen con el corazón, luchen hasta el último minuto, porque detrás de ustedes hay un país que los sigue, que los alienta, que no deja de creer. ¡Sí se puede, Bolivia! Hoy, más que nunca, estamos con ustedes.

¡Vamos Bolivia, con todo!