El MAS, desde el inicio de su gestión el 2006, tuvo un impacto profundo en Bolivia, pero la narrativa oficial de “logros históricos”, ha sido cuestionada por los efectos negativos que su modelo político, económico e institucional ha dejado en el país. La polarización social, la erosión de la institucionalidad, el desgaste económico y el deterioro de los valores sociales son problemas que persistirán más allá de su tiempo en el poder.

Deterioro de la política y la polarización social

Uno de los legados más evidentes del MAS, ha sido la agudización de la polarización política y social. Bajo el pretexto de la “refundación” de Bolivia, el MAS instauró una narrativa política basada en la confrontación entre “el pueblo” (indígenas y clases populares) y las “élites” (blancas, mestizas y de clase media). Si bien este discurso tuvo éxito al ganar apoyo de sectores históricamente marginados, también profundizó las divisiones internas en el país.

A medida que el MAS consolidaba su poder, se fue cerrando el espacio para el debate y el diálogo. En lugar de fortalecer el sistema democrático y promover una cultura de respeto a la diversidad política, logró imponer una cultura donde la oposición fue satanizada y catalogada como “vende patria”,“golpista”, “separatista” y otros calificativos. Este clima tóxico,debilitó las bases de una democracia plural y robusta, y favoreció la confrontación permanente, lo que inviabilizó la posibilidad de construir consensos nacionales, en temas claves para el desarrollo del país.

Deterioro de la institucionalidad

El MAS también es responsable de la erosión sistemática de las instituciones del Estado boliviano. Bajo su mandato, se intensificó la cooptación política del Órgano Judicial y laanulación de la Asamblea Legislativa Plurinacional, con el objetivo de asegurar su hegemonía en todos los ámbitos del poder. Desde la selección de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y el Tribunal Constitucional, a través de procesos controlados por el oficialismo, hasta el uso de la Asamblea Legislativa para aprobar leyes sin el más mínimo contrapeso, el MAS ha socavado la independencia y credibilidad de las instituciones que deben garantizar la justicia y el equilibrio de poder en el país.

El caso más emblemático de esta erosión institucional, fue la interpretación constitucional que permitía la reelección indefinida de Evo Morales, a pesar de que un referéndum popular en 2016 rechazó explícitamente esta posibilidad. Esta maniobra, que involucró una reinterpretación de los derechos humanos para justificar la continuidad en el poder, fue un atentado contra la voluntad democrática del pueblo y un golpe a la legalidad constitucional. Este episodio no solo dañó la confianza en las instituciones, sino que también dejó un precedente peligroso para el futuro de la débil democracia boliviana.

Debacle económica

En términos económicos, el MAS continuó un modelo basado en la extracción de los recursos naturales, especialmente los hidrocarburos. Esta política se dio en un contexto de crecimiento económico sostenido durante los primeros años de su gestión, principalmente gracias a los altos precios internacionales del gas y minerales. Esta bonanza, no se tradujo en una diversificación productiva ni en un desarrollo sostenible a largo plazo.

La dependencia de Bolivia de los ingresos provenientes del gas,dejó al país vulnerable ante las fluctuaciones del mercado global. En lugar de aprovechar la coyuntura favorable para invertir en la diversificación económica o en mejorar la competitividad del sector privado, el gobierno del MAS se concentró en expandir el gasto público, financiar costosos proyectos de infraestructura —la mayoría de dudosa viabilidad— y aumentar los subsidios estatales. Este modelo, basado en la redistribución de recursos más que en la creación de nuevas fuentes de riqueza, generó un problema estructural: una economía dependiente del Estado y vulnerable a los ciclos de los commodities.

Con el tiempo, la caída de los precios de los hidrocarburos expuso la fragilidad del modelo económico masista. Los altos niveles de gasto público resultaron insostenibles, y Bolivia comenzó a acumular déficits fiscales significativos, lo que ha incrementado su endeudamiento externo y ha puesto en peligro la estabilidad económica a futuro. Además, las inversiones extranjeras se vieron afectadas por la inseguridad jurídica y el intervencionismo estatal, lo que limitó la capacidad del país para atraer nuevos capitales.

Impacto en los valores sociales y comunitarios

Otro de los legados más preocupantes del MAS, ha sido su impacto en los valores sociales (normalizando la corrupción y el delito) y en el tejido comunitario de Bolivia. Si bien el discurso del MAS se centraba en la inclusión y la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas y los sectores más desfavorecidos, en la práctica, el MAS promovió una visión simplista y maniquea de la realidad social, en la que solo aquellos que apoyaban al “proceso de cambio”, eran considerados “auténticos representantes del pueblo”.

Este enfoque excluyente profundizó las divisiones sociales, creando un ambiente de desconfianza y resentimiento entre diferentes sectores de la sociedad. Por ejemplo, las tensiones entre los pueblos indígenas del altiplano y las regiones del oriente boliviano se exacerbaron, especialmente en el contexto de las “políticas” de distribución de tierras. 

Además, el MAS instrumentalizó el concepto de plurinacionalidad para consolidar su poder, pero sin respetar plenamente las autonomías ni los derechos de las comunidades indígenas. En muchos casos, las demandas genuinas de estas comunidades fueron ignoradas o reprimidas cuando no coincidían con los intereses del gobierno central. Este doble discurso socavó la credibilidad de las políticas de inclusión y creó un desencanto entre las bases sociales que, inicialmente, habían apoyado el proyecto del MAS con esperanza.

Un legado difícil de superar

El desafío para Bolivia en los próximos años será reconstruir un sistema democrático verdaderamente plural, en el que se respeten las diferencias políticas y se fortalezcan las instituciones. También será crucial diversificar la economía para evitar la dependencia de los recursos naturales y fomentar un crecimiento sostenible e inclusivo. Solo mediante un proceso de reflexión y cambio, Bolivia podrá superar los efectos negativos de la era del MAS y avanzar hacia un futuro más próspero y justo para todos.