“Lo voy a leer”, aseguró el presidente Luis Arce mirando el libro que sostenía en sus manos; era la novela Código Nicole, que le entregué personalmente en el piso 21 de la Casa Grande del Pueblo. Era lunes, después de una intensa conferencia de prensa ofrecida por el jefe de Estado. Los periodistas presentes, aquellos incansables compañeros que cubren el área política, rompieron en aplausos al presenciar el momento. Era un gesto sincero, genuino, y, sin duda, emotivo: uno de sus compañeros, un periodista más del grupo, era el autor de esa conmovedora historia. Ese colega soy yo, el mismo que publica estas líneas todos los jueves.

Aquel instante ha quedado grabado en mi memoria, como si el tiempo hubiese decidido detenerse unos segundos. Me sentí, y aún me siento, profundamente agradecido por el gesto espontáneo y sincero de apoyo que surgió de mis amigosperiodistas, y, en cierto sentido, hermanos. Susaplausos no fueron solo un gesto de cortesía; resultaron ser un abrazo invisible que me reconfortó el alma. Sus sonrisas me transmitían aliento, pese a las prisas y al constante apremio de la noticia. Fue un recordatorio de que, incluso en el competitivomundo del periodismo, la camaradería y la solidaridad, tienen también su propio espacio.

En un acto de reciprocidad inesperada, el presidente Arce también me entregó un libro: el segundo tomo de su obra: “El Modelo Económico Social Comunitario Productivo Boliviano”. No solo me lo obsequió, sino que también lo autografió, sellando el gesto con una calidez que no imaginaba. “Léelo también”, me pidió con una sonrisa. Y así, en un instante, aquel intercambio de libros —uno cargado de teoría económica y el otro de ficción novelística— se transformó en un evento profundamente significativo para mí. La simpleza del momento tenía un peso simbólico: era un reconocimiento de mi esfuerzo como autor y una invitación a valorar nuestras respectivas creaciones. Prometí leerlo, y lo haré.

Escribir Código Nicole no fue fácil. Fueron cuatro años de trabajo arduo, de dudas, de pequeñas victorias y grandes desafíos. Pero el esfuerzo está dando frutos que jamás imaginé. La emoción de ver la novela publicada a nivel internacional por tres importantes editoriales —una en Estados Unidos, otra en España y la tercera en Alemania— es indescriptible. Saber que Código Nicole está disponible con dos portadas diferentes, mostrando a Nicole, esa hermosa guerrillera que protagoniza esta aventura, me llena de satisfacción.

En Bolivia, el apoyo tampoco ha faltado. La Fundación Para el Periodismo tuvo el noble gesto de presentar la novela en sus instalaciones, un acto cargado de amistad y calidez que valoro profundamente. A esto se suman los gestos de familiares, amigos y autoridades de gobierno, como la viceministra de Comunicación, quienes se tomaron el tiempo de acompañarme en este recorrido. A todos ellos, les agradezco por esa gentileza.

Código Nicole es una obra que no toma partido político, como ninguna de mis actividades que realizo, ya sea como persona o comunicador. Es una novela de ficción basada en hechos reales y en mi experiencia periodística durante más de una década cubriendo el conflicto armado en Colombia. Sin embargo, siento que esta historia también lleva consigo un pedazo de Bolivia, de mi identidad y de mi esencia. Haber exportado esta obra al mundo no solo me llena de orgullo como escritor, sino también como boliviano.

¿Te animas tú también a adentrarte en esta aventura?